
La semana pasada el MAS nos ha dado una certificación de disputa interna dura, se podría suponer desde afuera, la posibilidad de que esa tienda política se divida.
Un pedido público al presidente de deshacerse de dos ministros implica muchas cosas, la primera es que a estas alturas las formas y las apariencias ya no cuentan, la segunda que el ex presidente y jefe del partido no se siente lo suficientemente respetado por el primer mandatario, la tercera es que el primer mandatario siente seguramente lo mismo respecto a su ex jefe, la cuarta, es que ahora toca ver si Arce se arrodilla ante Evo o si lo manda de paseo, (en forma elegante o sin miramientos).
Se pone en evidencia también la estructura vertical del MAS, el hecho de que muchos dentro de ese partido creen que el presidente se debe más a la cúpula que al país. Y por supuesto esta la avasalladora personalidad de Evo que no se conforma con no ser la estrella más fulgurante del Alajpacha azul. Ha sido interesante escuchar una declaración del exvicepresidente García, porque este había estado bastante silencioso desde que marchó a México. Se lo ve ahora proclamando una vez más a Morales para la presidencia del 26, me imagino, que con él en calidad de vicepresidente, aunque no lo haya dicho.
Estamos viviendo una lucha de poder encarnizada estos días, y aunque no se puede cantar victoria, es posible que el MAS que había logrado mantenerse por más tiempo unido, termine dividiéndose como le sucedió al MNR hace alrededor de 60 años.
La cantidad de intrigas que se han ido tejiendo en los corredores del poder terminan demostrando en realidad que por lo que están luchando muchos es por su cuota de poder y no por su ideología. ¿Está eso mal? Por supuesto que no, peor sería si realmente se creyeran los salvadores del mundo y los dueños de la verdad. De hecho es posible que estas piñas públicas puedan ser aquilatadas por la clientela del MAS y terminen haciendo que el entusiasmo por esa tienda mengue. Algo que sería un respiro para la democracia.
Por supuesto que en medio de este entuerto están saliendo muchos trapitos muy sucios, y los manchados con sangre son los que más pueden afectar. La historia de lo que sucedió no solo esa mañana en el Hotel Las Américas, sino todo el periplo le la llegada de Rozsa a Santa Cruz, es algo que puede poner muy nervioso al Presidente de entonces. Y lo único que puede garantizarle una cierta impunidad es el volver al poder.
En estos momentos de piña, ¿se estará arrepintiendo Evo de haber elegido que Arce sea el candidato en 2020? ¿Jugó en esa elección un papel la delicada salud del candidato? (que dicho sea de paso, parece ser que se ha recuperado de muy buena manera).
¿Tiene derecho Morales a sentirse traicionado? En cierto sentido si, él se cree el vértice superior, el jiliri irpiri, la persona más importante de esta parte del mundo, y sus deseos deberían ser ordenes, aunque contravengan la constitución del país, o ignoren un referendo. Como jefe de algo parecido a una mafia, el expresidente se puede sentir muy traicionado, como jefe de unpartido político moderno, en realidad le tocaría dar espacio a otros líderes, a una generación nueva, a una generación que entienda mejor que hay reglas que deben ser respetadas para no poner en riesgo la democracia, como él lo hizo en 2019. ¿Tienen eso el presidente Arce y su entorno? Nada de su accionar lo demuestra, pero podría tratarse de una transición.
De cualquier manera, esta pelea de los masistas sigue teniendo un lado muy positivo, parece ser que los “librepensantes” en ese partido si están tomando alguna importancia.
Agustín Echalar es operador de turismo