
La Paz, 26 Abr. (ANF).- La relación de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II con la Iglesia Católica boliviana es mucho más profunda de lo que se puede imaginar, porque en el caso de Juan XIII estableció una unión entre la diócesis de Bérgamo y la Iglesia Católica en el país, que perdura hasta nuestros días reflejada en hospitales, escuelas y orfanatos que llevan el nombre de "Papa bueno". En tanto que Juan Pablo II llegó hasta el país en mayo de 1988 sembrando paz y esperanza en los bolivianos.
El “papa bueno” como se lo conocía a Juan XXIII, es también considerado como un papa revolucionario, quien convocó al Concilio Vaticano Segundo, explicó a la ANF el secretario General Adjunto de la Conferencia Episcopal Boliviana, padre José Fuentes Cano.
El padre José recordó que gracias al papa Juan XXIII y su escucha del Espíritu Santo, tenemos la Iglesia con el rostro actual. "Él intuyó en que la Iglesia tenía que abrirse a los nuevos tiempos, es celebre su frase: “Abrir las ventadas de la Iglesia a los nuevos tiempos”, en un momento donde la Iglesia tenía varios problemas, porque no estaba hablando el lenguaje que necesitaba en ese momento la humanidad”.
El papa Juan XXIII convocó al Concilio Vaticano Segundo (el año 2013 se celebró 50 años de ese acontecimiento) que abrió a la Iglesia a todos los temas, como darle importancia a la palabra de Dios, que la eucaristía se celebre en la lengua de los fieles y que la Biblia sea leída en la lengua de los fieles, el diálogo con otras religiones como la musulmana, judía incluso con el mundo del ateísmo (que no creen en Dios), donde la Iglesia no sólo era la jerarquía de sacerdotes y obispos, sino una Iglesia del pueblo de Dios y muchas otras novedades que hasta ahora siguen poniéndose en práctica.
Juan XXIII es un papa de hace 50 años, nació a comienzos del siglo 20 y fue papa a mitad de ese siglo en medio de la segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, de ahí su interés por construir la paz en el mundo.
Pero para los fieles católicos, el “papa bueno” fue aquel que se asomó por sorpresa el 11 de octubre de 1962, mientras se celebraba la apertura del Concilio, y pronunció el famoso y poético “Discurso de la luna”. “Cuando volváis a vuestros hogares, vuestros niños estarán durmiendo: acariciadles sin despertarles y explicadles después que era la caricia del papa”, improvisó en un discurso que pasó a la historia.
El 3 de junio de 1963, poco después de iniciarse el Concilio, Juan XXIII moría tras una larga enfermedad, sin conocer los resultados de la asamblea, que marcó el camino de la nueva Iglesia Católica.
MISIONERO: Juan Pablo II es el Papa que más años duró en la historia del pontificado (26 años) y fue conocido como el papa “misionero” de Dios que dejó el Vaticano para viajar por gran parte del mundo incluyendo Bolivia, país que visitó en mayo de 1988, bajo el lema “sembradores de justicia y esperanza”.
“Es el papa al que le tocó llevar a la Iglesia el nuevo milenio, es el Papa que pasó del silo XX al siglo XIX, fue un hombre de mucha fe y oración de ejemplo de vida, amor a Cristo que nos llamó a abrir las puertas de Cristo en nuestra vida”, afirmó el padre José Fuentes.
CANONIZACIÓN: Este domingo tendrán lugar las canonizaciones de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, ceremonias a las que se espera la asistencia de cientos de miles de peregrinos de todo el mundo, que se congregarán en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
El 5 de julio de 2013, Francisco decidió aprobar la segunda curación milagrosa por la que subiría a los altares Juan Pablo II, pero también canonizar a Juan XXIII, sin que se estudiase un segundo milagro por su intercesión, como contempla la normativa vaticana.
Para la beatificación del papa Juan XXIII, el milagro aprobado fue la curación de una perforación gástrica hemorrágica con fístula externa y peritonitis aguda de la monja Caterina Capitani, en el año 1966.
La canonización de Juan Pablo II (1920-2005) siguió todos los pasos marcados por la Iglesia, entre ellos los dos milagros necesarios para ascender a los altares.
En mayo de 2011, la Congregación para las Causas de los Santos consideró como primer milagro el obrado en la monja francesa, Marie Simon Pierre, quien según la comisión médica se curó de manera inexplicable de la enfermedad de Parkinson, la misma que sufrió Wojtyla en los últimos años de vida.
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