27, V, 94. ¿Es no es verdad? MENTIRAS, VERDADES Y AMBIGUEDADES Por José Gramunt de Moragas, S.J. El compendio más cabal que se ha hecho sobre el escándalo armado por las declaraciones televisadas de García Meza desde Brasilia lo ha formulado el ex-presidente Walter Gue-vara Arce: "van a sacudir el avispero, no sólo por mencio-nar verdades a medias y muchas verdades históricas sino verdades a medias y muchas mentiras". Entre esta mescolanza que va desde la falacia a la ver-dad, cada una de ellas con pincelada y color bien definidos, queda una zona confusa, ambigua, claroscura y a medias tintas en la que se difuminan complicidades, cobardías y coqueteos. Trataré de colocar el sombrero a cada cabeza. "Yo cumplí con el mandato de las FFAA", se justifica el dictador. ¿Pero quien fue la cabeza del golpe y de lo que siguió? Ninguna institución es más vertical que la militar. Los demás comandantes del nefasto triunvirato y otros mandos apenas abrían la boca. La consecuencia es clara: García Meza ordenó y los subordinados, sin duda convencidos, le obedecieron. Es más: ¿quién se proclamó a sí mismo como el paladín de la "democracia inédita" sino LGM? Apostaría doble contra sencillo que la fórmula no la creó él sino algún ideólogo de ocasión y al servicio de la dictadura. Demasiado sofista era la idea para una mente tan chata como la del dictador. Prostituir el concepto de la "democracia" para maquillar la brutalidad y la corrupción, no cuadraba en la mente también cuadrada de un hombre más dado a los caballos que a los libros. Pero el General la hizo suya y no pudo engañar a nadie con un mínimo de sentido común. "Yo ignoraba lo que hacían mis ministros", alega el entrevistado. Ignorancia tanto más imputable al jefe cuanto mayor era la verticalidad del mando. Es posible que García Mezano se enterara de muchas cosas, pero las permitía si no las inspiraba. ¿Podía ignorar las actuaciones de su principal colaborador, Luis Arce Gómez. `Inconcebible! Además, a fin de cuentas, el jefe es responsable, al menos solidario y mancomunado, con lo que hacen sus socios subordinados. Entre las ambiguedades que hoy abundan, una es ésta: "la colaboración con LGM no fue del partido sino personal de cada uno de quienes se relacionaron políticamente con la dictadura".Para mí, ésta es una coartada. Me resulta inadmisible una colaboración 'personal' con el crimen y la corrupción que no hubiera sido desautorizada oportunamente por el partido, y los colaboracionistas apartados de sus filas. Hé aquí una de las medias tintas y de los claros- curos. También se repite, con verdad a medias, que "no puede creerse a un reo rematado". Sin embargo, hasta los locos dicen verdades que algunos cuerdos callan cuando aquellas les incomodan. Queda suficientemente claro que la sensacional publicidad de la comentada entrevista televisada es un instrumento del reo y de sus abogados para protegerse frente a una inminente sentencia de extradición en el juicio que se le sigue en la justicia brasileña. Recursos no le faltan a LGM para financiar este tipo de acciones. Esta justificada sospecha nos lleva a preguntarnos hasta qué punto algunos medios de comunicación social no han sido utilizados para aquel obje-tivo, atrapados por el afán de la sensacional - ¿sensaciona-lista? - "exclusiva" sin medir el grado de colaboracionismo con el dictador. Este es otro aspecto que deberá aclararse. ------ 27-05-94 12:54XXXX