La Paz, 22 de octubre (ANF).- El experto en temas de hidrocarburos, Álvaro Ríos, teme que por la declinación constante de los campos productores de gas y la capacidad de producción que en 7 años cayó en al menos 28%, Bolivia en 2030, sino inicia una exploración masiva, termine siendo importador de gas natural.
“El 2014 teníamos una capacidad de producción de gas de 61 millones de metros cúbicos día y en este momento (2021) esa capacidad de producción está alrededor de 44 millones de metros cúbicos día -cayó en 27,8%-, y cada año estamos declinando a razón del 3 al 4%, entonces eso quiere decir que el año 2025 o 2026 básicamente va a quedar muy poco gas para exportar, y si no hacemos nueva exploración masiva, diría que el año 2030 vamos a comenzar a importar gas natural”, señaló Ríos en entrevista con ANF.
El también exministro de Hidrocarburos y Energía, durante el Gobierno de Carlos Mesa, dijo que por la baja producción de gas natural el Gobierno, en 2020, Bolivia firmó un nuevo contrato de gas con Brasil hasta 2025, tras concluir el anterior contrato de 20 años, pero con un menor volumen.
“Bolivia ya no tenía la capacidad para mandar los 30 millones de metros cúbicos día que se tenían contratado por 20 años, entonces se bajó el volumen (en el nuevo contrato) entre 20 millones y 14 millones de metros cúbicos día, y está vigente hasta el 2024 y 2025, dependiendo de cuánto volumen se use”, señaló.
Ese contrato con Brasil está en marcha, y “en este momento por la sequía (el país vecino) está pidiendo el máximo del gas, o sea está enviando Bolivia 20 millones al día”.
Cuando concluya el contrato en 2024, el último en ser firmado con Petrobras, dijo Ríos, los próximos que se firmen en Brasil serán con empresas privadas, “pero queda muy poco gas para negociar después del 2025, porque la curva de producción de gas, o sea los volúmenes de los campos que tenemos descubiertos, están en plena declinación”.
El especialista indicó que ante esta declinación en la producción gas natural también entra en juego el contrato de gas con Argentina, vigente desde 2010, que establecía un máximo de envío de 27 millones de metros cúbicos día, que en la actualidad se ha reducido.
“En la medida en que Bolivia no podía enviar gas y Argentina tampoco necesitaba, ese volumen ahora está en alrededor de 11 millones de metros cúbicos día, porque la capacidad de Bolivia tampoco da”, apuntó.
De la actual capacidad de producción de gas natural de 44 millones de metros cúbicos día, se destina 14 millones al mercado interno, 20 millones al Brasil y solo quedan 10 millones de metros cúbicos días para Argentina. Bolivia negocia con Argentina la cantidad de envío.
“Por eso se está negociando en este momento para que la capacidad máxima de envío para Argentina sean 10 millones de metros cúbicos día y no hay más”, apuntó el especialista.
Ríos dijo que con esta caída constante de la capacidad de producción de gas natural y sin nuevos hallazgos, el próximo año va haber menos para la Argentina; “no va haber 10 millones, va haber 8 millones y luego va haber 5 millones de metros cúbicos día”.
Muestra de esta caída en la producción de hidrocarburos, es que el Gobierno aumentó la importación de gasolina y diésel en cerca de un 36% y 71%, respectivamente, y a este paso, agregó, en 2023 o 2024 vamos a comenzar a importar GLP (gas licuado de petróleo).
“Por esta situación yo vengo sosteniendo que Bolivia no puede darse el lujo de importar toda la gasolina, todo el diésel, y el 2024 comenzar a importar GLP, y el 2030 comenzar a importar gas natural; eso es muy dañino, porque tenemos recursos bajo el suelo, pero tenemos una legislación no favorable para las inversiones” en hidrocarburos, dijo.
Ríos indicó que lo peor es que Bolivia en los próximos 20 años va a seguir necesitando gasolina, diésel, gas natural, jet fuel, GLP, por lo que es vital que se realice una “reforma profunda al sector hidrocarburos, con una nueva ley de hidrocarburos, un marco contractual diferente, porque si no vamos a terminar importando de todo”.
Refirió que si bien la Ley 3058 de Hidrocarburos de mayo de 2005, promulgada por Hormando Vaca Diez, ayudó a “cosechar y ordeñar la vaca, mató la exploración junto con la nacionalización, porque la nacionalización ahuyentó la inversión” y “los altos impuestos de la Ley 3058 hicieron lo mismo”, entonces, “básicamente la exploración ha sido muy escasa y no suficiente para reponer las reservas”.
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