
El viernes pasado, el ex embajador de Bolivia en Paraguay, el que tardó más en llegar que en irse de Asunción por hacerse al gracioso y no lograrlo, lanzó una primicia que merece ser comentada. La candidatura de Evo Morales para la presidencia del Estado Plurinacional para el año 26.
No solo se trata de un lanzamiento un tanto prematuro, estamos a tres años de las próximas elecciones, sino que es una propuesta desestabilizadora para el actual gobierno, eso por diversos motivos, en primera instancia, porque de ser aquilatada esa candidatura con simpatía por el presidente Arce, se confirmaría la teoría de muchos de que este es un gobierno títere, que el verdadero dueño del circo es Evo y su entorno. Por el otro lado, si el presidente Arce decide marcar distancia, y plantear su propia candidatura, o se opta por la del actual vicepresidente, tendríamos un embrollo mayor en las filas del MAS, puesto que ambas corrientes tendrían que pelear por una misma clientela, y en el camino se podrían desportillar a los ojos de esta.
La idea de tener a Evo Morales, acusado de cometer fraude, y violador de la constitución qué él mismo promulgó, es un insulto para los bolivianos con convicciones democráticas, más allá de que es posible que los mismos mecanismos de una democracia imperfecta como la nuestra terminen habilitadolo para presentarse en las próximas elecciones.
Y sin embargo, es posible que la acción de Cronemblodt, que parece una mezcla de payasada y oportunismo, termine siendo un verdadero y valioso aporte a la democracia, en la medida en que ayudará al país a salir de un gobierno manejado por personas que no creen en el sistema democrático, que están seguros de su verdad y que ven en primera instancia a los conciudadanos que no piensan como ellos como enemigos.
Aunque sin lugar a dudas Morales es la persona -símbolo más importante del MAS, es también el masista con más anticuerpos, dentro y fuera del MAS. Y tendrá además la desventaja en relación a sus anteriores candidaturas post 2005, de no estar en el gobierno.
Este anuncio prematuro, que pone en evidencia el llunkerio y el cálculo de ciertos sectores del MAS, es posible que como lo escribo arriba beneficie al panorama político del país.
Mas allá de las tendencias políticas, hay dos constataciones que tenemos de nuestra experiencia, y que tampoco es algo nuevo, sabemos que el poder corrompe, que si este es mayor, la corrupción puede ser mayor, y que si este se eterniza, la corrupción se consolida. Necesitamos un escenario político que no permita la hegemonía de poder en un grupo de personas, vale decir en un partido.
La candidatura de E.M. es muy posible que hará perder votos al MAS, y con eso será de gran servicio al imperio, no al norteamericano, sino al imperio de la ley. De lo que se trata no es de rasgarse las vestiduras por esa candidatura, sino de poder aprovecharla para poner en evidencia las falacias y las enormes debilidades del proyecto masistas. Eso no sucederá si cierta oposición se dedica a insultar al ex presidente, o peor de acusarlo de lo que no es, ( me refiero al incorrecto sanbenito de “pedófilo”).
El diplomático del Terere ha lanzado un desafío tanto a su partido como a la oposición, los masistas trataran de recuperar al gran ídolo de la primera y segunda década del siglo, pero es posible que el culto a la personalidad no pegue otra vez. La oposición tendrá que combatir inteligentemente a ese símbolo,en primer lugar porque este sabe victimizarse con mucha facilidad, y en segundo, porque un ataque infundado lo convertiría de hecho en víctima, y de eso él podría beneficiarse.
Quien sabe, pero es también posible, que Evo lleve al MAS a la derrota.
Agustín Echalar es operador de turismo