
La Paz, 15 de mayo de 2025 (ANF).- La socióloga y feminista Lopo Gutiérrez León aseveró que el sistema patriarcal no solo perpetúa la violencia contra las mujeres, sino que en el caso del trabajo sexual actúa de manera especialmente cruel: invisibiliza a los agresores y coloca toda la culpa sobre las víctimas.
“Creo que hay una cantidad de estereotipos contra las mujeres que sigue reproduciéndose y perpetúa esta violencia, y en este contexto del trabajo sexual a quienes una vez más se los libera de responsabilidad es a los hombres violentadores sexuales”, dijo en contacto con ANF.
Para Gutiérrez León, la figura del “cliente” —el varón que consume servicios sexuales o comete delitos sexuales aprovechando la vulnerabilidad de estas mujeres— rara vez aparece en el debate público.
“Nadie habla del que consume, del cliente, del violentador sexual, ni cuando hay menores de edad, de esos nadie habla, porque también de eso se encarga el sistema patriarcal, de ponerlas a ellas en el ojo de la tormenta y a ellos los libera de cualquier culpa”, remarcó.
La especialista considera que el trabajo sexual es uno de los escenarios más evidentes de la violencia patriarcal, donde las mujeres que lo ejercen son sistemáticamente deshumanizadas y colocadas fuera del marco de ciudadanía.
“El sistema patriarcal produce y reproduce estereotipos, y a las trabajadoras sexuales se las tiene en un lugar de mujeres inferiores, al servicio de los hombres, al servicio de cumplir un placer masculino”, señaló.
Esa mirada moralizante y despectiva genera efectos concretos y brutales, dijo. “Es como si no afectara cuando una mujer trabajadora sexual es apuñalada en un alojamiento, es como si se lo mereciera porque es una mujer inferior”, afirmó Gutiérrez León.
A sus ojos, la naturalización de la violencia contra estas mujeres tiene una raíz profunda en la cultura patriarcal. Y, una de las formas más crueles de esta exclusión es la negación de la ciudadanía.
Para el estado patriarcal, “las putas no son ciudadanas, las trabajadoras sexuales no son ciudadanas”, enfatiza la socióloga, aludiendo a una expresión común que refleja el desprecio estructural. Para ella, el rechazo social hacia el trabajo sexual es una reacción moral que revela el verdadero rostro del sistema: no es el sufrimiento lo que se sanciona, sino la transgresión del mandato patriarcal.
Gutiérrez León se pregunta por qué otros trabajos donde también se explota a las mujeres —como las maquilas o las labores domésticas precarizadas— no generan tanto escándalo moral.
“Hay trabajos que explotan a las mujeres y a los seres humanos por miles, como jornadas de 20 horas en condiciones infrahumanas, pero eso no es tan sancionado como sí lo es el trabajo sexual”, señaló, y remitió al pensamiento de la filósofa feminista Silvia Federici, quien ha reflexionado sobre el valor no reconocido de los trabajos que las mujeres realizan.
La socióloga denunció que el Estado, la justicia y las instituciones también forman parte de ese engranaje de discriminación. “Los gobiernos colocan a esta población en un lugar inferior, no se las considera ciudadanas que podrían ejercer sus derechos y acceder a la justicia como cualquier otra persona”, afirmó
En esa línea, Gutiérrez León recordó que el acceso a la justicia sigue siendo un privilegio, y muestra de ello, dijo, son los datos de feminicidio, de la violencia intrafamiliar, de la irresponsabilidad paterna.
“Todo eso muestra que la justicia sigue siendo para quienes tienen plata, para quienes pueden pagar un abogado. Imagínate para estas mujeres (trabajadoras sexuales), que ni siquiera terminan de tener este título de ciudadanía”, alertó.
Según la especialista, los prejuicios son tan fuertes que incluso se deslegitima la posibilidad de que las trabajadoras sexuales sean víctimas. “Si es trabajadora sexual, ella quería que la violen, ella estaba en eso”, denunció. Este tipo de razonamientos, afirmó, opera como una forma de revictimización institucional.
El resultado es que muchas denuncias de violencia sexual, feminicidios o abusos cometidos contra trabajadoras sexuales no prosperan. “El caso no prospera, ¿qué le vamos a hacer? Es como que ella estaría buscando ser víctima de alguna situación de violencia”, criticó Gutiérrez León.
La socióloga insistió en que la raíz de esta exclusión no es otra que el sistema patriarcal, que define quién es sujeto de derechos y quién no.
“Hay una negación porque no se les reconoce como ciudadanas, como seres humanos en igualdad de condiciones”, concluyó.
/ANF/
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