Ir al contenido principal
 

Economía

Expertos en economía advierten que la crisis no es pasajera ni temporal y se avecina el abismo

Mirko Gardilcic, Jaime Dunn y Hugo Siles analizan la situación económica que preocupa al país. Coinciden que las soluciones a la crisis no son inmediatas.
18 de febrero, 2025 - 10:51
Compartir en:
Un puesto de productos en un mercado de La Paz. Foto: ANF
Un puesto de productos en un mercado de La Paz. Foto: ANF
@@PUBBLIXK

La Paz, 18 de febrero de 2025 (ANF).- Rosa frunce el ceño. Su café se enfría mientras la inquietud la consume. Mira a Cristina, su vecina de toda la vida, con la misma pregunta en los labios: "¿Esto se va a arreglar?". Es la tercera vez que lo dice en menos de una semana. Cada día el dinero alcanza para menos.

El billete parece encogerse en sus manos. Cristina suspira, removiendo su taza con desgano. "No lo sé, Rosa. ¿Va a mejorar?". La respuesta no llega. Solo el eco de una duda que retumba en todo el país.

Los números no mienten. Hace un año, el dólar se compraba a siete bolivianos; hoy, la cotización supera los 11. Lo que parecía un problema pasajero se ha convertido en una tormenta que no da tregua. Expertos en economía advierten que la crisis no es una sombra lejana, sino un abismo al que Bolivia se acerca sin frenos.

Mirko Gardilcic, administrador de empresas, describe un panorama en el que las soluciones no son inmediatas. "El litio necesita al menos cuatro años para generar utilidades. El petróleo y el gas, siete. La generación de energía hidroeléctrica, cinco. La industrialización del gobierno, si es que funciona, mínimo cuatro años". El tiempo, ese recurso que escasea tanto como los dólares en el mercado, juega en contra.

Las salidas no son muchas. Algunas, políticamente impopulares. La primera opción sería acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para solicitar un préstamo de entre 10 mil y 20 mil millones de dólares, no para reactivar la economía, sino para frenar el colapso, comenta en el programa Periodismo Que Cuenta.

La segunda, reducir el gasto público, algo que implicaría la reducción de hasta 300 mil empleados estatales, un costo político difícil de asumir en año electoral.

La tercera, incentivar exportaciones agrícolas, pero las restricciones impuestas por el gobierno han tenido el efecto contrario: el precio de la carne sigue alto, y los productores enfrentan trabas para vender al exterior.

Para el consultor financiero Jaime Dunn, la situación es clara. "No hay incertidumbre, hay certeza de que estamos yendo al abismo", sentencia sin rodeos. Según él, el gobierno ha hecho un diagnóstico equivocado de la crisis: persigue a los librecambistas, a los productores de alimentos, cree que los préstamos congelados en la Asamblea solucionarán el problema. Pero el verdadero origen de la crisis se remonta a 2014, cuando comenzó la caída de la renta petrolera. "Nos quedamos sin gas porque no se exploró lo suficiente. Desde 2011 se le advirtió al gobierno que la falta de exploración traería graves consecuencias".

Hugo Siles, economista, coincide en que el deterioro económico comenzó hace más de una década. "Bolivia depende de los hidrocarburos. Cuando los campos se agotaron, llegaron el déficit comercial y fiscal, la caída de reservas y la presión inflacionaria en los mercados.

"Hoy enfrentamos endeudamiento externo y problemas con el abastecimiento de diésel y gasolina. No es una crisis coyuntural, sino estructural. Venimos advirtiendo esto desde hace años, pero se ha intentado contener con más deuda".

No hay respuestas fáciles. La crisis no es un temporal pasajero, sino una tormenta de largo aliento. Rosa sigue mirando su café, ya frío. "¿Va a mejorar?". La pregunta queda en el aire. En las calles, en los mercados, en las oficinas y en los hogares, todos se la hacen. La incertidumbre pesa. Pero quizás, como dice Dunn, no sea incertidumbre, sino certeza.

 

/Periodismo Que Cuenta/nvg/

Comentarios

Articulo sin comentarios