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Opinión

Graduaciones de ayer y de hoy

16 de Septiembre, 2018
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AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ

Era la primera semana de Febrero del año 2006, y llegó a La Paz un amigo periodista e historiador de Alemania, fui a verlo al hotel Plaza que en ese entonces todavía era un lindo hotel de unas un poco dudosas cinco estrellas,  (hoy es un mercadillo de artículos de muy baja calidad)  Él estaba fascinado con haber llegado a La Paz precisamente en esos momentos, solo diez días después de que Evo Morales asumiera la Presidencia de la entonces un república, y yo no pude ocultar mi escepticismo, había escuchado en el discurso inaugural que se autodenominaba, (no sé si como partido, o como etnia), “la reserva moral de la humanidad”, y la frase había perforado mis oídos.

Ante mi escepticismo, el amigo me preguntó, casi en tono de reproche, si no me alegraba siquiera un poco del hecho de que gente que jamás había tenido la menor oportunidad en mi país, ahora podría ver el futuro con esperanza. Quise aclararle que las cosas no eran tan extremas, que a fin de cuentas, Evo era Presidente porque el sistema político reinante lo permitía, le hablé de la participación popular, del 52, y mientras charlábamos dejamos el hotel y empezamos a bajar por las calle principal de La Paz, llegamos al atrio de la Universidad el cual estaba atiborrado de puestos de venta y había muchas, muchas, mujeres ataviadas con la tradicional vestimenta de la Chola paceña, 

- ¿Ves este grupo de mujeres? – le pregunté, de qué crees que se trata, y él que había hecho su tarea, me dijo en tono de pregunta 

- ¿el mercado de miniaturas? – refiriéndose a las Alasitas que tienen lugar cada año. 

Le aclaré que no era nada de eso, que lo que se vendía en los puestos eran presentes para quienes en ese momento estaban graduándose de las distintas carreras de la Universidad de San Andrés, y que se fijara bien, que esas mujeres estaban ataviadas con sus mejores galas, porque estaban allí para presenciar la colación de grado de sus hijos e hijas. –Una carrera universitaria no se hace en diez días- le espeté.

Esa escena me ha venido a la mente en estos días en que la hija de hermano Presidente se ha graduado, y el hecho ha dado mucho que hablar en redes sociales, en canales de televisión y en radios. Hay quienes han criticado que los medios se ocupen de este hecho que corresponde a la esfera privada de una persona, pero eso no es tan así, una profesión, una titulación es un asunto público, y se puede sentir una sana curiosidad por cómo les va a los hijos de los poderosos de un país, para bien y para mal, por lo demás la joven es una activista política.

Una graduación en una universidad privada no merecería ningún reproche si es que el presidente no hubiera tomado medidas para estrangular la educación privada en Bolivia,  me refiero al congelamiento de pensiones y la obligatoriedad de aumentos salariales y a los dobles aguinaldos), escoger una Universidad Católica habiendo otras, tampoco deja de ser una gran contradicción,  en un régimen que reciente la colonia y todo lo traído por los españoles, más allá del nuevo “bromance” entre Evo y el Cardenal.

Una vez más, son las contradicciones las que chirrean.  Ha llamado también la atención que Don Evo Morales no hubiera asistido a la colación de grado de su hija, pero considerando los abucheos, groseros e innecesarios por cierto, en realidad hizo bien en no ir a la Universidad.

Algo que vale la pena subrayar es el tweet que Evo publicó diciendo que la Joven era la primera profesional de la familia. Por el lado de Evo, es así, pero por el de su madre no, Doña Francisca Alvarado, ( me he enterado gracias a un programa de Casimira Lema que está en Youtube), es abogada.  Llama la atención, que la figura de la madre de la joven haya quedado tan disminuida, no solo en el tweet del Presidente, sino también en los reportajes y los comentarios respecto a este evento, que de todos modos, solo puede causar alegría y satisfacción a propios y extraños. 

Agustín Echalar es operador de turismo

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