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Nacional Sociedad

¿Peregrinar o renunciar?, el drama de los enfermos con cáncer antes del último suspiro

Los pacientes deben madrugar o dormir en los nosocomios para lograr atención. Hay casos en los que abandonan los tratamientos por la burocracia o falta de dinero.
2 de Diciembre, 2018
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Hospital de Clínicas. Foto: ANF
Hospital de Clínicas. Foto: ANF
Paz, 2 de diciembre (ANF).- En Bolivia sobrevivir al cáncer no es fácil, tampoco batallar contra los dolores de esa enfermedad que tiene la percepción más alta de mortalidad en el país, pero más dramática es la lucha de los pacientes que tienen que dormir por días en las calles o madrugar para conseguir atención o una cama disponible en los hospitales públicos.

En La Paz, el Hospital de Clínicas que es de tercer nivel y una referencia a nivel nacional, es el que más pacientes con cáncer del interior atiende. El nosocomio tiene los servicios de Radioterapia, Oncología Clínica y Cirugía Oncológica.

Los enfermos relatan que para acceder a las especialidades del nosocomio miraflorino tienen que atravesar un “viacrucis”, muchas veces poniendo en riesgo su salud y seguridad para conseguir una ficha. 

La situación se agrava si por el diagnóstico y la fase del cáncer tienen que ser internados de emergencia porque empieza otra la pelea para conseguir una cama, a veces la espera dura meses. 

Hace un año que Jacinta de 56 años, una paciente con cáncer cervicouterino, madruga desde la ciudad de El Alto al Hospital de Clínicas en busca de tratamiento. Dice que muchas veces llegó a dormir en la calle para reservar una ficha.

Revela que hay días que no es suficiente madrugar porque hay una alta demanda de pacientes, que al igual que ella peregrinan por un cupo. Cuenta, desde su experiencia, que para asegurar la atención se debe dormir un día antes a la intemperie de la calle, soportando el frio de la noche y el dolor de la enfermedad, todo por conseguir una ficha.

“La primera vez no sabía dónde ir, he venido a las 06:00 de la mañana, pero ya todas las fichas se habían acabado. Los cajeros (del nosocomio) se han reído y me han dicho que tengo que venir a dormir si quiero una ficha. Así mal vengo, a veces no puedo ni caminar, pero tengo que venir a dormir en la calle, es triste que nos traten así, pero que se puede hacer”, dice.

Otra paciente, Ruth (35), también de la urbe alteña, afirma que a diario es una lucha constante con otros enfermos para “ganar las fichas”. Relata que desde que el Gobierno anunció la gratuidad de los tratamientos de radioterapia para los pacientes con cáncer, la demanda de ese servicio aumentó, lo que provocó que las personas duerman entre una o dos noches para garantizar su tratamiento.

“Estos últimos meses ha sido peor que otros días. Yo he madrugados dos días y ya no había fichas, creo que venden solo 20 diarios. 

Con el anuncio del Gobierno está más difícil, por eso hay que venir a dormir, eso lo más seguro para conseguir las fichas, sino te regresas a tu casa”, añade.

Conseguir un cupo para la atención es el primero de muchos pasos que deben seguir los enfermos con cáncer. El drama empeora luego del diagnóstico por la falta de medicamentos, especialistas y dinero, filas, trámites que se convierten en una larga espera que muchas veces obliga a los pacientes a desistir de los tratamientos y regresar a sus casas con las manos vacías.

La representante de los enfermos con cáncer, Rosario Calle, confirma la travesía de los cientos de pacientes que viven con la esperanza de un milagro para conseguir atención.

“Si quieren atenderse no es suficiente con madrugar, tienen que venir a dormir lamentablemente. Después de eso tienen que hacerse análisis, laboratorios y otros procedimientos que piden los doctores”, dice Calle.

De enero a la fecha, al menos 25 pacientes fallecieron por el cáncer. En muchos casos eran enfermos que estaban a la mitad de su tratamiento de radioterapia, pero la gravedad de la enfermedad y la larga espera por un tratamiento digno les arrebató la vida.

Otras de las dificultades de los pacientes son las limitaciones económicas para acceder a los tratamientos que oscilan entre Bs 3.000 y 25.000.

Desde noviembre de 2017, los pacientes no solo tuvieron que lidiar con sus dolores ni la burocracia del hospital, sino también protagonizaron marchas y huelgas de hambre porque la Unidad de radioterapia suspendió los tratamientos por fallas en los equipos y falta de especialistas. En ese caso hubo personas que esperaron tratamiento por más de siete meses, algunos ya perdieron la batalla.

Pero su drama empeoró cuando se descubrió que los pacientes eran engañados por algunos médicos que cobraban por un servicio inexistente en esa unidad. 

El director del Hospital de Clínicas, Omar Rodas, informa que, pese a la suspensión de Radioterapia, el nosocomio no dejó de atender consultas externas en oncología, en sus tres servicios y subespecialidades como Nutrición, Psiquiatría Oncológica y Paliativa.

“Es cierto que la Unidad de Radioterapia se ha cerrado, pero la atención a enfermos con cáncer sigue. Hay un equipo que atiende consultas externas”, agrega.

Rodas resalta que la suspensión del servicio fue “para mejorar los tratamientos de los enfermos”, empero admite que hay falencias en el proceso de atención a los pacientes e indica que con la nueva área refaccionada se mejorará las dificultades.

“El hospital ha movido recursos para una serie de mejoras con la llegada del nuevo acelerador lineal y así dar las mejores condiciones. Estamos planificando un arreglo total en la infraestructura y las atenciones”, remarca.

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    Enfermos con cáncer
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