MIGUEL MANZANERA, S.J.
P. Miguel Manzanera, SJ (.)
El 24 de septiembre se celebra la fiesta de la Virgen de la Merced o de las Mercedes, una advocación mariana que muestra la misión redentora que Jesús Redentor ha encomendado a María. Su historia se remonta al inicio del siglo XIII en Barcelona. Los árabes mantenían bajo su dominio el sur y el levante de la actual España. Los turcos y los sarracenos merodeaban en el Mar Mediterráneo, atacando a los barcos y llevándose cautivos a muchos cristianos, por los que exigían un rescate.
Compadecido de esa penosa situación un mercader, Pedro Nolasco, tuvo una visión de la Virgen que le invitaba a rescatar a los infortunados cautivos mediante el pago de dinero. En 1203 realizó la primera redención de 300 de ellos. Más adelante en 1218, juntamente con algunos compañeros y con el apoyo de Raymundo de Peñafort y del Rey Jaime I de Aragón, inició una nueva orden religiosa para redimir a los cautivos, que se encontraban en manos de los moros.
La Orden de la Merced fue aprobada en 1235 por el Papa Gregorio IX como orden militar bajo el patrocinio de la "Virgen de la Misericordia de los Cautivos". Los frailes mercedarios tomaron su hábito blanco de las vestiduras que llevaba la Virgen en la aparición arriba indicada. Lograron liberar a miles de cristianos prisioneros. La devoción a Nuestra Señora de la Merced se extendió muy pronto por Cataluña y por toda España, Italia y Francia.
Cuando Cristóbal Colón llegó a las costas americanas, los religiosos mercedarios acompañaron a los españoles para traerles la fe cristiana. El culto a la Virgen de la Merced se fue extendiendo en los nuevos territorios y hoy se mantiene vivo en varios países, entre ellos República Dominicana, Cuba, Perú y Argentina.
También en Bolivia arraigó esa devoción. El Departamento de Santa Cruz celebra su fiesta precisamente el 24 de septiembre como efeméride del inicio de la independencia. Asimismo Cochabamba reconoce a la Virgen de las Mercedes como la Patriota que acompañó a rebeldes que consiguieron la destitución de las autoridades impuestas por la corona española.
La imagen fue llevada a la batalla de Amiraya, en 1811, donde perdió dos dedos de la mano derecha. En otra escaramuza, ya en la ciudad de Cochabamba en 1812, un grupo de mujeres patriotas, llamadas luego las Heroínas, trataron de llevar la imagen al cerro de la Coronilla. Más tarde al proclamarse la independencia se retiró de la iglesia matriz la imagen de la Asunta y se la llevó al Monasterio de Santa Clara. Su lugar fue ocupado por la Virgen de las Mercedes, tal como ahora se la venera.
Ya en las postrimerías del siglo XIX el Obispo de Cochabamba, Mons. Francisco María del Granado, solicitó al Papa la proclamación de la Virgen de las Mercedes, como Patrona Cotitular, juntamente con San Sebastián, de la Diócesis, actualmente Arquidiócesis, de Cochabamba. El 26 de noviembre de 1881 el papa León XIII por medio de la Congregación de Ritos, accedió a esa petición.
En la actualidad el patrocinio de la Virgen Redentora de cautivos se ha ampliado a otros ámbitos de falta de libertad. Las personas encarceladas la festejan con todo fervor implorando el perdón y la liberación. Bajo su patrocino la Iglesia ha montado la Pastoral Carcelaria.
Además, han surgido nuevas esclavitudes provocadas por la cultura globalizada, que enfatiza el individualismo, el hedonismo y la violencia, condenando a muchas personas a la opresión y la marginación. Por ello la protección maternal de la Virgen de la Merced se extiende también a las personas adictas al alcohol, a las drogas y al sexo, así como a las esclavizadas por la prostitución.
Hoy más que nunca necesitamos la poderosa ayuda de la Virgen de la Merced, Corredentora, para que interceda ante Jesús, nuestro Redentor, y nos conceda el don de la verdadera libertad frente a todas las opresiones que nos impiden amarnos tal como Él nos ama.
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(.) El autor es sacerdote jesuita y doctor en Teología