
Durante la reciente Cumbre de la ALianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), se asignaron los premios OSCÁL del cine bolivariano. En una sesión que empezó con retraso, debido a la confusión en la hora generada por el estreno de un curioso “reloj del sur”, cuyas manecillas giran en sentido “choquehuanca”, el Presidente del Jurado anunció los premiados en cada categoría.
Bolivia cosechó varios premios, gracias a la colaboración del anfitrión Klaus Inmaduro quien previamente hizo encarcelar o emigrar a los contendientes de su país; sin contar que otros nominados no pudieron asistir por estar entre rejas o arraigados.
En la categoría “maquillaje” ganó el Banco Central de Bolivia con el cortometraje “Los magos de las RIN”. La motivación, leída por el Presidente del Jurado en las arrugas de un perrito “shar pei”, hizo hincapié en el inédito hechizo capaz de transformar dólares privados en públicos, inflando la deuda interna y la externa.
El OSCÁL en las categorías “tragicomedia” y “programación” (unificadas para esta ocasión) fue concedido por unanimidad al documental “Urticante Urea”, coproducción boliviano-coreana, que relata la titánica hazaña de programar fallas periódicas en una planta recién inaugurada, después de meses de pruebas y más de mil MM$ de inversión.
El premio a la mejor actuación femenina fue concedido a un colectivo, “las mal-escogidas”, capaces de interpretar con asombrosa naturalidad sentimientos encontrados como: la conmoción hasta las lágrimas por una chatarra lanzada al espacio, la indignación ante una caricatura de alasita, la depresión por un código echado al basurero y la apatía frente a las alusiones machistas de su jefazo.
En la categoría “aventura”, el galardón recayó en la obra “Un viaje a La Haya”, protagonizado por quince (y quinzas, corrigió Inmaduro) turistas (y turistos) para conocer el ruido de unos raros animales llamados “alegatos” -presuntamente un cruce de caimanes de Florida y felinos domésticos- y para mostrar ante el mundo que el mar nos une, pero los valores de la verdad y la democracia nos separan.
Había gran expectativa por el OSCÁL al “mejor reparto”. Descalificada la mega producción carioca “Odebrecht”, Bolivia posicionó dos largometrajes: “El Pari”, financiado por el Banco Unión, y “FONDIOC”, una coproducción del Gobierno y Sectores Sociales. Finalmente ambos competidores se repartieron también el premio.
La producción de bajo coste, “El matemático apocalíptico”, arrasó en la categoría “ciencia-ficción infantil”. Asimismo, “Educación sexual es, antes que nada, decir ‘gracias’, después de todo”, un pícaro corto del Ministerio de Salud, no tuvo rivales en la mención “Salud para todos en el año 3000”.
Con un guiño a la religiosidad popular, se estrenó la categoría “Historias Edificantes”, patrocinada por la empresa china CAMCE y destinada a inculcar valores en la juventud. Resultó ganadora la película “Santa Gazapata”, cuyo libreto se inspiró en el homónimo “beséler” de un escritor cruceño.
Al cierre del acto, se entregó el OSCÁL a la mejor película. El premio (un vale de un año para servicios legales) recayó en el drama animado “Cucu”, una trama de muertes, infamias, abusos, violaciones, machismo, narcotráfico, ineptitud, corrupción y codicia desmesurada por el poder, que acaba con un juicio universal de responsabilidades. El hecho que connotados políticos bolivianos prestaran sus voces a los personajes principales de la película (el Empeorador, la Flor Marchita, los Mariscales, Maitre Pathelin, el Panóptico, Pollerito y Ex-Celsa) fue altamente valorado por el Jurado.
Lo sé, querido lector, ya no estamos en Alasita ni en Carnaval. No obstante, ¡seguimos en Procesodecambio!
Francesco Zaratti es físico
Twitter: @fzaratti