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Opinión

¿Quién paga la deuda pública?

26 de Mayo, 2025
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El sector público boliviano durante el período 2006-2025 se distingue dos subperíodos: el primero de abundancia de recursos públicos durante ocho años (2006-2013) y el segundo subperíodo de doce años (2014-2025) de escases de recursos públicos. Por otra parte, el total de recursos públicos creciente fue originado por ingresos transitorios y no fue por los ingresos permanentes que financio el gasto público de carácter permanente hasta la actualidad.  

Fueron utilizados todos los  ingresos fiscales permanentes y transitorio (bonanza económica) en gasto fiscal permanente de consumo e inversión y concluido el ciclo económico favorable se mantuvo inalterable y creciente el gasto fiscal permanente incurriendo en un déficit fiscal acumulado elevado insostenible, cubierto recurriendo a la deuda pública porque el problema no es el gasto público sino la fuente de financiamiento que tiene que ser genuina y permanente[1]

El desenvolvimiento de la deuda pública destinado al gasto público en sus dos componentes de externa e interna tienen una tendencia creciente salvo algunas excepciones, de un solo año de disminución del saldo de deuda externa (2007) comenzó un aumento continuo del saldo de la deuda externa (2008-2025), alcanzando hasta cuatro veces respecto al año 2006. Con relación al saldo de la deuda interna la tendencia fue creciente durante seis años (2006-2011) y luego decreciente dos años (2012-2013) y altamente creciente (2012-2025) alcanzando más de cuatro veces respecto al año 2006.   Se mantuvo utilizando como fuente de financiamiento del gasto público la deuda flotante que se refiere a gasto devengado, pero no pagado al cierre de un ejercicio fiscal anual y tienen que nuevamente ser presupuestado para la siguiente gestión, para ser pagados y de forma específica en partidas de gasto de salarios, servicios básicos, proyectos de inversión, y proveedores.  Otra fuente utilizada en su integridad el ahorro público destinado para cubrir el gasto de capital público.

También fueron afectadas las Reservas Internacionales Netas (RIN) y además se colocaron bonos soberanos en el mercado internacional de capitales.

Las fuentes de financiamiento destinadas al gasto público en la etapa de los desembolsos son favorables en las cuentas económicas del país y posteriormente cuando se realiza el pago del servicio de la deuda y la amortización del capital tienen sus consecuencias económicas, para la estabilidad macroeconómica del país.

¿Por qué creció la deuda pública?

La respuesta a la pregunta, es por el modelo y política económica de expansión creciente del gasto público desde el 2006 hasta el 2025 aprobado por el órgano ejecutivo después del control constitucional al gasto del Estado, realizado por parte de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Los enfoques económicos sobre la gestión de la deuda pública señalan principios que tienen que considerarse para suscribir convenios de crédito externo. 

La lógica de la teoría económica sobre el manejo financiero del sector público es que cuando existe un resultado positivo de las cuentas fiscales (2006-2013), estos saldos deberían haberse utilizado en cumplir los compromisos económicos asumidos, es decir, en amortizar las deudas públicas contraídas y en reducir o eliminar la práctica del endeudamiento público, principio económico que no fue cumplido, porque se hizo todo lo contrario.

La teoría económica sobre la restricción Inter temporal del sector público, señala que la emisión de instrumentos de deuda pública debería ser igual a la diferencia entre los ingresos totales y los gastos del gobierno. Si existiera un superávit fiscal, debería dejarse de emitir instrumentos financieros que generen más deuda pública, y más bien, el superávit fiscal debería utilizarse para disminuir el saldo adeudado contraído en gestiones pasadas.

El principio clásico de finanzas publicas señala: “Financiar el exceso temporario de gastos sobre ingresos recurriendo al endeudamiento”. 

En el siglo XX el economista John Maynard Keynes[2] planteó que la política de expandir el gasto público tenía que ser de naturaleza transitoria hasta que se reactive el sector privado y luego se retornaría a los presupuestos equilibrados y reducción de la deuda pública. No sólo se refirió al gasto público y a su déficit asociado, sino que también fue muy específico respecto a que el gasto público no debía desplazar al gasto privado o que las empresas públicas sustituyan empresas privadas.

El economista Milton Friedman premio nobel de economía de 1976 en uno de sus ensayos sobre la estructura fiscal señala que: “Desde el punto de vista cíclico, el cambio operado en el carácter de los gastos y entradas del Estado es más importante que el cambio de su volumen.” Específicamente se refería al seguro contra la desocupación y un programa agrario destinado a sostener los precios de los productos agrícolas, desde el punto de vista cíclico de la economía. 

El economista James Buchanan que recibió el Premio Nobel de Economía el 16 de octubre de 1986 por sus trabajos sobre “La teoría de la elección pública y la economía constitucional” utilizo la demanda y la oferta, para comprender y dar una respuesta sobre el comportamiento del agente “Político”. En su teoría sobre el Ciclo Presupuestario Electoral: “la política sin romance, anclada en el presupuesto de que los funcionarios y tomadores de decisiones políticas tenderán a satisfacer su interés propio antes que a asegurar el bien común o el servicio público, razón por la cual es necesario introducir límites constitucionales y fiscales, para proteger los derechos individuales de las acciones y las decisiones colectivas”.

El profesor de la Universidad de Harvard N. Gregory Mankiw señala textualmente: “El estudio de la economía tiene múltiples facetas, pero se encuentra unificado por varias ideas fundamentales. Una referida sobre teoría y política fiscal la identifica como: “Principio 7 Algunas veces los gobiernos pueden mejorar los resultados del mercado.”  

La pregunta sobre ¿Cómo decidir cuándo la deuda se torna peligroso? el que fue economista jefe del Fondo Monetario Internacional 2008-2015, profesor de la Universidad de Harvard y del MIT Olivier Blanchard responde textualmente: “El nivel de deuda es peligroso cuando existe un riesgo no depreciable de que, en el contexto de las políticas actuales y probablemente futuras, la relación (deuda/PIB) aumenta de forma constante, lo que en algún momento dará lugar a una cesación de pagos.”

Por lo tanto, es recomendable que el sector público realice una gestión fiscal de mantener un equilibrio fiscal en el mediano y largo plazo, dado que los ingresos públicos están muy relacionados con los ciclos económicos y con las coyunturas, principalmente externas, que pueden ser favorables o desfavorables. Es decir, en años de coyuntura económica favorable, se traduce en mayores ingresos fiscales para el Tesoro General de la Nación, y es el momento ideal para “limpiar” las finanzas públicas, cancelando las obligaciones contraídas en gestiones pasadas, y en lo posible no incurrir de nuevo en el endeudamiento público y simultáneamente controlar el gasto público.

¿Quién paga la deuda pública?

El enfoque teórico de David Ricardo y revisado por el profesor de Harvard Robert Barro conocida como la equivalencia ricardiana señala que el gobierno no puede estimular el gasto del consumidor, ya que la gente asume que cualquier ganancia actual se compensará con mayores impuestos en el futuro. Esto también implica que, independientemente de cómo un gobierno decida aumentar el gasto, ya sea endeudándose o subiendo los impuestos, la demanda se mantendrá invariable, ya que el gasto público financiado con deuda desplazará al gasto privado.  Por lo tanto, la racionalidad de los contribuyentes de pronosticar que un aumento del gasto público conllevará subidas de impuestos en el futuro para financiar ese gasto, es decir, ante un aumento del gasto público los contribuyentes reducirán su consumo y aumentarán su ahorro para asegurarse un futuro estable y compensar esa futura subida de impuestos. De esta manera, si la reducción del consumo por parte de los contribuyentes es la misma que la deuda que debe devolver el Gobierno, no se producirá ningún cambio en la demanda agregada.

Las operaciones que realizan los encargados del sector público tiene incidencia en la evolución de la economía, por el lado de los ingresos  por los impuestos, ingresos por ventas de bienes y servicios, así como los subsidios genera distintos efectos en la producción y el consumo; por otro lado, el gobierno dispone del gasto público para realizar actividades productivas, la atención de las necesidades sociales con el fin de mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población de la nación. La inversión pública tiene efectos multiplicadores que benefician a distintos sectores, a través de la mayor demanda de bienes y servicios por parte del sector fiscal, induciendo la expansión (contracción) de la inversión privada (efecto crowding in o crowding out). No obstante, las autoridades encargadas de administrar las operaciones fiscales enfrentan en forma permanente la restricción presupuestaría.

Al suscribir los convenios de crédito externo autorizados por ley aprobada por la Asamblea Legislativa Plurinacional y promulgada por el órgano ejecutivo, por lo tanto, es la fe del Estado que se tiene que respetar honrando las obligaciones contraídas.

El peso total del saldo de la deuda pública de $US6.270,4 millones sobre la producción final de bienes y servicios de la economía boliviana del 2006 fue de 54,5 por ciento de los cuales correspondía a la deuda externa 28,2 por ciento y transcurrido 18 años el 2024 aumento más de seis veces alcanzando $US40.297.3 millones y la deuda externa 28,2 por ciento igual a la registrada el 2006.

Cada ciudadano boliviano y los que nacen ya son deudores por el saldo total de la deuda pública, que no está enterado, no fue consultado y probablemente los beneficios que recibirían no se cumplió y el indicador de deudor muestra que el 2006 cada ciudadano debe $US668,7 de los cuales por deuda externa es $US346,4 y el 2024 la deuda de cada ciudadano aumento a $US3.267,6 (388,7% de incremento) siendo la parte de la deuda externa $US1.082,2 (212,4% de incremento)

Finalmente, la respuesta a la pregunta del título es que la deuda pública externa e interna es pagada por todos los ciudadanos que toma sus previsiones anticipadamente para cubrirse ante las posibles medidas económicas de ajuste destinada a incrementar sus recaudaciones tributarias por parte del gobierno para honrar la fe del Estado ante los acreedores nacionales e internacionales. No es el agente económico “Gobierno” como se creía en algunos momentos que paga, y la pagan los grupos sociales más vulnerables, porque generalmente cuando se alcanza una situación en donde los montos desembolsados del exterior son menores a los pagos del servicio, amortización de capital y el flujo, stock de dólares declinan no siendo suficiente, para sostener un régimen de cambio fijo, déficit de balanza comercial y déficit fiscal generalmente se opta por políticas de austeridad que afectan precisamente a políticas sociales que van dirigidas directamente a gente más vulnerable. El dilema moral más fuerte que se encuentra en el pago de la deuda surge bajo la premisa inmoral que representa exigir su pago a quienes no tuvieron parte alguna en su contratación y peor aún, no recibieron ningún beneficio de tal contratación..

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[1] Noruega es un caso concreto qué procedió a separar los ingresos fiscales permanentes de los transitorios al constituir el Fondo Noruego con sus ingresos transitorios, que invierte en el exterior los ingresos procedentes del gas y el petróleo y gestionado por Norges Bank Investment Management (NBIM), entidad adscrita al banco central noruego. 

[2] John M. Keynes. Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. México, Fondo de Cultura Económica, 1974, pp.334-335. “[...]mientras el ensanchamiento de las funciones de gobierno, que supone la tarea de ajustar la propensión a consumir con el aliciente para invertir, parecería a un publicista del siglo XIX o a un financiero norteamericano contemporáneo una limitación espantosa al individualismo, yo la defiendo, por el contrario, tanto porque son el único medio practicable de evitar la destrucción total de las formas económicas existentes, como por ser condición del funcionamiento afortunado de la iniciativa individual.”

El autor es economista, miembro de número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas, docente de la UCB e Investigador asociado del IISEC.