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Opinión

Las hienas atacan

13 de Mayo, 2019
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AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ
La acusación hecha por una diputada del Mas contra el candidato Mesa, poniendo en agenda la sospecha de que hubiera recibido dinero de un narcotraficante, puede ser vista como un certificado de buena conducta del ciudadano en cuestión, y es que si esa, absolutamente infundada, asociación, es lo que puede el partido de gobierno esgrimir contra el más fuerte opositor político de Evo, en realidad no tienen nada en su contra al respecto. Y eso es muy importante de recalcar, porque precisamente el partido de gobierno ha ido acumulando en su larguísima estadía en la plaza Murillo, una serie de contactos dudosos, que por supuesto no incriminan directamente al  actual primer Mandatario, pero que ponen en entredicho su cacareada lucha contra el narcotráfico. (hecha, dicho sea de paso, desde la clara asociación, con quienes producen materia prima para la fabricación de cocaína. No olvidemos que su Excelencia detenta también, el cargo de secretario general de las seis federaciones de productores de coca del trópico cochabambino). 

Tan absurda ha sido esta triste y manipulada acusación, nacida no con el interés de aclarar un caso sospechoso, sino con la simple intencionalidad de embarrar a un opositor, que aparte de caer por su propio peso,  ha producido posiblemente simpatías  entre quienes no toleran ser tomados por tontos, aunque no sientan afinidad por Carlos Mesa.

La acusación en el curso de los siguientes días, ha derivado en algo mucho menor al narcotráfico, y se ha convertido en una de evasión de impuestos que se hubiera dado a la venta de un inmueble de los padres del candidato, hecho en vida de ellos y por ellos. Y si, parece ser que en vez de pagar el impuesto a las transacciones por el monto recibido, se pagó por el valor catastral, eso puede ser visto como un intento de privar al estado de sus ingresos, pero existen  atenuantes precisamente en este caso.  En primer lugar, porque esa ha sido una práctica común,  en la venta de inmuebles, pero ante todo porque en el caso de los esposos Mesa, en ese mismo tiempo, ellos expresaron a sus hijos su deseo de dejar una importante parte de su patrimonio, que no solo tenía el invaluable valor histórico que tiene, sino que también tenía un valor económico muy importante. Lo que se debe aclarar, es que con la venta del departamento de marras el Estado dejó de percibir algo menos de 1200 dólares en impuestos, y el legado que los esposos Mesa decidieron, dejar a nuestro país solo desde el punto de vista económico seguramente tenía un valor 100 veces superior ( por dar una cifra).  Aparte del increíble aporte cultural que dio esa pareja a este país.

Más allá del hecho de que esa venta hubiera sido hecha de una manera chapucera, que llevó a una situación en la que no se hubieran pagado todos los impuestos debidos, no puedo dejar de indignarme ante la sola idea de ver a los esposos Mesa como ciudadanos oportunistas, egoistas o despreocupados del país. 

El escrutinio de los candidatos  tiene sus virtudes dentro de la democracia, el buscar en los defectos del otro, en sus armarios, en sus cuentas bancarias, podría garantizar, el que sean candidatos solo las personas idóneas, pero hay variantes perversas, y estas se hacen patentes en situaciones como la actual. 

Lo que ha pasado estos últimos días no puede entusiasmarnos para nada, esta ha sido una muestra de la clase de ataques brutales y bajos a los que se tendrá que enfrentar quien ose ponerse contra las intenciones de eternizarse en el poder de Evo Morales y los suyos.

Como lo dice Lampedusa a través de su personaje protagónico en el Gatopardo:  “este ya no es tiempo de leopardos, este es el tiempo de las hienas”,  y vaya que hemos visto a una hiena en acción.

Agustín Echalar es operador de turismo

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