AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ
El presidente Evo y el vicepresidente Álvaro no solo han levantado su secreto bancario, sino que han puesto a disposición de la población, en línea, sus cuentas bancarias, ese es indudablemente un importante gesto, más allá de que se deben hacer algunas consideraciones, y que por supuesto aunque se tratara del summum de la transparencia, tampoco ayudaría en un ápice a su pretensión reeleccionaria que es ilegítima e ilegal. Los acólitos al gobierno, algunos muy ingenuos y otros no tanto, se han apresurado a comentar favorablemente este hecho, tanto en redes sociales como donde han podido.
Debemos partir del principio de que si o hay indicios de corrupción o de muestras de enriquecimiento desmesurado, las autoridades no pueden ser tildadas de corruptas. Tanto al primer Mandatario como al segundo, no se les puede ver, algo que desentone. En el caso del vicepresidente, el que él se haya comprado una casa en una de las buenas zonas de La Paz, no es una señal de que algo reprobable estuviera sucediendo, se trata de una casa sin dimensiones estrafalarias, más allá de que indudablemente hay contradicciones ideológicas, alguien que con tanto entusiasmo se declara leninista, no debería tratar de vivir en uno de los barrios más apetecidos de la ciudad, donde a un par de cuadras de su casa, unos cuantos vecinos abusivos se han adueñado inclusive de las calles, y les han puesto trancas y seguridad privada.
El problema es que hay ciertos gestos, que en realidad no dicen mucho, las cuentas bancarias no necesitan reflejar la idoneidad de las personas en el poder, y en el caso del primer Mandatario, quien es, no olvidemos, también el secretario general de las seis confederaciones de productores de hoja de coca del trópico cochabambino, este gesto, resulta una broma de mal gusto. No quiero inferir con esto, que el señor Morales, tenga algo que ver directamente con la provisión de materia prima para la producción de cocaína, pero lastimosamente él, y por decisión propia, es el representante del grupo de productores agrarios que sí lo hace, y eso es simplemente incompatible con la transparencia que se quiere demostrar. Don Evo, si es consecuente, tendría que, para empezar, renunciar a ese cargo. (dicho sea de paso, además por razones de incompatibilidad entre la función de presidente de estado, y a la vez de un espacio específico de la actividad privada).
Dicho esto, no deja de ser un gran paso lo optado por los primeros mandatarios, ahora lo que los ciudadanos podríamos esperar es una transparentación, en línea, de los gastos que se hacen con los dineros de los bolivianos. Deberíamos saber, y por iniciativa del Estado, y no en base a cálculos someros, cuánto cuesta la hora de vuelo del avión de su Excelencia, cuánto cuesta el mantenimiento general del famoso avión, cuánto cuesta el mantenimiento del museo de Orinoca, cuanto está costando no solo la construcción de la casa grande del pueblo, sino el amoblado del mamotreto, y específicamente cuanto va a costar decorar la inmensa chambre separeé de 1000 metros cuadrados del hermano Presidente.
Sería bueno tener acceso a los gastos de todas las secciones del gobierno, y permítaseme decirlo, anque yo mismo estaría de acuerdo con que existiera un monto específico y razonable, para gastos reservados, como sucede en cualquier Estado.
Se necesita la información más transparente y más accesible posible a los gastos que hace el Estado, tanto en su funcionamiento como en sus inversiones empresariales, y teniendo eso, en realidad las cuentas bancarias personales de sus Excelencias se vuelven intrascendentes.
Los bolivianos, aún muchos de los que creen que el proceso de cambio fue algo muy bueno, tienen la sensación de que se ha gastado el dinero de una manera irracional, esperemos que este primer gesto de Evo y Álvaro sea el principio del fin de especulaciones, o en su defecto de gastos insulsos.
Agustín Echalar es operador de turismo.