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Nacional Sociedad

Pese a los esfuerzos, la Bolivia próspera no logra frenar la muerte de sus madres

El país sigue presentando los índices más altos de América Latina y el Caribe, con una tasa de 160 mujeres muertas por cada cien mil nacidos vivos. El bono Juana Azurduy aumentó los controles, pero las cifras de mortalidad siguen altas. Te invitamos a recorrer este especial sobre uno de los problemas sociales más sensibles de Bolivia.
12 de Diciembre, 2016
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Los controles prenatales son importantes para evitar muertes maternas. Foto: Archivo
Los controles prenatales son importantes para evitar muertes maternas. Foto: Archivo
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Mariela Laura

La Paz, 12 de diciembre (ANF).- El ciclo del embarazo para muchas mujeres debiera ser una etapa feliz  y no peligrosa. Pero en Bolivia traer a un niño al mundo supone una amenaza, sobre todo en las áreas rurales donde las madres siguen falleciendo durante o después del alumbramiento por distintas complicaciones. 

Los datos de mortalidad materna van a contramano de las cifras de la economía. Bolivia mejoró en los últimos años de 2,7% (2003) a 4,6% (2016) su crecimiento económico, pero los esfuerzos del Gobierno por tratar de reducir la mortalidad materna no han logrado los resultados esperados, ya que el país sigue presentando los índices más altos de América Latina y el Caribe, con una tasa de 160 mujeres muertas por cada 100 mil nacidos vivos, lo que significa que 538 mujeres murieron a consecuencia de complicaciones del embarazo, parto y post-parto, según los datos del Estudio Nacional de Mortalidad Materna de  2011.

De acuerdo al informe de Mortalidad Materna en Bolivia, las complicaciones más comunes que se presentan son la hemorragia con 33%, infecciones 17%, aborto 9%, hipertensión 5%, y parto prolongado 2%.


Sin embargo, entre las causas externas relacionadas a los fallecimientos de las madres también está la violencia (patadas en el vientre, golpes y otros), homicidios y suicidios. Este último motivo se registra más en embarazos de adolescentes que al verse en gestación temen la reacción de sus familias y deciden quitarse la vida.

Morir para dar a luz
Cuando supo que estaba embarazada por tercera vez, Juana (30 años) se sintió feliz y se lo comunicó a su partera de confianza, doña Yola Chambi (72 años), que ya le había ayudado a dar a luz a sus dos primeros retoños. La partera, al palpar el vientre de su paciente supo que la mujer tenía cinco meses de embarazo.  A pesar de no haberse realizado controles prenatales, la etapa gestacional fue normal. Entrando al noveno mes comenzó a sentir dolores fuertes en el vientre.

Pidió la ayuda de doña Yola que llegó para revisarla. Por fortuna, la madre estaba en buenas condiciones y las molestias se debían al esfuerzo que hizo cuando ayudó a su pareja en las labores agrícolas en Batallas (La Paz), donde vive con su familia. Pero los dolores continuaron, ante eso el esposo decidió llevar a Juana a un centro de salud y allí los médicos le dijeron que los malestares eran normales y que su hijo nacería en un mes.

Le dieron un analgésico y la enviaron de regreso a su hogar. “Ves, esa mujer no sabe. Falta todavía un mes. Hay que escuchar al médico”, le dijo el marido en el camino, en referencia a Yola.

Cuando llegó la fecha pronosticada por la partera, Juana comenzó a sudar y a sentir calambres y pidió al padre de sus hijos que contacte a su partera, pero éste le dijo que era mejor esperar porque, según los profesionales, no era la fecha para el nacimiento del bebé. Pasaban las horas y el dolor incrementaba. Comenzaron las contracciones y aún no había ayuda.

Sólo cuando la vio gritar y llorar del dolor intentó comunicarse con la partera. Primero avisó a sus familiares que atendieron a Juana que ya estaba en labor de parto y el pequeño comenzaba a nacer. Su salud se debilitaba por el abundante sangrado y después de un par de horas, doña Yola llegó hasta el domicilio junto a su esposo.

Cuando la miró supo que lo más trágico iba a pasar. El bebé aún no nacía completamente y la mamá estaba desfalleciendo, intentó reanimarla. Le dieron agua, un caldo de gallina, pero los esfuerzos fueron en vano. La mujer perdió mucha sangre y no pudo aguantar más.

“Ya estaba muerta la mamá. La wawa no estaba naciendo todavía y tuve que sacarle con mis manos porque la mujer ya estaba tiesa”, recuerda doña Yola, que tiene 52 años de experiencia en traer bebés al mundo.


Las cifras que no ceden
El investigador del Observatorio de Mortalidad Materna y Neonatal de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Marco Paz, dijo que en los últimos años, La Paz y Cochabamba no mejoran en cuanto a las muertes maternas, mientras que otros departamentos han evolucionado positivamente.

"Algunos departamentos han tenido evolución diferente, otros han mejorado bastante, La Paz es uno de los que no mejora, Cochabamba ha incrementado, Potosí es uno de los más elevados aunque ha disminuido su mortalidad materna, Tarija lo ha hecho bastante bien en los últimos 10 años", dice.

Los datos comparativos sobre Razones de Muerte Materna (RMM) entre 2000 y 2011, dan cuenta de que La Paz tenía 282 casos de muerte materna por cada cien mil nacidos vivos y 11 años después, registra 289; mientras que Potosí reflejaba 333 fallecimientos, luego 255; Cochabamba 130, después 188; Oruro descendió de 184 a 126 en 2011; Beni de 222 muertes bajó a 96 casos, Chuquisaca de 85 a 83, Pando subió de cero a 68, Tarija 179 a 63 y Santa Cruz de 101 a 60 casos de decesos por cada cien mil nacidos vivos.

Es decir que los departamentos como La Paz y Cochabamba presentan las cifras más altas de Bolivia, mientras que la Villa Imperial, Chuquisaca y Oruro reflejan una disminución en muertes maternas. Uno de los casos más destacados es el de Santa Cruz que redujo la mortalidad en 40%.


El bono Juan Azurduy no impacta
Para el especialista del Comité de Mortalidad Materna, Perinatal y Neonatal de El Alto, Marco Colque, la idiosincrasia es un factor determinante en el occidente o altiplano para que se registren números altos de mortalidad materna, mientras que en el oriente, donde los casos son mínimos, las mujeres embarazadas son más conscientes sobre su salud y acuden a los controles prenatales a diferencia de otros lugares.

“Vemos que en el oriente acceden mucho más a los servicios y no porque tenga a mano (los servicios de salud), sino porque se preocupan por su bienestar y eso hace que acudan. Antes, en el oriente se tenía una cobertura del 100% mientras nosotros (La Paz)  llegábamos apenas al 50%. Esto influye la idiosincrasia, la formación, en las provincias de occidente”, declaró.

Según la apreciación de Colque, en los últimos años, el bono Juana Azurduy impulsó a que las madres acudan más a los centros de salud para realizarse los controles prenatales, empero no disminuyeron los fallecimientos. En 2018 se prevé un análisis del impacto del bono Juana Azurduy, que es otorgado a las mujeres embarazadas.

Este beneficio se otorga desde 2009 a las mujeres desde la gestación hasta que el niño cumple dos años. El Gobierno les da cada mes 50 bolivianos y en total una madre percibe 1.850 bolivianos, siempre que se haga sus controles médicos.

Para el Ministerio de Salud, el bono cumplió con su objetivo porque en 2010 sólo había una cobertura de 30%, mientras que hasta agosto de esta gestión se llegó al 60% y se espera que a fin de año alcance el 85% de acceso a controles prenatales.

El jefe de Salud Sexual y Reproductiva del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de La Paz, Germany Hurtado, indicó que el bono solo sirve para que las mujeres inicien los controles prenatales.

"El bono ha aumentado el control prenatal en el primer nivel. La mayoría de las mujeres se han hecho cuatro revisiones, pero no incidió en la disminución de muertes maternas. El índice sigue siendo el mismo, el bono es beneficioso para iniciar los controles", dijo.


Las tres demoras
La mayoría de las muertes maternas pueden evitarse, pero debido a diferentes complicaciones las mamás mueren durante el traslado a los hospitales o a la falta de atención oportuna en los establecimientos de salud. En muchos casos también influye el factor cultural, sobre todo en el área rural donde las mujeres tienen miedo que "otros" invadan su intimidad y por eso prefieren dar a luz en sus casas sin prever el riesgo de las complicaciones que muchas veces acaban con sus vidas.

El especialista del Comité de Mortalidad Materna, Perinatal y Neonatal de El Alto, Marco Colque, identificó tres demoras que influyen en la muerte de mujeres embarazadas.

Una es el factor cultural o la decisión de familia de acudir o no a un centro hospitalario o dar a luz en sus hogares.

La segunda demora es la accesibilidad, sobre todo en áreas alejadas donde las mamás y sus familias deben peregrinar para conseguir un medio de transporte para ir hasta un establecimiento de salud, muchas veces son llevadas en carretillas y por la distancia se pierde minutos valiosos. En caso de que la comunidad o la zona dispongan de ambulancias, la paciente debe esperar a que el vehículo esté disponible y si lo está muchas veces no cuentan con el personal médico que socorra a la paciente mientras se dirige a un centro de salud.

La tercera es la falta de atención calificada en el momento de la emergencia, ya que la mayoría de los casos se producen en horas de la noche y los establecimiento de salud sólo cuentan con personal de "emergencia" y a veces sólo hay un médico general que debe hacer de pediatra, ginecólogo, y otras especialidades por lo que muchas veces se les dificulta atender un parto.


La ambulancia que no llega o puede contra el tráfico
María creyó en el sistema de salud y se hizo seis controles prenatales para asegurarse de que su hijo se desarrollara sin complicaciones. Cuando llegó el día del alumbramiento acudió a un centro de salud  y dio a luz a un hermoso bebé, pero tuvo problemas al expulsar la placenta y comenzó a sangrar. Los médicos le realizaron una transfusión sanguínea para reponer el líquido que perdía, pero seguía sin mejorar.

Los galenos decidieron transferirla a un hospital de segundo nivel, pero no había una ambulancia disponible para trasladarla, tres horas después llegó el vehículo, pero el tráfico vehicular en la ciudad de El Alto era caótico a esas horas (21.30). La ambulancia no pudo rebasar a los motorizados.

Después de varios minutos de espera, la paciente había perdido mucha sangre y cuando llegó al hospital, ningún médico pudo salvarle la vida.


¿Por qué aumentan los casos de muerte materna?
El director del Hospital de la Mujer de La Paz, Víctor Hugo Jiménez, dijo que el incremento de muertes maternas se debe a que el sistema de salud está fallando, aunque señaló que también más mujeres acuden a los hospitales y eso influye en el subregistro y ahí se identifican las causas de la muerte que antes no se tomaban en cuenta.

"Existe un incremento en la mortalidad materna porque ahora las madres están yendo a los hospitales, antes no iban y se quedaban en sus domicilios. Antes la mortalidad era a nivel domiciliario y no se hacía conocer al subregistro, ahora vienen, pero no en buenas condiciones. Entonces sigue siendo el problema cultural, ¿será miedo al hospital?, ¿serán las barreras?", preguntó.


Mortalidad materna desde los 10 años
Otro de los temas que preocupa a los especialistas es el aumento de embarazos en adolescentes, debido a que en los últimos años se tuvo que cambiar el indicador de mortalidad materna que antes se medía entre 15 a 49 años, por el periodo fértil. Sin embargo,  ahora se calcula desde los 10 años para identificar las causas de los fallecimientos.

Los profesionales coinciden que esta situación se debe a que las jóvenes son forzadas a mantener relaciones sexuales o violadas, en otros casos porque no tienen una información idónea sobre educación sexual.

El investigador del Observatorio de Mortalidad Materna y Neonatal de la UMSA, Marco Paz, dijo que hay muertes antes de los 15 años y que en la mayoría son por relaciones forzadas y violentas que se producen en el país de forma alarmante y que son vinculadas a feminicidios y abusos sexuales.


“La edad de partos y embarazos está disminuyendo, somos un país que está a la cola en ese proceso de controlar esta debilidad de salud pública que es tan grave, lo importante no son tanto los números, sino la gravedad del asunto, al extremo que hemos tenido que cambiar el indicador mismo de mortalidad materna por este tema porque la base numérica se calculaba en función a mujeres entre 15 a 49 años que es supuestamente la edad fértil, se ha tenido que bajar a 10 para identificar a muertes maternas antes de los 15 años”, indicó.

/ML/MVV/

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