NATALIA PERES MARTINS
Rememoremos. En un anterior artículo hemos hablado sobre lo que es el voto útil y cómo está más que presente en estas próximas elecciones. Como se trata de un voto básicamente circunstancial, el electorado es volátil, es decir que fácilmente puede cambiar de una decisión de voto a otra, precisamente porque no existe un grado de lealtad con el partido. Muchos de los electores no se ponen la camiseta de un determinado partido y mucho menos la «sudan» como decimos aquí en Bolivia. Y es acerca de esta volatilidad electoral de lo que quiero hablar ahora. Si bien este indicador ( Vt) tiene algunas limitaciones metodológicas - que no valen la pena mencionar ahora -, definitivamente sirve para aproximarse al cambio de preferencias que hay entre una elección y otra. Se podría decir entonces que niveles altos de volatilidad indican que de una elección a otra se han producido muchas transferencias de votos de unos partidos a otros, mientras que por el contrario, valores bajos de volatilidad indican que los electores han mantenido sus preferencias electorales.

En este gráfico vemos la Vt electoral en Bolivia desde las elecciones de 1989¹ hasta una proyección para las elecciones de este 2019. Y ¿qué nos dice estos datos? En primer lugar podemos ver que somos un electorado volátil y eso dependerá, entre otras cosas, de cómo esté configurado el sistema de partidos y qué es lo que nos ofrecen los partidos a cambio de nuestro voto. Vemos que el máximo nivel de Vt fue el 2005 cuando Evo Morales ganó las elecciones por primera vez y se produjo un cambio de modelo. La Vt bajó considerablemente (a la mitad aproximadamente) en las elecciones de 2009 y 2014, pero lo que nos dicen los datos preliminares para este 2019 es que este indicador volverá a subir, lo que significa que las preferencias podrían estar cambiando. Esta hipótesis se confirmará solamente en las siguientes elecciones si es que la tendencia continúa, en otras palabras, si el MAS sigue de bajada. En cuanto al sistema de partidos, que en una siguiente parte analizaremos más a fondo, es imposible dejar de notar que elección tras elección entran nuevos actores en escena, algunos de ellos realmente nuevos y surgidos de la nada, otros reciclados, uno que otro resuscitado y algunos con base local. Sostengo la hipótesis de que cuando la oferta es tan variada e inestable el electorado se confunde y no puede hacer otra cosa que votar a corto plazo, es decir que toma una decisión para una sola elección, en un contexto muy específico, sin saber cómo votará en la siguiente, todo esto porque no existe un vínculo sólido con ninguno de los partidos que hagan que mantenga sus preferencias estables en el tiempo.
Por todo esto, el voto útil y un alto nivel de volatilidad electoral, es que creo que los electores estamos huérfanos y nos vemos obligados a tomar nuestra decisión de voto en base a cuestiones coyunturales y muchas veces superficiales.
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1) 1985 es el punto de referencia para calcular la volatilidad de las elecciones del 89.
2) Para el 2019 se han tomado los resultados ponderados de votos válidos y no válidos que presenta el proyecto Bolivia Electoral de la Fundación Friedrich Ebert.
Natalia Peres Martins