"Cada actor del sector tiene un gran reto delante suyo. El gobierno debe enfrentar varios, potenciar la minería estatal, pasar de la venta de concentrados de mineral a la venta de metales o de productos con valor agregado, aumentar el aporte local a las operaciones del sector y hacer que el zinc – nuestro metal más exportado y por el que sufrimos los mayores descuentos – sea procesado en nuestro territorio”, establece el experto.
Hoy, la minería estatal está limitada a tres operaciones, Huanuni – Vinto, Colquiri y Corocoro y se apoya, sobre todo, en la exportación de estaño. “Cuando la cotización de este metal cae, la economía de la COMIBOL se tambalea”, detalla Córdoba.
Este análisis establece que aunque se sostiene que la COMIBOL es rentista, sus principales ingresos vienen de la venta de sus productos y, en los últimos años, su principal asociada ha declarado pérdidas en sus operaciones, por lo tanto, no le ha pagado nada del 55% correspondiente a su parte en los acuerdos.
Actualmente, en valor, el aporte de COMIBOL a la minería nacional no llega al 10%. Por lo que éste se convierte en uno de los grandes desafíos para el siguiente gobierno.
La actual situación en esta entidad estatal es de emergencia, dado que en las últimas horas, a través de un comunicado, se conminó a los gerentes y personal ejecutivo que pongan sus cargos a disposición, tras la nueva posesión de la Máxima Autoridad Ejecutiva (MAE) de la institución, Joaquín Orlando Andrade. Este hecho pone en mayor incertidumbre el funcionamiento y operatividad en este sector.
El Servicio Nacional de Registro y Control de la Comercialización de Minerales y Metales (SENARECOM) informo que a junio de este año el total general de las regalías mineras llegó a 587,9 millones de bolivianos.
“Para los próximos años se prevé el mantenimiento de la tendencia a subir de los precios de los metales con la volatilidad habitual del corto plazo por lo que, de mantenerse los niveles de producción de los últimos años, los ingresos debidos a la exportación de minerales crecerán continuamente”, agrega Córdova.
Sin embargo, uno de los grandes problemas que se percibe para los siguientes años es el agotamiento de los yacimientos en actual explotación, particularmente los de las empresas privadas. Los de la COMIBOL se muestran, todavía, con muchas reservas, “pero Orvana ha detenido sus actividades hasta octubre de 2020 y se dedicará a explotar sus colas que contienen una buena cantidad de oro, todavía. San Cristóbal está cerca del plazo que ella misma se fijó y esto significa fuertes disminuciones en los ingresos del país”, alerta el experto.
Mientras se mantengan las condiciones de operación de COMIBOL, es esencial el apoyo externo para aprovechar la coyuntura de buenos precios y para avanzar en los eslabones de la cadena de valor del sector. Sin embargo, establece Córdova, los mensajes que ha lanzado continuamente el gobierno del MAS no son precisamente alentadores para los capitales extranjeros.
“La anulación de un proceso de selección y adjudicación de una empresa para añadir valor al litio de Uyuni, de manera inconsulta y precipitada, es una de varias situaciones en las que se muestra que no ofrecemos seguridad a los inversores. Con esto, es cada vez más difícil captar inversores para hacer crecer nuestra minería”.
Los obstáculos originados dentro y fuera del país para el montaje y puesta en marcha de plantas metalúrgicas de zinc muestran que debe delinearse una estrategia mucho más fina para conseguir ese cometido; de otra manera, se perderá otra década intentando dar un salto en la adición de valor a nuestros concentrados.
El problema más grande de la minería nacional es que vende concentrados de minerales. En esta operación comercial descuentan al país los costos de obtener los metales en alguna planta procesadora instalada fuera del país, además, no le pagan por el valor total de los metales y, más bien le descuentan por la presencia de algunos de ellos.
“Hasta el momento, prácticamente, la COMIBOL es la única empresa que no vende concentrados (exceptuando el de zinc de Colquiri). Un gran desafío para el gobierno que viene es hacer que ya no se exporten minerales sino, metales o productos con valor agregado”.
Por otra parte, sólo el 28% (en valor) de los insumos de la minería son aporte local; más del 72% se importa. “Un reto básico y fuerte es invertir esta relación fabricando la mayor cantidad de esos insumos en el país”.
Reactivos químicos, equipos y maquinarias se importan. Su producción local es posible y, por tanto, ésta constituye uno de los más grandes desafíos para el próximo gobierno.
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