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Opinión

De Cardenales, políticos, y orgullo gay

3 de Julio, 2018
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AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ
El 28 de junio es un día muy especial a nivel global, me refiero por supuesto a las conmemoraciones y celebraciones del Christophers St. day, vale decir el día del orgullo homosexual, que se inició como una conmemoración de los eventos que tuvieron en esa calle de Nueva York hace 49 años, y que marcaron un antes y un después de la relación entre el estado y las personas que gustan de las personas de su mismo sexo.

El jueves pasado, en la ciudad de La Paz, ha tenido lugar un evento importante, la alcaldía ha despachado una nueva ley municipal que garantiza el respeto a las personas de los ahora llamados colectivos LGBT, y esas son muy buenas noticias. Se trata por supuesto de un saludo a la bandera, por un lado, la vida de las personas LGBT no va a cambiar mucho gracias a esa ley, en primer lugar porque ésta ya cambió hace bastante tiempo, para bien, y por el otro porque ciertos resquicios de homofobia no van a desaparecer de la noche a la mañana, porque las leyes no logran hacer eso.

De cualquier manera, la noticia solo nos puede alegrar, aunque sabemos que hay algunos seños que se han fruncido. Por ejemplo algunas iglesias evangélicas y posiblemente también lo haga la Iglesia Católica. Lo pongo así, porque la Santa Madre ha estado muy ocupada en otro tema, y es que curiosamente, precisamente el mismo 28 de Junio, (hay casualidades que parecen citas), el Papa ha consagrado a 10 nuevos Cardenales, entre los que se encuentra Monseñor Toribio, nacido Porco, pero conocido como Ticona.

Si uno quiere ver las cosas desde los largos plazos de la Iglesia Católica, casi parece parte de un plan largamente esbozado. El primer Príncipe de la iglesia boliviana que perteneció al colegio cardenalicio, fue Clemente Cardenal Maurer, nacido en Alemania, el segundo Julio Cardenal Terrazas, boliviano de la clase media dominante de entonces el tercero, cincuenta y un años después de la creación del primero, ha sido un obispo no solo de extracción humilde, sino claramente indígena.

Ahora bien, lo interesante del caso es que más allá de la casualidad de que los tiempos romanos coincidan con los profanos y revueltos tiempos locales, ahora Bolivia tiene un Presidente indígena, esta situación está llevando a una alianza bastante interesante. Evo, que ha perdido enormemente su prestigio en los últimos dos años, necesita con urgencia un espaldarazo de quien sea, y la Iglesia que ha sido tan vapuleada por el proceso de cambio, necesita un canal de empatías, el cual es posible que exista, debido a diversos motivos, entre el Presidente y el  nuevísimo Cardenal.

Volviendo al 28 de junio y los derechos LGBT, podríamos decir que el gobierno les está dando la espalda. Y es que estos solo se garantizan realmente en un estado laico, y Evo ha demostrado que está más católico que nunca.  Algunos activistas masistas con principios, (si es que todavía quedan), deben estar espantados.  Otros, los pragmáticos, ven el asunto con más sentido político, sus contradicciones no les quitan el sueño, ni aunque se vean plasmadas en un edificio de 28 pisos.

Mientras tanto, el Cardenal no logra enamorar con su sabiduría, tres terribles faux pas, ya tiene en su haber, el primero, su reivindicación del palacio Evo que va contra todo sentido de discreción y frugalidad, el segundo, su incapacidad de expresarse clara y contundentemente contra la ilegalidad, en referencia al 21 de febrero, y tercero, la inaceptable frase racista en su primera alocución después de ser ungido. No Eminencia, no hay razas más fuertes que otras, menos desde un punto de vista de carácter o espiritual.

Agustín Echalar es operador de turismo.

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