
La Paz, 14 mar (ANF).- El Papa señala un caminar permanente de la Iglesia, edificándola sobre piedras vivas e incorruptibles, pero ambas acciones deben tener como centro la revelación constante de Dios, porque de lo contrario la Iglesia se trastorna en una ONG caritativa, y sin la cruz de Cristo la Iglesia deja de ser tal.
“Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje - precisamente el coraje - de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor, de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que ha sido derramada sobre la Cruz, y de confesar la única gloria, Cristo Crucificado. Y así la Iglesia irá adelante”, remarcó.
“Caminar, edificar, confesar” tienen “en común: el movimiento”, afirmó el Papa Francisco en su primera homilía en la celebración de la Eucaristía en la Capilla Sixtina, con los 114 cardenales electores.
Lo central de este movimiento es testificar a Cristo con la Cruz, porque “cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos sin la Cruz y cuando confesamos un Cristo sin Cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor”, fue enfático el Sumo Pontífice.
“Nuestra vida es un camino. Cuando nos detenemos, la cosa no funciona”, pero hay que “caminar siempre en presencia del Señor, a la luz del Señor, tratando de vivir con aquel carácter irreprensible que Dios pide a Abraham”, dijo.
Y si no edificamos la Iglesia con “piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo”, entonces se construyen castillos de arena, como los que arman los niños en las playas, y “todo se desmorona. No tiene consistencia”.
“Podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no funciona”, sentenció el Papa al puntualizar que “nos convertiríamos en una ONG (Organización No Gubernamental) de piedad, pero no en la Iglesia, esposa del Señor”.
“Cuando no se confiesa a Jesucristo, me viene la frase de León Bloy “Quien no reza al Señor, reza al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio”, subrayó.
“Pero la cosa no es así de fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar a veces hay sacudidas, hay movimiento que no es justamente del camino: es movimiento que nos echa para atrás”, señaló el Romano Pontífice.
Concluyó la homilía expresando su “deseo” de que “el Espíritu Santo, la oración de la Virgen, nuestra Madre, conceda a todos nosotros esta gracia: caminar, edificar, confesar a Jesucristo”. //JTI//