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Economía

El desembarco de China en Bolivia le significó al país más deuda y escasa inversión directa

El investigador y coautor del libro: “El desembarco chino en América Latina y su manifestación en Bolivia”, Daniel Agramont afirma que el gigante asiático no tiene la culpa del extractivismo boliviano, pero que la tendencia mundial se replicó con las empresas chinas y las denuncias laborales y ambientales.
10 de Septiembre, 2018
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Daniel Agramont, coautor del estudio. Foto: ANF
Daniel Agramont, coautor del estudio. Foto: ANF
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La Paz, 10 septiembre (ANF).- El desembarco de China en Bolivia implicó convertir al gran asiático en el primer acreedor bilateral del país, con cerca de $us 2.000 millones en préstamos y el principal proveedor de bienes de capital, frente a una escasa inversión extranjera directa destinada a la minería. Sus empresas siguieron con su tendencia mundial; vulneración de derechos laborales y ambientales. 

La información fue proporcionada por el investigador, Daniel Agramont quien señaló que el desembarco chino en América Latina se dio a partir del año 2000 y en Bolivia, desde el 2009. “Se ha metido a través de cuatro flujos: comercio de bienes, comercio de servicios, inversión extranjera directa y préstamos”, dijo.

Sin embargo, el coautor del libro: El desembarco chino en América Latina y su manifestación en Bolivia afirmó a ANF, que a diferencia de otros países de la región que captaron importante inversión de China, en Bolivia se tiene el registro que sólo invirtió $us 72 millones el 2015 y el 2016 aproximadamente $us 22 millones en el área minera.

“Nuestros socios tradicionales (en inversión) siguen siendo los europeos: España, Francia, Suecia -EEUU todavía -. ¿Y por qué sería deseable la inversión extranjera directa de China?, porque significa capital, divisas que se quedan, además de acuerdo a la teoría económica, significa efecto multiplicador y transferencia de tecnología”, apunta.

Ante esta situación dijo que es necesario replantear el relacionamiento con China, para que este país invierta en sectores industriales de Bolivia, que generen empleo y transferencia de conocimiento y tecnología y no se concentre sólo en la extracción de materias primas. 

Préstamos condicionados 

Con el pasar de los años, los préstamos bilaterales crecieron. Hasta el año 2016, periodo que la investigación contempla, la deuda contraída con China llegó $us 680 millones de una línea de crédito disponible de $us 7.000 millones, y que de acuerdo a datos preliminares, hasta mediados de 2018, habría alcanzado entre 1.800 y 2.000 millones de dólares. 

"¿Está bien o mal?, depende de las condiciones, si decimos que está mal porque es la China está eso es xenófobo.(…). Los préstamos son elevados pero no se puede decir que sean malos o buenos; eso depende de la condicionalidad", manifestó.

Dijo que a diferencia de los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial basados en la condicionalidad de Washington y el neoliberalismo, los préstamos chinos son respetuosos del principio de no intervención en asuntos internos; es decir, no condicionan ajustes fiscales o reformas estatales.

Sin embargo apuntó que China se garantiza la devolución del pago a través la obligatoriedad de la contratación de empresas chinas para obras estatales –que implican el personal- así como la compra de insumos chinos y repague. “Se parecen más a contratos de servicios”.

A pesar que los autores del trabajo no tuvieron oportunidad de acceder a los contratos firmados con las chinas, Agramont dijo que se hizo un mapeo de las empresas chinas a través de 1.400 artículos de prensa sistematizados en la hemeroteca del Cedib. “En términos generales, son muchas invitaciones directas de contratación (…). Ahí encontramos que se sigue la tendencia mundial; los problemas sociales y laborales y ambientales en la ejecución de obras”, dijo.

En cuanto a hechos de corrupción que involucrarían a empresas chinas, dijo que estudios a nivel de la región muestran esta tendencia. “Lo más escandaloso es lo de Gabriela Zapata; cuando estalló nos enteramos que había un proceso contra la CAMC para ejecutarle boleta de garantía y la justicia había fallado a favor de la china”, dijo en alusión la exejecutiva de la china y expareja del presidente, Evo Morales.

Complementariedad 

El también coordinador de Proyectos de la Friedrich Ebert Stiftung en Bolivia, Daniel Agramont señaló que el estudio conjunto con Gustavo Bonifaz mostró que el desembarco de China en Bolivia también implicó una gran complementariedad comercial, aunque señaló que frente a las “basuras” que ingresan, el país debe hacer un mea culpa. 

“Lo que decimos en el libro es que con China encontramos gran complementariedad (…). Algunos académicos que han leído me han reclamado ¿cómo dices que somos complementarios?. Pero ¿qué producimos nosotros qué no queremos que entre de la China?. La China no tiene la culpa del extractivismo boliviano, este es el debate”, aseveró.

Lanzó la pregunta: ¿qué se quiere proteger frente a la China?, y respondió que aparte de la exportación de los textiles que se cayeron junto a la ATPDEA, es difícil que el país imponga un arancel más alto que el 40% que puso para los textiles chinos. “Si aun así está llegando textil chino y está matando el textil boliviano o es muy  eficiente o es por el contrabando”, dijo.

“Si nos llega celulares, laptops, automóviles de la China no tenemos nada que proteger (…). Ahí, el Mercosur está en una disyuntiva porque cada vez el auto chino está matando al auto brasileño y argentino, los bienes de capital chinos están matando a los bienes de capital brasileños por los costos”, aseguró.

Recomendó la creación de una Autoridad de Supervisión de Obras para que haya una fiscalización rigurosa a los contratos ejecutados por las empresas chinas y de otra nacionalidad.

/JMC/

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    Desembarco de China en Bolivia