
No sé si el principal problema de la alcaldía de La Paz es la corrupción o la incapacidad de gestión, o quizás ambas, íntimamente trenzadas entre sí. En todo caso, desde que tengo memoria no ha habido peor alcalde, quizás con excepción de un pillo al que finalmente apresaron escondido en el ropero de su casa.
Tenemos un alcalde majadero que no puede con La Paz (ciertamente, una ciudad complicada), y tampoco puede poner orden dentro de la propia alcaldía, que rebalsa de burocracia y funcionarios corruptos. Cualquier trámite es un via crucis que puede durar meses o años, porque los funcionarios están acostumbrados a pedir coimas (sobornos) y si no se satisface sus exigencias, dejan dormir los expedientes, sin apuro y sin cumplir con los plazos que figuran en la letra muerta de los procedimientos ediles.
Veamos, por ejemplo, lo que sucede en las construcciones de edificios. Con el argumento de los desmanes y corrupción de constructores bribones como Harold Lora, amigote de varios concejales y del propio alcalde, se han detenido los trámites de otros edificios que cumplen con las normas. Justos pagan por pecadores: aquellas construcciones que están en regla son sancionadas sin motivo. Basta cualquier tontería detectada por un inspector corrupto, para que el trámite se detenga. Incluso cuando todas las autorizaciones están en regla, pasan semanas para que un expediente pase de un escritorio a otro.
¿Cuántos escritorios hay? Demasiados. Cada uno es un metro cuadrado de poder abusivo y corrupto. Para poner un sello y una firma los burócratas piden dinero, a veces miles de dólares. No hay quien los supervise, porque los supervisores son también corruptos. Es una pirámide interminable. Nadie sanciona a los corruptos y cuando hay alguna queja probada, los cambian de escritorio, para que sigan ejerciendo su pequeño poderío corrupto desde otra esquina o ventanilla. Los ciudadanos pagamos los salarios y luego las coimas. Estamos indefensos.
Así como hay edificios probadamente ilegales, que “arreglan” con la alcaldía para seguir construyendo fuera de norma (desde mi ventana veo varios y ya los he nombrado en otros artículos anteriores), hay otros que no han cometido ninguna irregularidad y que son penalizados de todas maneras. ¿Hay alguien que fiscalice? Supuestamente, el Concejo Municipal debería hacerlo, pero allí también se necesita alguien con un sentido muy fuerte de la ética y fuerza suficiente como para procesar a los funcionarios corruptos.
Nadie mueve un dedo para que la alcaldía sea eficiente, para que cada trámite tenga una hoja de ruta con plazos claramente establecidos, y para que sean sancionados los funcionarios que no cumplen con esos plazos.
El alcalde majadero parece un turista de paso, se dedica a frivolidades que al parecer son inherentes a su personalidad desde hace mucho tiempo. Su complejo provinciano lo hace erigir un costoso letrero para La Paz en el estilo de Hollywood, o arruinar plazas y parques cortando árboles y remplazándolos con troncos de cemento, mientras arguye que no tiene dinero para obras que realmente son importantes.
No me cansaré de señalar el abandono de varias obras que quedan a medias y que no avanzan en muchos meses. Aquí van tres ejemplos, pero hay más:
La avenida del Poeta sufrió en 2024 varios sifonamientos que primero fueron parchados “a la quete” (es decir muy mal), y ahora ni siquiera eso. Cualquiera que pase por encima en el teleférico celeste puede constatar que los trabajos de reparación de esa importante avenida no avanzan, no se ve obreros ni se ve maquinaria, y lo que sí podemos constatar gracias a esa negligencia, es enormes trancaderas de vehículos en las otras avenidas que vinculan el centro de la ciudad con la zona sur: la avenida Kantutani, la avenida del Libertador y la avenida de Los Leones. Mientras la avenida del Poeta siga clausurada, el caos en el tráfico no mejorará. Menos aun cuando en los cuellos de botella viales están instaladas gasolineras que contribuyen al caos vehicular y que nunca debieron haber sido construidas ahí. ¿Quién, cuándo y porqué autorizó la instalación de gasolineras en los lugares más perjudiciales?
El otro ejemplo es continuación del anterior, una continuación en el sentido literal, ya que se trata de la nueva avenida La Paz, que une el final de la avenida del Poeta con el barrio de Obrajes, sobre el doble embovedado del rio Choqueyapu. Esta obra contribuiría a desahogar el tráfico desde y hacia la zona sur de la ciudad, pero que tampoco avanza desde hace años. Sucede allí exactamente lo mismo que hemos señalado antes: no se ve obreros trabajando, ni maquinaria, ni movimiento alguno. Este proyecto de vital importancia ya estaba muy avanzado cuando el ex alcalde Luis Revilla dejó su cargo. Iván Arias, que fue electo en su reemplazo, no ha hecho sino “entregar” cada año y con fanfarria la misma obra que no avanza. Díganme si no es un bribón.
El tercer ejemplo es la avenida Abdón Saavedra, en la zona de Sopocachi, que hace más de un año está patas arriba, sin adoquinado y sin solución. No se han respetado los plazos que estaban establecidos para su conclusión el 31 de octubre de 2024: “Estamos hablando de una obra que debería haber sido entregada hace meses y que hoy, no solo sigue inconclusa, sino que perjudica gravemente la vida diaria de vecinos, comerciantes y estudiantes de la zona”, denunció la concejal Roxana Pérez del Castillo, una de las pocas autoridades que fiscaliza ese desastre de alcaldía. Las irregularidades señaladas y las quejas de los vecinos no le hacen cosquillas al alcalde majadero, que sin embargo dilapidó recursos poniendo una nueva capa de asfalto sobre la avenida Ballivián de Calacoto, que no necesitaba semejante gasto.
He utilizado la palabra “majadero” para referirme a un alcalde que ha demostrado ampliamente su falta de visión sobre nuestra ciudad, pero también su cinismo y su torpeza. En pleno año del Bicentenario de la república, tenemos la sede de gobierno en escombros, atosigada como un embudo sin salida, dilapidada por la mala gestión, la incapacidad y la frivolidad. En su momento, las auditorías le caerán encima al actual alcalde, pero será demasiado tarde para remediar lo que ahora sufrimos los ciudadanos: corrupción generalizada e irresponsabilidad. No pararemos de denunciarlo.
El autor es ciudadano de La Paz
@AlfonsoGumucio