
La horrorosa historia de Richard Choque, a quien curiosamente el ministro de gobierno llama de “señor”, nos ha espantado a todos, los motivos son diversos. En primer lugar la constatación de que convivimos con psicópatas, que pueden matar sin el menor remordimiento, que pueden secuestrar y extorsionar. En segundo lugar, y de mayor espanto es que tenemos un sistema judicial tan corrupto, que un criminal, confeso y sentenciado de esa calaña, y con esa estructura psíquica, puede comprar su libertad, para colmo, casi con migajas.
El sistema político, la Constitución del estado en su acápite sobre la estructuración del sistema judicial, han sido puestos (una vez más), en entredicho, y no solo una reforma, sino una investigación seria de los crímenes y delitos causados por culpa de jueces inescrupulosos deben tener lugar a la brevedad.
Hay sin embargo un hecho lateral que me preocupa, y que creo pertinente poner sobre el tapete, me refiero a la detención de la madre y de la hermana del criminal. No clamo aquí por su inocencia, es posible de que hubieran encubierto al hijo/hermano, pero es posible también, que no lo hubieran hecho, y que más que cómplices, fueran víctimas de ese individuo.
Creo que es importante entender un poco más de las características de un psicópata, para entender lo que este puede influir en su entorno, creando además inmensos temores a partir de sus amedrentamientos.
Tengo también en todo este evento, el del encarcelamiento de las dos mujeres, el antecedente de la intención de vecinos y otras personas de quemar la casa, o de demolerla. Esa es una visión premoderna de la justicia, que pretende castigar no solo al autor del crimen, sino a su entorno, vale decir a su familia.
El encarcelamiento de las dos mujeres suena más a un tributo a ese tipo de justicia arcaica, que una búsqueda moderna de la verdad sobre los crímenes cometidos por el sujeto. Y lleva consigo una enorme injusticia. Creo que las dos mujeres deberían recibir en primer lugar apoyo psicológico, y no ser colocadas en una cárcel donde además de seguro que serán muy violentamente tratadas por las otras reclusas.
A esto se suma el despojo de los bienes de estas, o mínimamente los de la madre, propietaria de los inmuebles que ahora pretenden ser expropiados sin ningún respaldo legal.
A primera vista se está cometiendo una gran injusticia contra estas dos mujeres, aún cuando hubieran encubierto al monstruo de El Alto.
Los parientes de los criminales, que tienen que cargar con la vergüenza propia, no deben ser maltratados por la justicia, y mucho menos, deben convertirse en víctimas de esta. El Estado debe proteger y garantizar sus derechos a todos los ciudadanos, inclusive los de los autores de abominables criminales como Richard Choque, y por supuesto, que tiene que proteger también a las madres y a las hermanas de estos criminales , que reitero, posiblemente sean más víctimas que cómplices.
La detención preventiva es siempre injusta, (a menos que se trate de un caso infraganti), tengo la esperanza que alguna institución, ya sea algún grupo que lucha por el abuso a las mujeres, o alguna institución ligada a la iglesia católica, como la Pastoral Penitenciaria se ocupen de este caso. Y reitero, no se trata de clamar por la inocencia de estas dos mujeres, sino de no cometer más injusticias, de no incriminar solo para calmar la furia y la desazón de la gente.
Agustín Echalar es operador de turismo