MIGUEL MANZANERA, S.J.
Para este año 2017 el Santuario de la Virgen de Urkupiña en Quillacollo, Cochabamba, ha proclamado este lema “Con María la familia es misionera de amor y vida”. Se trata de revalorizar a la familia como comunidad de amor fiel entre el varón y la mujer, abierta a la procreación filial, e indisoluble hasta que la muerte los separe.
Nos parece muy acertado este lema, ya que, si bien la familia tiene también una proyección eclesial y social más amplia, un tema fundamental dentro del sacramento del matrimonio es profundizar la esencia de la familia humana como imagen y semejanza de la Familia Divina. Para ello es necesario la oración, la reflexión y la acción de los esposos, de los hijos y de otros miembros de la familia.
Lastimosamente hoy en día hay ideologías, basadas simplemente en la libertad humana, que no valoran el matrimonio y la familia. Sobre todo la “teoría del género” rompe el sentido del matrimonio y considera válidas otras uniones pasajeras entre el varón y la mujer, entre varones o entre mujeres o con fantasiosas aberraciones. Además niega el valor de la fecundidad con el uso indiscriminado de anticonceptivos, algunos de ellos abortivos, y con la legalización del aborto, como si fueran derechos que deben ser reconocidos por las leyes.
Para oponernos a estas propuestas equivocadas se hace urgente que los cristianos reconozcamos a Dios como origen y modelo de la familia humana, basada en la naturaleza y en la dignidad humana a imagen de la Familia Trinitaria. La Biblia es la fuente principal de la revelación divina, unida a la tradición y al magisterio de la Iglesia.
Un texto bíblico clave del Antiguo Testamento es la creación del hombre en el primer capítulo del Génesis: “Y dijo Elohim (Dios) hagamos al hombre (Adam) a nuestra imagen, como semejanza nuestra... Creó, pues, Elohim al hombre a su imagen, macho y hembra los creó. Y los bendijo y les dijo ‘Sed fecundos y llenad la tierra y sometedla’” (Gn 1, 26-27). Con ello revela a un Dios plural (Elohim) como la Familia Divina o sea el Dios Trinitario.
La misma idea con otros matices se expone también en el segundo capítulo del Génesis: Elohim Yavheh modeló primero al hombre (adam). Luego, para darle una ayuda similar, le infunde un sueño y le extrae una costilla o un lado, resultando el varón y la mujer. Cuando el varón despierta exclama: “Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada varona (issah) porque del varón (ish) ha sido tomada”. Concluye el texto con este comentario: “Por eso deja el varón a su padre y a su madre y se une a su mujer y se hacen una sola carne” (Gn, 2, 18-24).
Esta explicación bíblica fue confirmada por Jesús cuando, al ser preguntado sobre el divorcio que se practicaba en la religión judía (Dt 24, 1), claramente indicó que Moisés permitió al varón el repudio de su mujer por la dureza de su corazón, pero al principio no fue así. Con ello quedó vigente la indisolubilidad del matrimonio al rechazar como adulterio el repudio seguido de un nuevo matrimonio con otra mujer (Mt 24, 1).
El Apóstol Pablo dio una explicación del amor esponsal entre Jesucristo y la Iglesia como el ideal del matrimonio cristiano formando una unión indisoluble hasta que la muerte les separe (Ef 5, 21-33). Por ello pensamos que para la mayoría de los cristianos la fundamentación del matrimonio fiel, indisoluble y fecundo puede ser la creencia en Dios como Familia.
Una tarea importante y urgente en la Iglesia es la preparación al sacramento de la unión matrimonial como la imagen y semejanza del amor divino trinitario entre Dios Padre y la Rúaj Madre (Espíritu) que genera al Hijo desde la eternidad. Un desarrollo de la teología de la Familia Trinitaria como modelo de la familia humana, ayudará a muchas parejas cristianas a fortalecer su unión y educar a sus hijos.
En tiempos recientes un paso importante lo dio el fugaz Papa Juan Pablo I, cuando identificaba a Dios como “Un Padre y, todavía más, una Madre” (“É papà; più ancora è madre”. 10 sept. 1978). También San Juan Pablo II en su magistral Carta a las Familias (1994) se refería a Dios como Familia Creadora. El actual Papa Francisco en varias ocasiones ha afirmado que Dios es la Familia en tres personas divinas.
Por Miguel Manzanera, S.J.