Para la Justicia Española, el exmilitar y exministro de Seguridad Pública de El Salvador, es "autor de cinco delitos de asesinato de carácter terrorista" por la masacre en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), durante la guerra civil del país centroamericano entre 1980 y 1992.
Entre las víctimas se encuentran el jesuita hispano salvadoreños Ignacio Ellacuría, en ese entonces rector de la UCA; los españoles, Ignacio Martín Baró (vicerrector de la universidad), Segundo Montes, Amando López y Juan Ramón Moreno. Además, murieron, el jesuita Joaquín López y dos colaboradoras salvadoreñas, la cocinera Elba Ramos y su hija Celina Ramos, pero la Justicia de España no tiene potestad para emitir condenas sobre estas últimas muertes.
En 1989 Ignacio Ellacuría, ejercía como intermediario entre el gobierno y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) para encauzar unas negociaciones de paz. Pero, la madrugada del 16 de noviembre, un comando de soldados de élite asesinó a los religiosos en el campus de la Universidad. Según la Justicia Española el excoronel Inocente Montano integraba la cúpula que ordenó esta operación militar.
La guerra civil en El Salvador cesó tras con un acuerdo de paz mediado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) entre el Gobierno de ese entonces y el FMLN, dejando más de 75.000 muertos y 7.000 desaparecidos. Este fallo ejerce presión sobre la Justicia Salvadoreña para que termine con la impunidad en la masacre ocurrida entre 1980 y 1992.
Según el pronunciamiento de la Universidad UCA, “La resolución del juicio en España ayudará tanto a la conciencia nacional como al sistema judicial salvadoreño a dar pasos reales en favor de la verdad y la justicia, no solo en el denominado Caso Jesuitas, sino también en todos los relacionados con graves violaciones a los derechos humanos”.
Asimismo, esta sentencia sobre un crimen de lesa humanidad permite avanzar hacia el ideal que la Compañía de Jesús “el camino de reparación pasa por el conocimiento de la verdad, la práctica de la justicia y el perdón”. Y espera que la continuación del proceso judicial en El Salvador para determinar quiénes fueron los autores intelectuales del “horrendo crimen”, es una deuda de la justicia que no debe seguir esperando más.
Finalmente, la UCA señala que seguirá trabajando con esperanza e ilusión para contribuir a una nueva realidad donde el amor, la reconciliación y la justicia sean valores esenciales.
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