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Economía

Etanol: Aguaí garantiza inversión en año electoral y pide no temer ampliar frontera agrícola

El presidente de Aguaí, Cristóbal Roda destaca que este ingenio invirtió más de $us 400 mil en el actual periodo gubernamental y que su apuesta es contribuir no solo a la seguridad alimentaria, sino también energética.
20 de Enero, 2019
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Cristóbal Roda y Emilio Colamarino, ejecutivos de Aguaí. Fotos: ANF
Santa Cruz, 20 enero (ANF).- El Ingenio Sucroalcoholero Aguaí afirmó a través de sus máximos ejecutivos, que el 2019, año electoral, seguirá invirtiendo para garantizar no sólo el abastecimiento de azúcar para el mercado interno, sino también el alcohol anhidro necesario para la producción del etanol, en el marco del acuerdo arribado con el Gobierno para impulsar los biocombustibles. Pidió no temer a la ampliación de la frontera agrícola.

En entrevista con ANF, el presidente de Aguaí, Cristóbal Roda afirmó que este ingenio -el más joven del país en su rubro- se atrevió a invertir más de $us 400 mil en el actual periodo de Gobierno y que su compromiso es de vigorizar la industria sucroalcoholera. Fue la primera industria del rubro en instalar una planta deshidratadora que garantice un alcohol con cero por ciento de agua.

De hecho, los cálculos iniciales del proyecto de los biocombustibles apuntan a una producción de medio millón de litros en los próximos tres a cuatro años; es decir, tres veces más de la producción actual.

“Eso requerirá una inversión de $us 1.600 millones, $us 1.000 millones en el agro y $us 600 en la industria, lo que significa cuatro nuevos ingenios, todo ese efecto tendrá una incidencia de medio punto en nuestra economía; si hoy crecemos al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) con estas inversiones crecerá al 4,5%, serán inversiones paulatinas”, aseguró.

Roda destacó el compromiso de los ingenios azucareros de venderle a YPFB al menos 150 millones de litros de alcohol anhidro para la producción del etanol, un combustible de mayor octanaje que la gasolina especial.

“Lo importante es mostrar qué va a ganar el país con este programa de biocombustible y hablamos del agricultor, transportista, industrial, de los trabajadores, comerciantes, de los distribuidores de combustible, del simple ciudadano que va a cargar la gasolina mezclada con etanol, luego impuestos, la disminución de las importaciones de aditivos por el Estado”, afirmó.

El empresario destacó el efecto multiplicador de la industria de los biocombustibles que impulsará a los productores agrícolas a comprar maquinaria, a ampliar su frontera agrícola, a contratar gente para la siembra de caña y labores agropecuarias, para la aplicación de herbicidas y la cosecha, pero también la participación de transportistas en el traslado de la caña en la industria. 

“Estoy incluyendo a Bermejo de Tarija y a San Buenaventura del norte de La Paz. Todos los ingeniso vamos a recibir esa caña y procesarla; el 60% será para el agricultor y el 40% para la industria por haberla procesado”, indicó.

“No hay que tenerle miedo de aumentar los cultivos” 

A criterio de Cristóbal Roda, Bolivia ingresó a la era de los biocombustibles muy tarde, pues ocupa el puesto 67 en el mundo en la producción de los combustibles verdes. “El primer país en lanzarse a la era de los biocombustibles fue Brasil en la década de los 70´ y luego Paraguay. En América Latina el antepenúltimo fue Argentina que empezó hace seis años y actualmente, Bolivia”, indicó. 

“El interés que Bolivia ingrese a la era de los biocombustibles es ampliar esa frontera y ese agricultor que recibirá ese dinero se llevará el 60% del valor del litro del alcohol, se llevará la gran parte de la torta porque hay una ley dictada por el Gobierno que viene a corroborar, que es la 307, que ratifica que de un kilo de azúcar o un litro de alcohol el 70% de ese valor le pertenece al productor agropecuario sea pequeño, mediano o grande”, señaló.

Por su parte el productor invertirá 1.000 dólares por hectárea y se compromete a garantizar la caña de azúcar. 

El secretario general de Aguaí y miembro del directorio de la Cainco, Emilio Colamarino afirmó que no se trata tanto de ampliar las áreas de cultivos, sino de mejorar la productividad. 

“Quizás es la mala apreciación que se piensa que se va a deforestar, se trata de producir probablemente en el mismo campo que es un desafío para los productores, y ese será el desafío para los productores, mejorar los niveles de producción de cada terreno y cambiar un cultivo por otro”, señaló.

Según Colamarino, la caña de azúcar es uno de los cultivos que menos impacto tiene en el medioambiente. “Es uno de los cultivos que mejor aporta para el CO2 (dióxido de carbono) porque si se tiene un cultivo caña de azúcar permanentemente se lo renueva cada cinco años y hay menos evaporación de nitrógeno y fósforo”, dijo.

El agropecuario aseguró que la superficie cultivada en Bolivia es bastante pequeña en relación al tamaño de la tierra disponible. “Si consideramos el tamaño de la tierra que podemos cultivar, estamos en pañales, Paraguay que es un país más pequeño siembra tres o cuatro veces más soya que nosotros y la exporta”, manifestó.

Sin embargo, el crecer en la frontera agrícola en opinión de Roda no implica “tumbar la Amazonía” pero si la superficie cultivada a la par de mejorar la productividad, que con el uso de la urea como fertilizante nacional, la producción de caña puede incrementarse en un 20%, de su rendimiento actual de 70 toneladas por hectárea.

“En Bolivia hay 1 millón de hectáreas con soya y de caña solo el 15%, 150 mil hectáreas, con esos niveles no hay que tenerle miedo que Bolivia pueda duplicar su superficie de cultivo que significa desarrollo, sin afectar en lo absoluto a lo medioambiental”, aseguró.

Aguaí produce azúcar sin azufre y se encuentra al 60% de su capacidad y espera alcanzar hasta el 2020 al 90% de su capacidad instalada.

El criterio no es compartido por la fundación Productividad Biósfera Medio Ambiente (Probioma) que alerta que la “era del etanol” sacramentada con la nueva ley, será desastrosa para la Amazonía y la Chiquitanía; macroregiones que se verán afectadas en sus bosques, fuentes de agua y biodiversidad. 

/JMC/ 

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