
En términos generales, las proyecciones electorales se esbozan sobre los datos que arrojan las encuestas de opinión, algunas de ellas serías, otras poco profesionales. En Bolivia, sobre todo, a partir de las elecciones de diciembre del 2005, casi ninguna encuestadora se aproximó al resultado final de las urnas. Hubo, en algunos casos, diferencias significativas. En la última del 2020, por ejemplo, ninguna de ellas se aproximo al 55% de la votación que obtuvo Arce Catacora.
¿Como podríamos explicar este desface? Ciertamente, a primera vista, el desafío es complejo, si solo nos basamos en datos de las encuestas, sin tomar en cuenta, esto que es determinante en los resultados finales: el “voto orgánico”. Los afiliados a la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), si es cierto lo que se afirma en estos días de conflicto al interior de esta Confederación; son alrededor de cuatro millones. O sea, aglutinan a cerca del 54% del padrón electoral que ahora alcanza a un poco más de 7.350.000 electores. Vean ustedes ese potencial.
Ahora, es importante aclarar que el “voto orgánico” tiene muchas diferencias con el “voto duro”, que suele utilizarse bastante en análisis electoral. El “voto orgánico” de la CSUTCB, se define en la cúpula, de ahí baja a la constelación de sindicatos. Y de los sindicatos, a la totalidad de sus afiliados. Aquel afiliado, en esa dictadura orgánica sindical, que no sigue la línea, es sancionado como en los tribunales de la Inquisición. El “voto duro”, en cambio, es por convicción, sin que exista de por medio ninguna obligación. De ahí que casi ninguna encuestadora, en Bolivia, se aproxima a los resultados finales de las urnas. En el pasado inmediato, cometí muchos errores al no considerar con seriedad el “voto orgánico”. Con esto, no pretendo restar importancia a las otras organizaciones que componen el Pacto de Unidad. Empero, no tienen esa capacidad ni el alcance que tiene la CSUTCB.
Esta organización, en muchas crisis políticas y movilizaciones, ha jugado un papel histórico y crucial. En defensa, sobre todo, de los intereses y demandas del sector indígena campesino. Desempeña también, un importante papel en la estabilidad y gobernabilidad. En los últimos tiempos, sin embargo, se ha desnaturalizado. Algunos, incluso, sin exagerar, afirmarían que se habría prostituido. No sus bases, obviamente. Pero sí, sus dirigentes. En el régimen actual, estos son los únicos que se beneficiaron del “proceso de cambio”. Las bases, en su gran mayoría, ni siquiera mejoraron sus condiciones y calidad de vida. Son utilizados, “orgánicamente”, en marchas, bloqueos y, cuando no, como “carne de cañón”. Claro, fundamentalmente también, en procesos eleccionarios.
En la Ciencia Política, esta relación de “intercambio”, entre los que detentan el poder del Estado y los dirigentes de sindicatos y dirigentes de movimientos sociales, para garantizar apoyos y reproducirse en el poder; se conoce como corporativismo. Los gobiernos corporativistas, precisamente, cuotean cargos y espacios en el aparato del Estado con todos estos dirigentes. Si bien, en el ciclo de la democracia pactada, el “cuoteo” fue entre los políticos tradicionales que conformaban el pacto; en el ciclo del Estado Plurinacional, el “cuoteo” es con los dirigentes de los sindicatos y movimientos sociales, estableciendo un neocorporativismo. Donde es más “negocio” ser dirigente sindical que político.
Ahora bien, en ese horizonte neocorporativo, se hace más comprensible el papel central y gravitante de la CSUTCB. De ahí el conflicto actual para controlarlo desde adentro. Arce Catacora y Morales, volcaran todos sus esfuerzos y recursos de poder para, a través de sus dirigentes, manipular esta Confederación. El que logre controlar, si es que no se dividen antes, será el próximo candidato del MAS y potencial ganador de las próximas elecciones del 2025. Quien tiene más posibilidades de salir airoso en esta disputa, es el que tiene hoy el aparato del Estado. Con esa facultad de distribuir espacios y recursos, pueden “comprar” lealtades de casi todos los dirigentes. Como se han desnaturalizado, esos dirigentes se pueden “vender” al mejor postor.
Finalmente, dada esa gravitación que tiene la CSUTCB, la oposición política al MAS, o a los dos bloques del MAS, debe ser muy consciente de aquello. Ganar elecciones o tomar el poder, pasa por dividir o comprar a esos dirigentes. Ciertamente, algo muy complejo.
El autor es profesor de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Simón