
La Paz, 23 de mayo de 2025 (ANF).- En Bolivia, ser una persona LGBTIQ+ implica vivir con miedo. No solo por el rechazo social o la discriminación cotidiana, sino porque, cuando la violencia se vuelve letal, la justicia permanece indiferente, según denuncia Wilmer Galarza, activista gay y defensor de derechos humanos.
“Las cosas no han cambiado mucho”, afirma Galarza a ANF. “Los crímenes contra mujeres trans se siguen manejando como siempre: sin voluntad, sin perspectiva de género, sin justicia”.
Junto a organizaciones de la sociedad civil, Galarza participó en un levantamiento de información en los nueve departamentos del país. Los resultados son alarmantes: entre el año 2000 y 2013, unas 60 mujeres trans fueron asesinadas y ni un solo caso llegó a una condena.
Solo en 2018, gracias a la persistencia de los padres de la víctima y al acompañamiento de colectivos de activistas, se logró una sentencia por el asesinato de una mujer trans en Santa Cruz. “Es el único caso en el que se halló justicia”, remarca Galarza.
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