MERY VACA
Etiqueta Negra es una revista peruana de crónicas de referencia regional. Y Julio Villanueva Chang, su director y fundador, es un perfeccionista editor de textos que se considera a sí mismo capaz de poner el nombre de un autor en el mapa del periodismo mundial, de que los textos escritos para él cosechen premios internacionales y que el artículo sea, en realidad, un futuro libro.
Villanueva Chang se alegra de no haber estudiado periodismo, de hecho considera que la solución para el periodismo está fuera del periodismo y evita eventos donde haya periodistas.
Contradictoriamente, Villanueva Chang acepta cada vez con más frecuencia visitar Bolivia para impartir talleres de crónica precisamente para periodistas.
La semana pasada estuvo en una de esas actividades invitado por organismos internacionales que quieren ver la temática del embarazo adolescente y la violencia de género convertidos en crónicas en los medios bolivianos.
El taller que resultó ser, en realidad, una charla magistral de dos días, transcurrió durante la primera jornada (la única a la que asistí) en medio de crudas críticas al periodismo tradicional y de un ensalzamiento de la nueva narrativa, que con la crónica convierte un hecho en apariencia insignificante en una historia de 15 páginas contada con detalle y en un lenguaje exquisito.
No lo dijo, pero quedó claro que en su mundo ideal no existirían periódicos de noticias y menos de informativos de televisión, a los que no sólo dedicó unas palabras, sino más de una risita de burla. Parece transmitir la idea de que un periodista no puede ser nada en el periodismo, ni siquiera en su vida personal, si no ha escrito una crónica como las que él publica en su revista.
La crónica como la entiende Villanueva Chang es un género del que disfrutan la mayoría de los periodistas. No necesariamente escribiéndola porque no todos están dotados de las habilidades requeridas, ni tienen, infelizmente, un editor boliviano que en un ataque de locura les asigne seis meses para investigar y escribir una historia.
Sin embargo, el periodismo no existe solamente para el deleite de sus lectores. El periodismo urgente y el de investigación son indispensables para una mejor democracia.
Lo ideal es que ambos estilos se encuentren. Que el reportaje de investigación de un caso de corrupción sea escrito también con belleza literaria, que la noticia urgente merezca los cinco sentidos de un periodista al menos durante un día. Pero, la realidad es otra. Los periodistas bolivianos deben entregar hasta cinco o seis notas diarias con temas tan diversos que difícilmente podrán detenerse a preguntar a 250 personas que piensan de un poeta nacional, como hizo una de las reporteras de Villanueva Chang, cuyo texto finalmente terminó convertido en un párrafo.
No puedo decir qué opina Villanueva Chang del periodismo de otros países, pero para el boliviano solo tiene descalificaciones.
Decir que el mejor cronista de Bolivia es un vasco (Alex Ayala), que él llega muy seguido a Bolivia para dictar sus conferencias pero que el periodismo aquí sigue como siempre y negarse a pedir un texto a los asistentes de su taller porque no está dispuesto a decirles en su cara que son mediocres, muestra que Villanueva Chang es capaz de opinar sin leer.
Solo en los últimos cuatro años, Fernando Molina, Roberto Navia, Abdel Padilla y José Luis Mendoza ganaron el premio Rey de España. Navia también recibió el Premio Ortega y Gasset de Periodismo. Raúl Peñaranda fue distinguido con el María Moors Cabot y la periodista Magela Baudoin se alzó con el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, aunque en este último caso no se trate de un galardón periodístico.
Si bien en Bolivia no existe un Villanueva Chang, el país tiene, felizmente, además de los nombrados, a nuestro Alex Ayala, que dicho sea de paso es orgulloso de su bolivianidad, a Cecilia Lanza, Liliana Carrillo, Santiago Espinoza y a una amplia nómina de cronistas. Y, en el periodismo urgente y en el de investigación, la lista es más larga aún, pero aquí no contamos con 15 páginas para explayarnos.
El periodismo boliviano, con seguridad, no es el mejor del mundo, pero que Julio Villanueva Chang tampoco quiera hacernos creer que es el peor.
Más allá de sus opiniones personales, seguiré leyendo Etiqueta Negra y seguiré respetando el trabajo obsesivo del editor Julio Villanueva Chang, pero a un “taller” con él no volveré jamás.