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Opinión

De futbol y gigantografías

19 de septiembre, 2023 - 00:00
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AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ

Quienes siguen mi columna saben de mi pobre relación con el deporte, y de mi nula relación con el fanatismo que despierta el futbol, tan “maridado” con el patriotismo más burdo. Ud. estimado lector se preguntaré porque escribiría yo sobre algo que no me interesa, y de lo que ciertamente no sé, o por lo menos no siento. Pero lo cierto es que a veces la razón florece cuando no hay pasión, lo saben los padres que ven con angustia los enamoramientos imposibles de sus hijos, por ejemplo. 

Empecemos por el resultado del partido que tuvo lugar en martes pasado, jugaba el campeón mundial de esa disciplina, contra el equipo del país, que no participó más que una vez en la historia en un mundial, ¿Puede alguien, con un mínimo de conocimiento de esa trayectoria imaginarse un resultado distinto? Yo sí, un 6 a 0 por ejemplo, o un 9 a 0. 

Llama enormemente la atención que algunos se rasguen las vestiduras, como si el equipo boliviano los hubiera traicionado a último momento. Lo más curioso, visto desde afuera, es escuchar o leer a los hincas reclamar porque ni siquiera se hubiera aprovechado la altura del Estadio Siles. ¿No era que la altura no afecta, y que precisamente los argentinos son unos llorones que hacen teatro al respecto?

Lo cierto es que la altura sí afecta a cualquier actividad física, y es verdad que hay algo de no tan deportivo en eso de aprovecharse de ese efecto, aunque es posible que la selección boliviana también este afectada pro la altura, me imagino que hay varios componentes de la misma que son de santa cruz u otras latitudes, bajas, y que viven regularmente a niveles donde el oxígeno, dicho coloquialmente, abunda.

Que la selección boliviana pierda ese partido era lo natural, lo obvio, y lo que me parece una canallada de la hinchada, es lanzarse contra los jugadores, estos no son otra cosa que jóvenes dedicados a un deporte. 

Otro aspecto que ha llenado las redes sociales y la prensa han sido las gigantografías de bienvenida a Messi, el actual héroe máximo de deporte, el Alcalde Arias ha sufrido una serie de improperios por haber tenido ese gesto. Personalmente pienso que algo así enaltecía más bien a La Paz, rendir pleitesía al compeón mundial de un deporte no parece un despropósito.  Desde afuera, en realidad se puede ver una animadversión hacia el Alcalde, que poco tiene que ver con su gestión y mucho con el hecho de haber frustrado las pretensiones de poder de un partido muy masivo… si ese.

Eso si, yo estoy en completo desacuerdo con las gigantografías, no solo las dedicadas al señor Messi, sino todas estas, son en el verdadero sentido de la palabra, un gasto insulso, y polucionan el ambiente, aún las más bellas.

Por supuesto que las peores son las que contienen las caras del presidente del país, sea este Morales o Arce, o alguna autoridad local, sea esta el alcalde, o el gobernador. Y aunque se trate de la marraqueta, igual es un “no arte efímero” que oculta o distorsiona el verdadero rostro de la ciudad. Recientemente la alcaldía ha cubierto el frontis de la casa de la cultura, un interesante edificio, por cierto, con una inmensa foto de una marraqueta con queso y café, creyendo para colmo que eso es un bien para el turismo. En realidad la secretaria de turismo del municipio debería velar porque no se pongan gigantografías de ninguna índole en fachadas importantes, sea esta la iglesia de San Francisco, (los curas también lo hacen),  el edificio del Correo, cuyo atrio ha sido tugurizado por el estado plurinacional, o el monobloc de la Universidad. 

Fue bueno que Mesi viniera a La Paz, y era bueno que sea muy bien venido no solo por los hinchas sino también por el alcalde, y lo mejor sería que no se vuelva a gasta dinero en gigantografías.

El autor es operador de turismo

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