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Pueblo Tsimane entre el olvido y la injusticia; piden que Arce conozca y atienda las necesidades

“Cuando reclaman no son escuchados, aquí adentro (en el bosque) hay asesinatos, quemas de casas de los indígenas, violaciones a mujeres y niñas. Tantas cosas que ocurren, pero las autoridades no quieren escuchar. La justicia para ellos no existe. La justicia es desigual, existe para unos, no para todos”, asegura una religiosa desde lo que se señala en el Informe Altermativo al CERD, de Naciones Unidas.
28 de Octubre, 2021
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Sede tsimane Central Colorado. Foto: Fundación Tierra

La Paz, 28 de octubre (ANF). – “Le pido al Estado que escuche las necesidades del pueblo Tsimane’, que (Luis Arce) venga a conocer cómo viven los hermanos, que escuche, que atienda las necesidades que tienen estas personas que merecen una vida digna, ellos solo quieren vivir en paz”, dice Gladis Montesinos, religiosa Carmelita Misionera  peruana que llegó a Bolivia el 2014 y vive cercana a las comunidades Tsimane’.

Montesinos relata a la ANF que el pueblo tsimane’ atraviesa una serie de vulneraciones a sus derechos humanos. Pero lo que más le preocupa a la comunidad indígena es el avasallamiento de tierras que sufren por parte de "interculturales", que no solo se apropian de las tierras que habitan sino que depredan los bosques, atacan a sus familias. La situación empeora para la comunidad por la falta de acceso a la salud, educación y justicia.

Otra de las vulneraciones que aflige a los tsimane’ es la discriminación en el desconocimiento de las autoridades propias y sus mecanismos de resolución de conflictos, al igual que la violencia que sufren las mujeres indígenas en relación a sus derechos sexuales y reproductivos.

“Es una realidad es muy dura, cruda porque están abandonados a su suerte, son vulnerados en sus derechos, son olvidados por el Gobierno. Hay hermanos indígenas que en esta época no tienen cedula de identidad, no tienen acceso a ningún tipo de servicios y menos educación”, menciona la religiosa que vive de cerca las carencias de la comunidad indígena.

Cuenta que uno de los sectores más afectados es Yacuma, donde apenas existe un par de escuelas, pero por la diferencia de lenguas entre maestros y alumnos se registran casos de discriminación y hasta maltratos.

“He visto el maltrato a los niños tsimanes, los llaman brutos, lamentablemnte los maestros no entienden que son una cultura diferente”, lamenta.

El drama empeora por la falta de acceso a salud, Montesinos afirma que durante la pandemia del coronavirus (Covid-19), los indígenas fueron azotados por el virus, algunos fallecieron buscando atención médica. Otros recurrieron a la medicina tradicional, pero por la depredación de los bosques tampoco fue fácil encontrar los remedios.

“Es difícil hablar porque duele, duele ver que no tienen acceso a la salud. Los enfermos han muerto en el camino mientras buscaban el centro de salud que  queda a kilómetros de distancia de la comunidad, no hay salud pese a que es un derecho fundamental. A veces no son entendidos porque no pueden explicar en castellano como pide la mayoría de la población. Otros que han recurrido a las hierbas han tenido que caminar bosque adentro para encontrar sus plantas porque todo está desmontado y nadie hace nada”, asevera.

El pasado 7 de octubre el pueblo indígena Tsimane presentó, junto a organizaciones de la sociedad civil, el Informe Alternativo al Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el que denuncia que es víctima del olvido y la discriminación del Gobierno nacional.

En  el documento recuerdan que el 2010 sus tierras fueron declaradas tierras fiscales y el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) procedió a entregarlas en dotación a otros sectores sociales, “en una clara muestra de discriminación racial”.

Incluso para algunas comunidades que fueron desplazadas, el INRA se comprometió a reubicarlas, pero nunca cumplió la promesa.

El pueblo tsimane’ es de existencia precolonial y se encuentra disperso entre las provincias Moxos, Ballivián y Yacuma del departamento del Beni y las provincias de Sud Yungas e Ixiamas en el departamento de La Paz, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la población autoidentificada tsimane’ es de 14.902 personas.

Injusticia

Las dificultades de acceso a la justicia estatal y la falta de reconocimiento de sus propios sistemas normativos son otra de las vulneraciones que sufre este pueblo indígena. No pueden acceder a la justicia estatal, primero por el idioma, no cuentan con policías indígenas ni jueces ni fiscales que entiendan el lenguaje de los tisimanes y tampoco existen traductores. Esas diferencias culturales marca la desigualdad para acceder a la justicia.

“Cuando reclaman no son escuchados, aquí adentro (en el bosque) hay asesinatos, quemas de casas de los indígenas, violaciones a mujeres y niñas. Tantas cosas que ocurren, pero las autoridades no quieren escuchar. La justicia para ellos no existe. La justicia es desigual, existe para unos, no para todos”, asegura, desde lo que se ha evidenciado en el informe al CERD.

Pese a las pruebas sobre desmontes ilegales, avasallamientos, violaciones, maltratos que tienen los indígenas, las autoridades desoyen sus pedidos de justicia dejándolos desprotegidos y en el olvido.

“Tienen pruebas desde hace 22 años sobre los daños que están sufriendo los bosques, a muchos indígenas se los esclaviza, los hacen cuidar sus ganados o los obligan a desmontar sus propios bosques, su territorio su hogar que tanto ellos respetan y cuidan. Esas cosas indignan, pero nadie hace nada. El Estado boliviano se olvida de ellos, tienen que venir a conocer la realidad y las necesidades que tienen”, comenta.

En el informe que presentaron, los tsimane’ denuncian que son constantemente agredidos por comunarios "interculturales" que los amenazan y destruyen sus plantaciones y hogares. Relatan que en una oportunidad un corregidor de la comunidad fue amarrado, golpeado y abandonado a su suerte en el monte. Otra situación que relatan es el conflicto con un empresario que llevó a la Policía para desalojar a las comunidades indígenas, en ese hecho un joven tsimane falleció producto de disparos en la comunidad de Río Grande.

“Ellos no quieren guerra, no quieren negociar sus tierras, ellos quieren vivir en paz. Ojalá puedan tener ese derecho, hacerles valer su derecho de preservar su cultura, de ser guardianes de la naturaleza”, afirma la religiosa a tiempo de exhortar a las autoridades nacionales deponer actitudes y atender las demandas de los Tsimanes.

“No podemos hacernos daño unos a otros, que el Gobierno busque la conciliación, que respete las autonomías de los pueblos indígenas y que entre todos podamos aportar para ser una Bolivia libre, hermosa y con dignidad. Que cada pueblo se desarrolle sin hacerse daño, que tengan un buen vivir”, expresa la religiosa.

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Informe Al CERD Discriminación Al Pueblo Tsimane by ANF on Scribd

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