
Por: Rosario Choque
Redacción central, 16 Dic. (ANF).- Intercambios de diferentes culturas podría haberse suscitado en cercanías del Lago Titicaca hace 2.500 años a.C., según lo evidenciado en la investigación realizada a través del proyecto arqueológico Wiñay Marka.
Esta investigación, promovida por el Ministerio de Culturas, fue uno de los acontecimientos más relevantes en lo que respecta a hallazgos arqueológicos en esta gestión, pues con el descubrimiento de piedras preciosas como la “Bolivianita”, proveniente del oriente de este país; “Lapizlázuli” de Chile y “Jade” de Perú, entre otros artilugios en profundidades del Lago Titicaca, se evidenció una cultura de ofrenda que existía antes de la llegada de los españoles a América en el siglo XV.
Los secretos místicos del Lago Titicaca, a una altitud situada a 4.000 metros sobre el nivel del mar, se esconden en sus profundas aguas. La leyenda de los comunarios que viven alrededor del lago señala que hay un guardián cuidando los tesoros de los incas hasta su regreso y que cualquiera que se atreva a desafiarlo no podrá salir de sus aguas.
Sin embrago, la investigación subacuática, en su Primera Fase, desafió la leyenda y a 10 metros de profundidad pudo rescatar 2.000 piezas arqueológicas, entre piedras preciosas, fragmentos de oro, cerámicas, hojas de coca y otros.
Todo este conjunto de láminas de oro –que presentan diseños de la época precolombina y demuestran un buen manejo metalúrgico– huesos de animales, como la llama, vasijas con la forma de las cabezas de pumas, conchas, hojas de coca, son parte de las ofrendas que los incas y tihuanacotas realizaban en el lugar denominado "Arrecife de Khoa" dentro del lago.
Los encargados del proyecto Wiñay Marka, que traducida al castellano significa “Pueblo Eterno”, fueron investigadores extranjeros y bolivianos encabezados por el belga Christophe Delaere, con apoyo de la Universidad Libre de Bruselas (ULB).
Según Delaere, los descubrimientos, sobre todo de piedras preciosas, develan un “intercambio regional, pero también interregional, casi continental” entre las culturas existentes antes de la llegada de los españoles, puesto que las piedras “Bolivianita”, “Lapizlázuli” y “Jade” demuestran la expansión de estas culturas en el continente.
“Con todo lo encontrado se puede hacer un estudio mayor para entender cómo interactuaban esos pueblos”, fueron las palabras de José Luis Paz, arqueólogo independiente, quien junto a los demás investigadores destacaron la conservación que hizo el lago de estas reliquias. “El agua lo conserva todo”, aplaudieron.
Además del tesoro arqueológico, se encontró el ancla de un bote prehispánico, lo que hace entender que “hace 2.000 años había una maestría de la navegación muy importante” que, para Delaere, no se había registrado antes en los estudios.
A lo largo de la historia, la cultura incaica y tihuanacota han sido un tema apasionante para arqueólogos y científicos de distintos países. En 1969, por ejemplo, el francés Jacques-Ives Cousteau trabajó con dos mini submarinos para lograr fotografías y filmaciones de las profundidades del lago y produjo el filme “La leyenda del Titicaca”, y realizó un importante descubrimiento de una especie de réptil en sus aguas, la denominada “rana gigante”.
Asimismo, Carlos Ponce, junto a su equipo arqueológico, realizó búsquedas subacuáticas entre 1989 y 1992.
El descubrimiento de este año es mucho más emblemático y trascendente en cuanto a investigaciones arqueológicas que se realizan alrededor del mundo, señaló, por su lado, el ministro de Culturas, Pablo Groux.
El presidente Evo Morales, al conocer estas investigaciones, expresó su preocupación por la preservación y recuperación de tesoros arqueológicos, puesto que habrían sido saqueados anteriormente por países de Europa y otros lugares. Enfatizó en la necesidad de trabajar en este aspecto, sobre todo para preservar la cultura.
Aún existe material dentro del lago. El hallazgo del 2013 revela que aún hacen falta herramientas, como el carbono 14 (un isótopo radioactivo del carbono) que sirve para describir la data de reliquias u otros objetos, así también de equipos, como materiales de buceo para nuevas investigaciones, puesto que hay una dificultad que se presenta por las dimensiones del lago y la temperatura que éste tiene. A esto se suma la burocracia existente en el país para tener la autorización que permita este tipo de investigaciones.
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