
Mientras algunos masistas, haciendo alarde de sofismo declaran que Bolivia salió bien parada del juicio en la Haya, algunos antimasistas están rasgándose las vestiduras por haber “perdido” el Silala. Comcipo, que impidió un acuerdo de lotería que había sido trabajado durante el gobierno de Morales cuando Choquehuanca era canciller, quiere hasta enjuiciar a Evo. Esta derrota, nos ha traído a la memoria la otra gran derrota, la vergonzosa paliza respecto a los supuestos derechos espectaticios marítimos.
Bolivia no perdió ni el Mar, ni el Silala en la Haya, el Mar se perdió en 1879, en la guerra, (no estábamos en condiciones de conservar y defender esa lejanísima provincia) y las aguas del Silala eran siempre aguas internacionales, que surgían en las montañas de Bolivia y que fluían hacia el Mar.
Lo que perdió nuestro país es una importante suma de dinero que fue lo que se pagó a abogados y demás comparsa por ambos procesos, y eso fue un gasto insulso, que además considerando las intenciones espurias del gobierno del MAS, vale decir, utilizar esos juicios para consolidar su plan de eternización en el poder, pueden ser calificados como malversación.
Aunque el juicio del Silala lo comenzó Chile, Bolivia estuvo amenazando al respecto, y haciendo ridículos y costosos aspavientos, como el caso de las costosas agüitas repartidas en el G7, sino que había iniciado el descabellado juicio arriba mencionado.
Insisto en el enorme gasto de dinero que se ha hecho en estos estúpidos ejercicios judiciales, y creo que hay una responsabilidad seria respecto al manejo de esos recursos, aunque obviamente no habrá manera de hacer un juicio al respecto, porque como sabemos, el poder judicial boliviano es….. masista.
Pero hay algo más, estos dos rollos en los que nos hemos visto envueltos, que en realidad nos deberían avergonzar profundamente, responden no solo a la angurria de poder del presidente que quería serlo para siempre, sino a los traumas irresueltos que tenemos, los bolivianos en general y en el caso del Silala, los potosinos en particular.
La historia de la pérdida del mar nos la contamos tan mal, que tenemos una relación con esa pérdida que es genuinamente patológica. (Dicho sea de paso, es esta postura la que no ha permitido que encontremos soluciones inteligentes para tener un flujo más expedito para nuestras relaciones comerciales con resto del mundo).
En el caso del Silala, el complejo potosino de haber sido supuestamente el reservorio de plata “ más grande del mundo”, y la suposición de haber sido despojados de esa riqueza sin beneficio alguno, sumado al mito de la riqueza estañifera que hizo de Patiño el hombre “más rico del mundo” gracias a las entrañas de sus cerros, ha hecho que la gente se sienta estafada por el mundo y alerta a que cualquiera se pretenda aprovechar de sus recursos naturales. Si a ese campo de cultivo, sumamos los irresponsables y deshonestos estudios que decían que las aguas del Silala habían sido desviadas para llevarlas a Chile, tuvimos el escenario perfecto, para que Morales se lanzara con sus bravatas, haciendo uso demagógico de los traumas populares.
Estos juicios de la Haya, deberían hacernos más juiciosos, Bolivia y los bolivianos tenemos que madurar, tenemos que ser más realistas, tenemos que dejar de jugar con los sentimientos que anidan tan fácilmente en gente poco informada.
Toda derrota conlleva una oportunidad, ahora sabemos que el mar perdido está, y que el agua fluye de arriba para abajo, y tal vez podamos construir una agenda moderna y razonable con el vecino de marras. Tener buenas carreteras que una sus puertos con nuestras ciudades, tener puntos fronterizos modernos, y eficientes, tener a disposición buenos y amigables puertos, tal vez hasta administrados parcialmente por bolivianos, es algo que puede darse ni no nos anclamos en los tristes acontecimientos del siglo antepasado, ni desarrollamos la teoría de que el sol da vueltas alrededor de la tierra.
Agustín Echalar es operador de turismo