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Nacional Seguridad

Psiquiatra: El suicidio en cárceles es evitable si hay capacitación y atención primaria

Según datos conocidos en 2021, estudios realizados en cárceles de países de Latinoamérica, incluido Bolivia, revelan que en centros penitenciarios de nuestro país existe, en promedio, siete veces más suicidios en comparación con el resto de los países de la región.
21 de Marzo, 2023
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Foto archivo: abi
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La Paz, 21 de marzo de 2023 (ANF).- Un adecuado diagnóstico y tratamiento por psiquiatría puede prevenir los suicidios en las cárceles, lo que actualmente no es posible en el sistema penitenciario nacional ya que esta especialidad médica no existe pese los casos reportados y la alta probabilidad de este tipo de muertes en estos recintos.

De acuerdo con el psiquiatra experimentado en trabajo en sistemas carcelarios, Ernesto Málaga, la población carcelaria tiene alta tendencia de padecer trastornos depresivos mayores o ataques de impulsividad que pueden derivar en suicidios.

“De un lado de la cara de la medalla (en las cárceles) están los grandes psicópatas o los grandes narcisistas y del otro lado los grandes impulsivos, y ellos desgraciadamente hacen mucha comorbilidad con el uso de sustancias. Entonces son una bomba de tiempo andando que cualquier rato pueden decidir suicidarse; tienen más tendencia (al suicidio) que cualquier otra población o que está en otro ambiente”, explicó a ANF.

Según datos conocidos en 2021, estudios realizados en cárceles de países de Latinoamérica, incluido Bolivia, revelan que en centros penitenciarios de nuestro país existe, en promedio, siete veces más suicidios en comparación con el resto de los países de la región.

Aunque las estadísticas sobre casos de muertes por suicidios en cárceles del país son reducidas, prevenirlos y tratarlos una vez identificados y diagnosticados es responsabilidad del Estado, como garante de los derechos de las personas privadas de libertad.

Estudiosos del tema señalan que existe una “opacidad” de parte del Estado, que no transparenta los datos estadísticos anuales de estas muertes.

Málaga sostuvo que el suicidio es un diagnóstico psiquiátrico, no es una conjetura social ni un diagnóstico psicológico; “entonces son pacientes que el 99% tienen lo que llamamos trastorno depresivo mayor y que tienen ideas suicidas en general”.

También está el denominado “suicidio impulsivo”, quienes no tienen depresión, pero son muy impulsivos y llegan a hacerlo por un impulso.

Según el galeno, en el sistema carcelario existen muchas personas con estos cuadros y son potenciales suicidas que pueden llegar a quitarse la vida en cualquier momento, sin embargo, actualmente no se los puede prevenir debido a que los cuadros no están siendo diagnosticados.
Destacó que este diagnóstico debe ser identificado solamente por personal capacitado por psiquiatría, para tal efecto, por lo que los psicólogos (que trabajan en las cárceles en el país) no pueden hacer el diagnóstico sin la debida capacitación.


Un año para prevenir y evitar un posible suicidio

“Si psiquiatría pudiera entrar de manera periódica y formal a hacer diagnósticos certeros de trastorno depresivos mayores y trastornos de personalidad con alta impulsividad, con eso habríamos ganado increíblemente porque sabríamos quiénes presentan tendencia al suicidio, unos de manera impulsiva y otros de manera premeditada; en general los depresivos se suicidan pensando básicamente un año antes o sea que hay una cantidad de tiempo importantísima para prevenir un suicidio”, agregó.

Málaga señaló que no es necesario ingresar una gran cantidad de psiquiatras al sistema carcelario nacional, sino solamente la especialidad y que con ello se pueda capacitar a los médicos generales -que ya están distribuidos en los centros carcelarios- para que hagan la “hipótesis diagnóstica” en la atención primaria e identificar los patrones o síntomas de alerta y luego derivarlos a psiquiatría.

“Se puede facilitar con la estrategia de prevención primaria, los llamados a hacer este tipo de prevención son los médicos generales. Se tiene que capacitar al médico general para encontrar estos patrones, síntomas alerta en esos pacientes y hacer una ‘hipótesis diagnóstica’, que no es un diagnóstico certero como lo que hacemos los psiquiatras. De ahí sacan a los pacientes que necesitan la valoración psiquiátrica para ratificar o no la hipótesis diagnóstica para luego iniciar un tratamiento, que además lo va a seguir -farmacológicamente hablando- el médico general y también se indicará la psicoterapia, que debe realizar el psicólogo”, explicó.

El psiquiatra e investigador de muertes en cárceles, Guillermo Rivera, señaló el año pasado a medios de comunicación que no existe esta especialidad médica en el sistema penitenciario boliviano y que solo hay un psiquiatra contratado, que se encuentra en el centro penitenciario de Palmasola, en Santa Cruz.

La psicóloga Tania Viscafé, quien trabajó en las cárceles de La Paz, corroboró el dato, solo existen médicos y psicólogos generales en el sistema carcelario, y agregó que identificar internos con cuadros depresivos es una tarea compleja, debido a la sobrepoblación carcelaria y el escaso personal de salud y psicología, que además ejercen pocas horas al día sus funciones.

“El medico es general, le ve un ratito (al interno) y se va, y esa es la deficiencia de siempre. Tal vez ellos necesitan más tiempo o quizás una especialidad que no es tan urgente”, sostuvo e indicó que, en el caso de los psicólogos, generalmente, uno debía atender a dos recintos penitenciarios a la vez. 

Esta situación fue corroborada también por el Defensor del Pueblo, Pedro Callisaya, el pasado 3 de marzo que, tras inspecciones en centros penitenciarios del país, sostuvo que hay serias deficiencias en temas de salud en cárceles, principalmente por la falencia de personal médico y psicológico, además de equipamiento y ambulancias.

Signos y mitos del suicidio

Según el psiquiatra Málaga, al médico general hay que capacitarlo en desmitificar el suicidio y las tendencias suicidas. “Por ejemplo, cuando un sujeto habla de matarse nunca se va a matar (dicen), pero eso es mentira; el 99,9% de personas que se han suicidado han hablado de querer morir, de suicidarse, de querer acabar con todos sus problemas con la muerte, ese es uno de los grandes mitos”.

Otro de los grandes mitos es decir o pensar que el sujeto “solo quiere llamar la atención” cuando se corta las venas, o se toma drogas o pastillas, eso es mentira, “lo que pasa es que los sujetos impulsivos hacen eso y un día se les va la mano y terminan muertos; entonces son mitos varios que hay que cambiar y transferir como psicoeducación, incluso a la población penitenciaria”.

Otra de las señales alertas es cuando hay una persona con insomnio persistente, lo que puede  deberse a un cuadro depresivo, “un sujeto que se aísla, que se esconde, que no quiere relacionarse socialmente es un sujeto que puede estar deprimido; un sujeto que tiene anhedonia, que es la incapacidad del disfrute, que no quieren jugar fútbol, reunirse con la gente, reír, que deja de comer, son personas que pueden estar pasando un cuadro depresivo y esto no es nada más que la antesala de un suicidio”.

En tanto, la psicóloga Viscafé dijo que, en muchos casos, los internos que cursan cuadros depresivos son difíciles de identificar debido a que se aíslan, no quieren hablar con nadie, e incluso optan por no salir de sus celdas. “Se sumergen en la depresión con el alcoholismo o la drogadicción, no tienen el valor de suicidarse, pero ésa es otra forma de morir lentamente”.

Agregó que para determinar si un caso se trata de un suicidio se debe advertir principalmente el delito por el que estaba recluido el probable suicida, por ejemplo, si estaba privado de libertad por un delito de asesinato por el que se quedará por 30 años en la cárcel, podría tomar la determinación de quitarse la vida, pero si el delito por el que está es menor, no lo hará, porque es poco tiempo el que debe permanecer en el recinto carcelario. 


El 20 de febrero, dos reclusos del penal de máxima seguridad de Chonchocoro aparecieron colgados en el taller de hojalatería del penal, la puerta del lugar estaba cerrada por dentro y por fuera, las investigaciones a la fecha se inclinan por un doble suicidio.

“Hay que ver el delito que cometieron para estar recluidos, si es por asesinato, será más probable que se hayan suicidado, porque se ha aburrido, porque no queda más, podría ser; pero si es una persona que tiene un delito de robo con un tiempo corto que va a estar en cárcel, esa persona no se va a suicidar”, sostuvo. 

Indicó que también se debe advertir el tiempo de permanencia en la cárcel de los fallecidos, ya que cuando el privado sabe que va a estar ahí, adquiere un modo de vida, no va a pensar en el suicidio, “está pensando en cómo hacer hora y va adaptándose a ese medio, va construyendo una vida en ese medio, uno dice 30 años o 20 años pero la persona asimila esa situación y empieza a tener una vida ahí dentro, a veces se le hace difícil y va a tener sus bajones”.

Ajustes de cuentas registrados como suicidios

Viscafé asegura que, según su experiencia, los casos de suicidios son los mínimos en el sistema carcelario porque generalmente se tratan de ‘ajustes de cuentas’ que son registrados como suicidios. 

Dijo que en “casos bullados”, que aparecen en medios de comunicación, algunos internos en el penal se sienten con el derecho de juzgar y de rechazar al nuevo recluso y cuando aparece muerto, aparentemente se trata de un suicidio, pero no lo es.

“Entonces está en ellos y dicen no queremos ese tipo de gente acá pese a que ellos tienen a veces delitos similares y aparece esa persona colgada, pero son los internos los que deciden eso; y se registra como suicidio”, detalló.

Agregó que los supuestos suicidios, que en realidad son ‘ajustes de cuentas’, también derivan de los choques entre los grupos de poder que distribuyen y venden alcohol y drogas en las cárceles. “Pero también hay temas de lealtad, traición o robo”.

/ANF/

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    Suicidio en cárceles