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Opinión

Líderes outsiders fuertes: Noboa, la juventud y una analogía para Bolivia

19 de Mayo, 2025
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Los outsiders son líderes que surgen "desde fuera del sistema político", con cualidades mesiánicas y con un discurso deslegitimador del establishment. Daniel Noboa, bajo esta descripción, se presenta como un actor externo al sistema político tradicional. Como empresario proveniente del sector privado, ajeno a la clase política tradicional ecuatoriana, su ascenso ocurre durante un período de profunda crisis en Ecuador –caracterizada por la inseguridad, la inestabilidad política y una crisis económica e institucional–, un escenario que favorece la emergencia de outsiders: una crisis social, económica y política que genera desencanto con el sistema. Un caso similar al que se observa en Bolivia.

Estos liderazgos promueven un discurso de eficiencia que se opone a la política tradicional. Su énfasis en la "eficiencia" y la "optimización de recursos" contrasta implícitamente con la supuesta ineficacia de los políticos tradicionales. En el caso de Noboa, su formación académica de élite, a diferencia de otros outsiders, no representa una ruptura completa con las élites. Su educación en universidades prestigiosas (Kellogg, Harvard, GWU) y en áreas de la Administración Pública o en la Graduate School of Political Management en programas de gestión políticacomo algo relevante, lo posicionaba como un outsider con credenciales de élite. Esto contrasta con la narrativa de líderes de origen más popular, lo que curiosamente no complejiza su posición como outsider, sino que la potencia. Esto es sencillo de entender: cuando el país en cuestión –como es el caso de Ecuador y como podría ser el caso de Bolivia–, requiere liderazgos que demuestren cómo abordar y superar las crisis más profundas, la formación y el entendimiento de la "gestión pública" se vuelven cruciales. Cabe destacar que, en Bolivia, ningún líder outsider hasta el momento, a nivel de los binomios presidenciales posee características que destaquen una alta formación y entendimiento de la "cosa pública", independientemente de su corriente política. La "cosa pública" no es lo mismo que comprender el manejo de una empresa y es más bien el entendimiento de la Administración Pública –desde el punto de vista de la Economía y al mismo tiempo del Political Management.

En Noboa se evidencia un discurso técnico-gerencial en lugar de populista. A diferencia del neopopulismo, que privilegia la relación directa líder-masas, Noboa presenta un discurso más técnico. Este discurso enfatiza la "gobernanza multinivel" y "políticas basadas en evidencia", en lugar de apelaciones emocionales directas al "pueblo". Noboa representaría un nuevo capítulo en la historia de liderazgos outsider jóvenes: el outsider tecnocrático –que por lo general tiene fundamentos en el liberalismo–, y que promete resolver la crisis a través de una gestión inspirada en modelos de gestión globales y de apertura a los mercados, en lugar de apelaciones populistas tradicionales referidas al pasado histórico de un país. Su caso sugiere una evolución del fenómeno outsider, adaptado al contexto de un mundo más globalizado, de países en vías de desarrollo y aliado a las nuevas generaciones; pero emergiendo igualmente de una crisis de representación, dentro de procesos de democratización inestables caracterizados por organizaciones estatales y sistemas partidarios en procesos de deslegitimación y descomposición. 

La propuesta de Noboa en este sentido, representa un modelo de políticas públicas con enfoque integral, que busca abordar problemas estructurales mediante estrategias multidimensionales y una visión de gestión pública moderna y adaptativa. Su programa revela un intento de transición desde un modelo tradicional de gestión hacia un paradigma de políticas públicas más estratégico, participativo y orientado a resultados. Según el análisis de algunas de sus propuestas, estas se estructuran a partir del ciclo de políticas públicas, comenzando con un diagnóstico que identifica como problemas críticos la inseguridad ciudadana, la crisis energética, el déficit económico, la corrupción y la infraestructura deficiente. El diseño de políticas públicas abarca un enfoque integral que incluye entre algunos puntos: el Plan Fénix para seguridad con prevención situacional y estrategia multidimensional; una política energética orientada a la transición hacia energías renovables; una política económica de desarrollo industrial y sostenibilidad fiscal; una política de infraestructura basada en desarrollo territorial; y una política anticorrupción enfocada en transparencia institucional y fortalecimiento de mecanismos de control. 

 

El modelo de gestión pública propuesto tiene un enfoque pragmático, de orientación a resultados y a la innovación institucional. Se apoya en perspectivas teóricas como el Nuevo Institucionalismo, la Gestión Pública Estratégica y la Gobernanza Colaborativa. Su implementación contempla el uso de herramientas legislativas, reformas administrativas y alianzas intersectoriales. No obstante, se reconoce la complejidad de su implementación, debido a la resistencia al cambio institucional y a un contexto político fragmentado, factores que podrían obstaculizar la efectividad de estas propuestas.

La victoria electoral en este caso ha sido, en general, positiva –en términos de una victoria sobre el Correísmo–. Sin embargo, aún no es suficiente desde una óptica liberal, porque las políticas de la centroizquierda tienden a llevar a una izquierda más profunda y, por último, no conducen a la prosperidad.

Para Bolivia, imaginemos líderes outsiders que, impulsados por la simpatía o la renovación generacional simplemente, no sean capaces de gestionar la creciente crisis estructural. Estos liderazgos, además de ser jóvenes deben ser capacitados, de lo contrario podrían generar consecuencias económicas importantes que disminuyan la legitimidad del sistema político y nos encaminen hacia un período de inflación acelerada. Este es el momento de analizar a quiénes elegimos: si a líderes populares, jóvenes con carisma o a gente que, sin importar su edad o género, sepa cómo resolver un episodio difícil de la crisis inminente en Bolivia.  Otro punto a destacar es que estos liderazgos outsiders deben ser casi “inmaculados”, sin mancha, sin ningún antecedente de un “pasado político oscuro”, sin antecedentes de haber sido parte de gobiernos nefastos, ni dudas en cuanto a su trayectoria profesional o la veracidad de sus credenciales profesionales.

Estos liderazgos tienen la ventaja de estar capacitados para dirigir planes de gobierno, gracias a una formación como Policy Maker. Además, por aplicar conocimientos teóricos de Gestión de Políticas Públicas de manera efectiva en sus programas de gobierno. Aunque en lo personal, no comparto la posición ideológica de Daniel Noboa, quien se presenta como político de centro izquierda, reconozco su habilidad para manejar propuestas políticas de manera estratégica. Sus ejes, políticas, estrategias y metas están bien definidos. Un paso más allá sería: un liderazgo definido e identificado como “liberal”. 

La autora es economista, politóloga y profesora universitaria.