
Hace más de 15 años el señor Choquehuanca se inauguró como canciller de la entonces república de Bolivia, con la estúpida aseveración de que él no leía libros porque la escritura había sido traída por los conquistadores, y que él prefería leer en las arrugas de los abuelos.
Una aseveración de ese calibre, en la mayoría de los países del mundo, le hubiera costado no solo el puesto de canciller, sino toda su carrera política, o por lo menos hubiera tenido que disculparse asumiendo que había proferido una enorme tontera.
Luego vinieron la historia del sexo de las piedras y todas las disquisiciones respecto a la wiphalla, que pueden aburrir hasta al más paciente. (dicho sea de paso, eso su cede cuando se habla demasiado de cualquier tipo de bandera).
En una oportunidad en la Embajada de España, en el día de ese país, creo que era el año 15, lo escuche entonar unas líneas de la canción del “Condor pasa”, alentar a la concurrencia a cantar o tararear con él, y decir que esa canción era simbólicamente, una versión andina de la novena sinfonía de Beethoven. El pobre no solo no se dio cuenta del ridículo que hizo, sino de cuan coloniales eran sus aseveraciones.
Cuando se inauguró como vicepresidente del Estado Plurinacional, hablo casi como un estadista de alto vuelo, y entusiasmó a muchos, lastimosamente su discurso no se materializó, y más bien el accionar del gobierno fue exactamente contrario a este.
Estos días nos ha salido con la sugerencia de hacer una especie de cuaresma con abstención de alcohol, carne y sexo, se olvidó de la sal y el ají, digo para ser coherente con las referencias a ciertos ritos de purificación que están descritos en crónicas del siglo XVII.
Aparte de que evitar el alcohol no es una mala idea para un pueblo tan borracho como el nuestro, y que dar respiro al sistema digestivo sin consumir mucha carne y mucho picante es una buena idea, las sugerencias de Don David más parecen recomendaciones de un hombre viejo, que ya no tolera mucho ni el trago ni la comida muy pesada, ni tiene sexo muy a menudo.
Esta excentricidad, o tontera de nuestro segundo mandatario tiene sus detalles, tenemos que partir, que dijo esto en función, de las celebraciones del supuesto año nuevo aymara, que como todo estudioso serio del mundo andino, o el diletante bien informado como yo), lo sabe, es un invento demasiado reciente. No hay nada que pueda probar que el 21 de Junio o alrededor de esas fechas hubiera ningún tipo de ceremonia en Tiahuanacu, Todo lo que sucede allí es un invento que califica para atractivo turístico, como sucede en Stonehenge, o con una variante institucionalizada en Fátima.
Aparte de la impostura, del intento de inventar un mito y un rito, hay algo que llama la atención respecto al despropósito de las sugerencias del señor Vicepresidente, y es pretender introducir una abstención del sexo, o un discurso anti sexo, ( para purificarse no hay que practicarlo) precisamente en el mes en que se celebra en toda la parte moderna del mundo, el mes de la libertad sexual.
La historia de las civilizaciones es también la historia del intento de los poderosos por frenar el ímpetu sexual de los subyugados, griegos, romanos, moros y cristianos, e incas, y hasta mochicas hacían lo propio. Se puede entender ese afán, tanto porque la absoluta libertad sexual es completamente desestructurante para una sociedad, como por razones sanitarias en tiempos en que no había la penicilina, u otras formas de combatir las enfermedades sexualmente transmisibles.
Pero en este siglo XXI un discurso inspirado, no en preceptos del siglo XVI sino en otros aún mucho más antiguos, es de un despropósito de marca mayor, casi al nivel de promover la no lectura.
Es bueno saber que este mes en vez de no leer, ni practicar sexo, tenemos una gran feria del libro en Santa Cruz, y un a serie de actividades en que se celebra la liberad sexual en distintas ciudades del país.
Agustín Echalar es operador de turismo