
Ante una inflación galopante que enfrentamos al inicio de los años 80, el país se vio obligado a recurrir a los cheques de gerencia como moneda de curso legal en nuestra economía, lo que obligó a tomar dos medidas drásticas para resolver la crisis por la que atravesábamos. La primera fue anticipar las elecciones retornando a la tan apreciada democracia y la segunda a cargo del nuevo gobierno, estabilizar la economía con el Decreto 21060. Esta decisión fue muy dura porque generó equilibrios y desequilibrios que beneficiaron a unos y perjudicaron a otros, sobre todo a sectores de trabajadores y mineros estatales en particular, quienes tuvieron que acomodarse en diversos sectores de la actividad económica en todo el territorio nacional. No fue fácil, pero el país salió adelante y continuó la democracia.
Como sabemos, la economía y la política van casi siempre de la mano y en este 2025 vemos que no es la excepción. Desde la perspectiva económica, se maneja la información sobre algunas variables económicas como la inflación que para el primer trimestre de este año alcanzó a 5% según cifras oficiales del INE; sin embargo, la realidad es otra. Los precios de los productos hoy en el mercado se incrementaron por encima del 20%, llegando en muchos casos a extremos mayores al 40%. Técnicamente los incrementos deberían responder a los costos donde puede haber componentes importados, pero parece que todos optaron por ajustar sus precios en función a la cotización del dólar que ha llegado hasta Bs.20 por dólar, lo que significa que el boliviano se ha devaluado en 187.35%. Consecuentemente, al no tener una autoridad competente que tome decisiones que frenen el comportamiento de los precios y la especulación con la moneda extranjera, estos continuarán creciendo en desmedro de los mas humildes y los mas pobres. Entonces, otra vez, dos medidas son urgentes. La primera es ajustar el tipo de cambio aplicando la modalidad de cambio flexible gestionado por el bolsín del Banco Central de Bolivia y la segunda, es ajustar los precios de los carburantes pues permitirá clarificar la realidad del impacto de los combustibles en la mayoría de los bienes o servicios y contribuirá a disminuir la subvención que hace crecer el déficit y/o la deuda pública, cuyos datos de esta última veremos a continuación.
Para conocer la situación macro sobre otras variables económicas en nuestro país, se consultó en las redes de información oficial y llegamos mediante Internet a conocer que las “RIN al 30 de abril de 2025 alcanzaron a $us2.618 millones, lo que representa un incremento de $us642 millones desde finales de 2024, con una composición en divisas de $us165,2 millones que aumentaron en $us46.8 millones y en oro $us2.397.2 millones (porque subieron los precios internacionales) incrementados en $us1.889.3 que según la estimación cubre al menos 9 meses de importaciones”. ¿Entonces porque no tenemos una provisión de combustible normal? También se conoce que la deuda pública de Bolivia tanto interna como externa, ha tenido crecimiento en los últimos años alcanzando la deuda externa cerca de $us13.450 millones en febrero de 2025, mientras que la deuda interna alcanzó los 128.115 millones de bolivianos (aproximadamente $us18.407 millones). Según la publicación de Economía de El Deber.com.bo esta “deuda interna es de 128.900 millones de bolivianos que se adeuda al Banco Central de Bolivia, lo que representa cuadruplicar el financiamiento neto registrado en 2017.”
No es necesario insistir sobre mas información por ejemplo el déficit fiscal, la subvención a los hidrocarburos y sus precios finales, las denuncias de las ganancias de la empresa intermediaria que adquiere combustibles en Paraguay, o sobre las cifras nada reales con las que se ha proyectado el presupuesto general del Estado para 2025. En fin, parecemos desamparados y sin responsables de la economía y por ello estamos deambulando hacia una crisis alarmante que no tiene visos de solución, pues nadie asume su responsabilidad y daría la impresión qué todos estamos dentro de una burbuja llena de ilusiones y ninguna realidad. Preguntémonos entonces ¿Qué acontecerá en los próximos meses en la economía? Los hechos y la historia nos darán la respuesta.
En el otro componente de la realidad macro, tratemos también de darnos alguna respuesta ¿Qué acontecerá en la política? Por lo que estamos viendo en este acontecer de mayo, es que existe abundancia de políticos desesperados de participar con sus candidaturas en la próxima contienda electoral, como si esto fuera un desfile de modelos. Sabemos que varios de ellos no alcanzarán al 3% de votos, pero parece que necesitan un espejo para mirarse y convencerse que su caudal de votos será vergonzoso, pues casi nadie los apoyará con su voto. Lo lamentable en todo este circo que han creado los políticos, es que el pueblo aprecia su desesperación, ambición personal, angurria de poder y casi ninguno actúa a conciencia y pensando en la situación del país y en todo lo que hoy requerimos para salir de la crisis en la que estamos inmersos.
Los bolivianos lo que sentimos no es incertidumbre, no es preocupación, no es desesperanza, es vergüenza, es decepción, es bronca poque los candidatos oficialistas y los opositores son una mayoría oportunistas, porque sabiendo que no ganarán y solo beneficiarán al contrincante dividiendo votos, continúan con su angurria desmedida. Sin embargo, si se aplica la Ley a pie juntillas varias agrupaciones, partidos, siglas y candidatos serán inhabilitados. Esperemos se actúe en consecuencia. No descuidemos y cerremos los ojos sin ver lo que se trae el oficialismo, tres candidatos para convertirlos en uno solo y centralizar la identificación de izquierda. La oposición obtusa e ingenua también tiene tres candidatos, cada uno por su lado. Cuanta diferencia y lo más lamentable allí se conocen los actos de manipulación, falta de ética y hasta chantajes y los han denunciado unas políticas jóvenes, valientes, que no se vendieron, dándoles una lección a los viejos políticos sin escrúpulos.
PEOR NO PODIAMOS ESTAR EN UN AÑO ELECTORAL. La historia se escribirá con letras de luto pues bajo las condiciones que apreciamos en ECONOMIA Y POLÍTICA, no festejaremos los 200 años de independencia de la República de Bolivia; más por el contrario, haremos un velorio y lamentaremos la dramática situación a la que nos han conducido los políticos. Por ello, no tenemos otra alternativa que elegir ser LIBRES.
El autor es administrador de empresas y Docente Emérito UMSA.