La Paz, 7 de febrero (Brújula Digital-ANF).- Según distintas apreciaciones técnicas de profesionales, los sistemas de alcantarillado de la ciudad de La Paz, y en concreto los del casco viejo, corren el riesgo de colapsar. Esto, debido a que en algunos casos las tuberías de cemento datan de hace más de 80 años y que el incremento urbano-arquitectónico hace que la capacidad de los ductos sea insuficiente.
El director de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Adhemar Pastén, afirmó a Brújula Digital que la parte central de la ciudad atraviesa un momento crítico por el deterioro, antigüedad y capacidad excedida de las alcantarillas. “Vamos a tener un colapso tarde o temprano”, refirió el especialista durante la entrevista.
El aumento de la población de La Paz y la falta de renovación del sistema de alcantarillado son los dos problemas principales. El “Plan Maestro Metropolitano de Agua Potable y Saneamiento La Paz y El Alto” establece que las tuberías de hormigón en esta urbe representan el 69,48% de la longitud total, mientras sólo el restante 30,52% corresponde a PVC, un material plástico.
En pasadas gestiones ya se dieron situaciones problemáticas en zonas céntricas de la ciudad. Barrios con sistemas subterráneos colapsados y vías dañadas por el mal estado de los ductos que transportan las aguas residuales son algunos ejemplos de estos problemas.
Autoridades de EPSAS y de la Alcaldía fueron contactadas para que den su criterio sobre este tema, pero no respondieron a las preguntas.
Posible “eclosión”
Lo que sucede muchas veces es que donde había una casa, que tenía un sistema de alcantarillados para una familia, se construye un edificio, que alberga a decenas de familias, pero sin aumentar el ancho de las cañerías.
En octubre del año pasado, Walter Sempértegui, un representante del Organismo de Control Social del municipio, advirtió estos escenarios. “El sistema de alcantarillado tiene más de 40 a 60 años en muchas zonas y por el crecimiento de edificios, condominios y la capacidad de los ductos, que son pequeños, en cualquier momento habrá una eclosión y nos vamos a ver en serios problemas”, alertó.
En coincidencia de criterios, la concejala Cecilia Chacón manifestó, a propósito de lo expuesto por Sempértegui, que no sólo habría que reemplazar los sistemas por su antigüedad. “Sino (que) hay que tomar en cuenta que la densificación de la población de la ciudad hizo que las tuberías y los diámetros actuales ya no den la cobertura”, dijo en la ocasión Chacón.
Ello podría significar que las aguas servidas vuelvan a subir hasta el nivel de la calle, lo que ocasionaría graves problemas de malos olores, riesgo de enfermedades y otros.
A propósito, el director del Instituto de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la UMSA, Edwin Astorga, considera que el mantenimiento y renovación de cualquier sistema de conducción de aguas residuales debe estimarse en función al crecimiento urbano y arquitectónico. Esto implica, sugiere, tomar en cuenta la ampliación de los diámetros de las tuberías de desagüe así como la innovación en materiales.
80 años con las mismas cañerías
Consta en registros bibliográficos que gran parte de la infraestructura del centro de la ciudad corresponde a la primera mitad del siglo XX. En una compilación coordinada por la historiadora Magdalena Cajías se explica que el tendido de la red de alcantarillado y el pavimento en esa parte de la Sede de Gobierno se inició en 1922.
Sobre ello, Pastén explica que pasado tanto tiempo sin un recambio ni mantenimiento correspondiente el deterioro es inminente. “Hay alcantarillados que están 80 años o más en el Casco central. Si hacemos una excavación en cualquier avenida del Casco viejo, nos vamos a encontrar con estas tuberías que datan de mucho tiempo, que ya están dañadas y seguro que hay filtración”, sostuvo.
Hasta junio del 2012, según datos del Plan de Desarrollo Quinquenal 2013-2017 de EPSAS, la ciudad contaba con 101.780 conexiones de alcantarillado sanitario. En ese archivo también se menciona que la operación de este sistema en general “es cada vez más problemática”.
“Las redes y colectores sanitarios en el centro de la ciudad (casco viejo), en su mayoría quedaron obsoletos por las nuevas características de la ciudad, que los hacen insuficientes por el crecimiento vertical de las edificaciones; además dado el tiempo de uso, están deteriorados por el cumplimiento de la vida útil de las tuberías”, se lee en el mencionado plan.
“Como son tuberías que ya han vencido su vida útil –las tuberías de cemento se preveían para 20 o 30 años, pero ya hemos sobrepasado ese tiempo– entonces, el incremento de las cargas de edificaciones hace que la resistencia de estas tuberías se vea afectada”, explicó Astorga a este medio.
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