
El jueves pasado ha sido un buen día para Bolivia, por una vez en mucho tiempo se ha generado una buena noticia. No, no estoy hablando por supuesto de la inauguración de algún coliseo, o algo por el estilo, me estoy refiriendo a la anulación del juicio contra el doctor Jiehry Fernandez, acusado, sin prueba alguna, de uno de los más espantosos crímenes que pueden ser imaginados, y condenado por el mismo, en un juicio que ilustra lo más abyecto del sistema judicial de este desdichado país.
La historia del doctor Fernandez es bien conocida, pero tiene que ser repetida para que no sea olvidada, el joven médico fue arrestado en diciembre del año 2014, hace casi seis años y medio, por un crimen que no solo él no cometió, sino que en realidad nunca tuvo lugar.
Incapacidad, compadrerio, deshonestidad, tráfico de influencias y cosas peores, llevaron a que se armara un caso debido a una técnica forense inepta, pero que tenía muñeca, que hizo un diagnóstico equivocado.
Jiehry Fernandez, pudo haber muerto en la cárcel de San Pedro, y sobrevivió porque lo encerraron en una mazmorra inhumana, que es por si misma una vergüenza para nuestro país, pudo haber purgado una pena larguísima, de 20 años, de no ser que la jueza que lo condenó, aparte de todos sus defectos, y su accionar criminal, era además una borracha parlanchina.
No fue solo la errada acción de la forense, sino una cadena de acciones incorrectas y criminales, las que llevaron a Jiehry Fernandez a perder cuatro años de su vida, en la cárcel de San Pedro, y a seguir con la angustia y el disgusto de que la pesadilla no acabara hasta el jueves pasado.
Repito, los bolivianos de bien, solo podemos alegrarnos por lo que pasó este 20 de mayo, pero esto solo es un paso importante, no puede ser el último capítulo, Jiehry Fernandez tiene que recibir unas disculpas claras y concretas dadas por la cabeza del poder judicial, tiene que recibir disculpas públicas de todas y cada una de las personas que participaron de este atroz hecho, y ahí están funcionarios de la Fiscalía y del Ministerio de Justicia. Tiene que recibir un resarcimiento económico importante que debe dárselo el Estado, (y este cobrar a los responsables).
El Fiscal General ha adelantado que se iniciarán procesos contra algunas de estas personas, creo que debe ser contra todos los involucrados. Es importante generar un castigo a estas personas, porque alago así no puede volver a suceder. Gente que tiene el poder de decidir sobre la libertad, vale decir la vida, de los ciudadanos, no puede actuar como actuó y salir impune, o con una pena muy pequeña.
El caso de Fernández es muy particular porque hubo un brutal ensañamiento contra una persona privada, que no había cometido ningún error, que ni siquiera estuvo “en el lugar equivocado, en el momento equivocado”, y muestra la bajísima calidad de nuestra justicia, y el riesgo en el que vivimos los bolivianos debido a eso.
Nuestro país necesita una reforma judicial a gritos, el ministro de Justicia, el Dr Lima, la había anunciado al principio de la gestión del Presidente Arce, pero parece ser que eso no está en el interés de quienes detentan el poder.
Mientras tanto, toca también trabajar con la opinión pública, las acusaciones deben ser tomadas siempre con pinzas, se debe, presumir la inocencia de las personas, inclusive cuando haya una pequeña duda. Solo se puede condenar a alguien cuando hay absoluta seguridad, en tribunales, en las calles, y en las redes.
Y que a nadie se le ocurra pedir la pena de muerte, si esta existiría, ¿imagina usted cual hubiera sido el destino de este hombre inocente?
Nos podemos alegrar por lo sucedido ayer, pero los casos innumerables de injusticia en los tribunales, algunos contaminados por la política, y otros por activismos ideológicos, suman y siguen, y solo nos pueden causar desazón.El jueves pasado ha sido un buen día para Bolivia, por una vez en mucho tiempo se ha generado una buena noticia. No, no estoy hablando por supuesto de la inauguración de algún coliseo, o algo por el estilo, me estoy refiriendo a la anulación del juicio contra el doctor Jiehry Fernandez, acusado, sin prueba alguna, de uno de los más espantosos crímenes que pueden ser imaginados, y condenado por el mismo, en un juicio que ilustra lo más abyecto del sistema judicial de este desdichado país.
La historia del doctor Fernandez es bien conocida, pero tiene que ser repetida para que no sea olvidada, el joven médico fue arrestado en diciembre del año 2014, hace casi seis años y medio, por un crimen que no solo él no cometió, sino que en realidad nunca tuvo lugar.
Incapacidad, compadrerio, deshonestidad, tráfico de influencias y cosas peores, llevaron a que se armara un caso debido a una técnica forense inepta, pero que tenía muñeca, que hizo un diagnóstico equivocado.
Jiehry Fernandez, pudo haber muerto en la cárcel de San Pedro, y sobrevivió porque lo encerraron en una mazmorra inhumana, que es por si misma una vergüenza para nuestro país, pudo haber purgado una pena larguísima, de 20 años, de no ser que la jueza que lo condenó, aparte de todos sus defectos, y su accionar criminal, era además una borracha parlanchina.
No fue solo la errada acción de la forense, sino una cadena de acciones incorrectas y criminales, las que llevaron a Jiehry Fernandez a perder cuatro años de su vida, en la cárcel de San Pedro, y a seguir con la angustia y el disgusto de que la pesadilla no acabara hasta el jueves pasado.
Repito, los bolivianos de bien, solo podemos alegrarnos por lo que pasó este 20 de mayo, pero esto solo es un paso importante, no puede ser el último capítulo, Jiehry Fernandez tiene que recibir unas disculpas claras y concretas dadas por la cabeza del poder judicial, tiene que recibir disculpas públicas de todas y cada una de las personas que participaron de este atroz hecho, y ahí están funcionarios de la Fiscalía y del Ministerio de Justicia. Tiene que recibir un resarcimiento económico importante que debe dárselo el Estado, (y este cobrar a los responsables).
El Fiscal General ha adelantado que se iniciarán procesos contra algunas de estas personas, creo que debe ser contra todos los involucrados. Es importante generar un castigo a estas personas, porque alago así no puede volver a suceder. Gente que tiene el poder de decidir sobre la libertad, vale decir la vida, de los ciudadanos, no puede actuar como actuó y salir impune, o con una pena muy pequeña.
El caso de Fernández es muy particular porque hubo un brutal ensañamiento contra una persona privada, que no había cometido ningún error, que ni siquiera estuvo “en el lugar equivocado, en el momento equivocado”, y muestra la bajísima calidad de nuestra justicia, y el riesgo en el que vivimos los bolivianos debido a eso.
Nuestro país necesita una reforma judicial a gritos, el ministro de Justicia, el Dr Lima, la había anunciado al principio de la gestión del Presidente Arce, pero parece ser que eso no está en el interés de quienes detentan el poder.
Mientras tanto, toca también trabajar con la opinión pública, las acusaciones deben ser tomadas siempre con pinzas, se debe, presumir la inocencia de las personas, inclusive cuando haya una pequeña duda. Solo se puede condenar a alguien cuando hay absoluta seguridad, en tribunales, en las calles, y en las redes.
Y que a nadie se le ocurra pedir la pena de muerte, si esta existiría, ¿imagina usted cual hubiera sido el destino de este hombre inocente?
Nos podemos alegrar por lo sucedido ayer, pero los casos innumerables de injusticia en los tribunales, algunos contaminados por la política, y otros por activismos ideológicos, suman y siguen, y solo nos pueden causar desazón.
Agustín Echalar es operador de turismo