Cochabamba, 19 de diciembre (ANF).- Karina Rocha, comunicadora social de 24 años, contempla la ciudad de Cochabamba desde un mirador en la zona del Temporal. Desde su posición percibe que la ciudad se expande cada vez más. Llegan a su mente los rostros de los jóvenes que entrevistó para realizar un reportaje sobre el empleo juvenil. Todos tienen algo en común: son profesionales y tienen un título en mano. Vuelve a mirar la ciudad y sí, lo que parece no crecer a la par de las edificaciones, como le dijeron algunos especialistas, es el mercado laboral. En sus apuntes lee datos del Centro para el Desarrollo Laboral Agrario (CEDLA) que señalan que en Bolivia si bien disminuyó el desempleo, ahora afecta a la población con mayor nivel educativo en un 10,5%.
Karina comienza a entender otras realidades de vida y divide a sus entrevistados en tres grupos. El primero, jóvenes profesionales (entre 25 y 30 años) que “deben trabajar” para poder sustentarse económicamente. El segundo, jóvenes profesionales en el mismo rango de edad que pueden sacar adelante estudios complementarios y que cuentan con el colchón financiero de sus familias. El último grupo es de jóvenes profesionales más adultos (30 a 35 años), denominados los “con carrera” porque encontraron estabilidad laboral.
Jóvenes SIN ayuda económica
La primera persona que le viene en mente es Noemí Apaza, comunicadora social de 25 años. Ella le relató que debido a la situación económica de su familia debió empezar a trabajar desde el colegio. Esto la retrasó en su proceso de titularización, pero logró sacar su título. Pero, al momento de buscar empleo dentro su profesión, el peso de la experiencia de trabajo debilitó sus expectativas. “Al principio te dicen ‘no tienes título’, luego tienes el título, pero te dicen ‘no tienes experiencia’ y al final no hay nada otra vez y es frustrante’”, le dijo Noemí tomándose de la cabeza, indicando con ese gesto la incoherencia de los empleadores.
Otro entrevistado, Saúl Sarabia, sociólogo de 26 años, desistió de buscar trabajo en su área de estudios porque, además de la inexperiencia, pesó su apariencia, catalogada por varios bajo el estereotipo de “rockero”. Por ello, tuvo que trabajar como portero de un edificio, mesero y ahora es recolector de llantas usadas en una recicladora.
Pensar en la situación de estos jóvenes, hizo que Karina recuerde que el subempleo está afectando a los profesionales jóvenes, como le confirmó la socióloga y economista Tania Ayllón, pues en el mundo laboral se encuentra cada vez más gente con alta calificación que se ve obligada a empezar su carrera profesional en condición de subcontratación, o sea, están cualificados para trabajaos de mayor nivel, pero aceptan otra situación.
¿Cómo combatir esto? Ayllón le mencionó que el desafío está en consolidar políticas mucho más profundas, es decir, es un problema estructural que tiene Bolivia donde se comprueba su imposibilidad de generar un aparato productivo que sea alimentado por un mercado interno y que devele una industria competitiva.
Jóvenes CON ayuda económica
En otra entrevista, pero de carácter grupal, Karina pudo reunirse con seis jóvenes profesionales en diversas áreas que viven otra realidad. Cuentan con el apoyo de una familia que puede esperarlos a cumplir sus metas profesionales y a que consigan especializaciones mediante cursos, posgrados e incluso la posibilidad volverse independientes. Todos coincidieron que no es fácil conseguir un trabajo, es necesario buscar, hacerse de contactos y pagar el derecho de piso.
“Es difícil, el país no ofrece las condiciones para tantos profesionales, hay demasiados en el Departamento y más con la competencia de las universidades, ahora hay que prepararse mucho más”, le contó Mariela, odontóloga de 27 años.
Sobre la famosa “muñeca” estos jóvenes sí la consideran como algo frustrante, pero les deja abierta la vena de la competitividad para demostrar su calidad académica. Karina recuerda la expresión sus rostros cuando lanzó la pregunta sobre la realización profesional, miedo a contestar y otros gestos que denotaban que recién caían en cuenta de su situación. “No soy feliz con lo que hago, pero esto me da estabilidad económica, pero no estoy realizándome”, le confesó Pablo Fiel, auditor de 28 años, quien dijo haber escogido una carrera lucrativa más que vocacional.
Al oír esto, Karina recordó que en otra oportunidad, Gustavo Maldonado, psicólogo organizacional, le dio pautas para entender lo que ocurre con los profesionales que se conforman con un trabajo ya sea porque necesitan el dinero o porque les conviene: a la larga se convierte en una frustración que podría terminar en una depresión, esto tiene como consecuencia un mal desempeño laboral que puede terminar en un despido.
Jóvenes CON carrera profesional
Por último, Karina se entrevistó con profesionales que tienen entre 30 y 34 años, que se acomodaron por mérito propio en sus respectivos trabajos. Como todos, le aseguraron que no fue fácil. Hablaron sobre lo difícil de abrirse cancha en el mundo laboral cochabambino, pero también sobre sus consejos para los jóvenes que están empezando y que quieren llegar a conseguir estabilidad en sus trabajos.
Luz Ordoñez, socióloga y comunicadora de 33 años cuenta con varios posgrados. Le indicó que el arduo trabajo y actuar con responsabilidad permite que las puertas se abran. Pero uno debe gustar de lo que hace. “Nunca vamos a terminar de aprender, si haces algo tienes que hacerlo con cariño y tienes que amar tu trabajo, ésa es la clave del éxito”, le dijo con mucha convicción.
Después de tanto pensar en cómo iniciar su reportaje con toda esta información, Karina se puso de pie, pasaron dos horas desde que llegó al mirador, nuevamente dirige su mirada a la ciudad . Cierra los ojos y se convence que pertenece a uno de esos tres grupos, al “CON” ayuda económica. Karina se retira del mirador y se lleva para sí misma lo que sus entrevistados señalaron: están conscientes de que el país se satura de profesionales, que las “muñecas” abren puertas, que si no pagas el derecho de piso desde abajo no puedes incorporarte, que la realidad laboral aún no es beneficiosa para todos los sectores; pero, como la mayoría le dijo, tal vez la mejor opción, por ahora, es pensar en generar un emprendimiento propio. Karina ya en su casa comenzó a escribir su reportaje.
Infografía con las percepciones de todos los jóvenes