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Opinión

Y la justicia masista la condenó

13 de Junio, 2022
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AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ

Cuando Evo Morales se convirtió en presidente de Bolivia, la Constitución del país no permitía una reelección inmediata, esta era una medida saludable para evitar entornillamientos en el poder, pero tenía la desventaja de eventualmente ser un período demasiado  corto, sobre todo cuando solo eran cuatro año. Cuando se promulgó la nueva constitución, la reelección por una vez fue incluida, y en el año 15, cuando el entonces presidente ya había cumplido con dos mandatos, siguiendo el ejemplo del  poco presentable ex presidente/dictador Alberto Fujimori, Morales postuló para un tercer período, algo que era claramente ilegal, pero que fue aceptado porque las condiciones del país eran propensas a ese tipo de ilegalidades, el presidente con mucho orgullo decía respecto a las leyes, que él le metía nomás, aunque fuese algo delictivo, y pedía que sus abogados solucionasen el entuerto.

En el año 16, Morales y los suyos,, envalentonados con el éxito en la ya ilegal reelección, creyeron que había llegado el momento de dar el zarpazo final a lo que quedaba de democracia formal en la constitución, y se lanzaron al famoso referéndum del 21 de Febrero, el tiro les salió por la culata, porque en el camino se pusieron en evidencia algunas serias debilidades del Jilliri Irpiri, demostró ser un mal padre, tener una relación sexual o amorosa con una menor de edad, y representar  un sistema de poder tan secante, que la joven del estupro, ya adulta y empoderada, pudo hacer de las suyas solo esgrimiendo una supuesta o real relación con el primer mandatario.

Perder el 21F, fue un golpe duro, del que Morales se recuperó metiéndole nomás, tomando “resoluciones contra la constitución” y a las leyes y por tanto haciendo “incumplimiento de deberes”, puesto que el deber principal de un presidente es cumplir y hacer cumplir la constitución.

La señora Jeanine Añez acaba de ser condenada a diez años de cárcel, porque de acuerdo a los jueces que la condenaron habría tomado resoluciones contra la constitución y no hubiera cumplido con sus deberes, algo que además es claramente rebatible.

Me pregunto si, Germán Ramos, Marco Antonio Vargas y Liz Avilez, los jueces que acaban de condenar a Añez, han podido dormir con tranquilidad la noche del viernes, y la de ayer, porque la condena que han emitido es absolutamente injusta, porque  ellos han incumplido con sus deberes y se han sometido a los poderosos del momento, que son, los mismos que quisieron quedarse en el poder para siempre y que violaron la Constitución, y alguito de conciencia tal vez aún conserven.

El gobierno de la señora Añez fue muy malo, aunque era muy difícil tener un buen gobierno en plena pandemia, y con un parlamente  opositor, su ministro de interior era un tipo impresentable, y es posible que se hubieran dado delitos durante su mandato, pero específicamente en este caso, en este juicio, simplemente se ha condenado a la ex presidenta por unos delitos no solo que ella no cometió, sino que fueron cometidos por el jefe del partido político que promovió esta acción judicial.

Ahora bien, esta sentencia tan chapucera, tan fácil de ser identificada como un acto ilegal, como una venganza de quienes creyeron y creen que tienen derecho de permanecer en el poder para siempre, hacia la persona que les arruino el plan porque no permitió que el caos se enseñoreara del país cuando Morales acobardado abandonó primero La Paz y luego huyó a México, tiene la “virtud” de poner en evidencia una vez más a la justicia masista.

El calvario de Jeanine Añez va a ser muy largo, pero es posible que esta grosera sentencia permita accionar reacciones internacionales que nos acerquen a una justicia real. Mientras tanto hay que anotar los nombres de los jueces, más allá de que ellos son posiblemente nada más que ridículas marionetas, pero aclaremos que sin peones, sin actores intermedios, los poderosos autoritarios tampoco pueden llegar muy lejos.

Agustín Echalar es operador de turismo 

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