TANIA QUILALI ERAZO
El ocho de marzo, hace pocos días, en la mayoría de las oficinas los hombres se organizaron para festejar a las mujeres, el gobierno dio asueto como muestra de “reconocimiento” o “premio” a las mujeres por su “día”, a pesar de que tenemos gobernantes y dirigentes cuyos comentarios cotidianos fueron los más machistas de la historia en Bolivia.
Un caso reciente es el de Leonardo Loza que ofreció cholitas de las federaciones del Chapare para los ministros. Muchos compañeros de trabajo, en cambio, en las oficinas organizaron salteñadas, compraron rosas para todas las mujeres, y dieron excelentes discursos alejados de sus prácticas, cuando día a día en su mayoría reproducen actos de violencia y acoso a la mujer; en fin, fue un día simbólico en el que se buscó justificar un machismo que refleja el sistema patriarcal aún vigente en esta sociedad.
Duele decirlo, pero en la sociedad boliviana existe un exagerado machismo y subvaloración de la mujer. No es extraño ver que el mundo laboral es un campo donde los hombres y su mirada machista predominan; se cree que la mujer sólo puede entrar en este campo pero con un cargo bajo e inferior al de ellos, se cree que la mujer sólo puede ser secretaria o técnica. Muchas veces la capacidad profesional de la mujer no es valorada al igual que la de un hombre, porque lamentablemente en el imaginario laboral boliviano “el hombre sabe más”, es “más inteligente”, es “más capaz”, a pesar de que muchas veces sea lo contrario.
En la mayoría de los espacios laborales las mujeres siempre son tomadas como inferiores y bajo un estereotipo machista. Cuando se debe limpiar la oficina las mujeres deben hacerlo, cuando hay un festejo o celebración en la oficina las mujeres deben organizarlo y limpiar luego, cuando hay un compartimiento o comida las mujeres deben cocinar, etc. El ámbito del hogar se sigue reproduciendo en el campo laboral, al igual que el campo productivo del hombre, así cuando hay que hablar o dar palabras alusivas sobre algo, el hombre debe hablar, cuando existen reuniones con gente externa el hombre debe representar a las mujeres.
Otro aspecto importante es cuando existen promociones laborales, si un hombre consigue un puesto de dirección o gerencia, la gente en su conjunto lo atribuye a su “gran capacidad”, a su inteligencia y a sus virtudes; pero cuando una mujer asume un cargo similar rápidamente es juzgada de vender su cuerpo a alguien para obtener el cargo, o de obtenerlo por otras vías y no así por su capacidad profesional, es que, seguimos en épocas pasadas cuando a pesar de la lucha de las mujeres por acceder a las mismas oportunidades de los hombres seguimos siendo juzgadas como inferiores, incapaces y tomadas como objeto sexual.
Aún las mujeres no somos tratadas igual que los hombres, ya que cuando estudiamos requerimos más esfuerzo, porque la sociedad no nos privilegia como a ellos, la familia no nos entiende como a ellos, aun así, la mayoría de las estudiantes más destacadas en las universidades, colegios y escuelas son mujeres, pues la titulación en las universidades es de predominancia femenina. El 2017 se titularon 2.329 mujeres y 1.857 hombres[1] , en la UMSA, es decir que el 56% de la población titulada es mujer. Pero, aun así, es irónico que los más requeridos en los empleos y con mejores salarios sean los hombres, por cada 100 bolivianos percibidos ganan un 28% más que el salario de una mujer[2]. Esto, debido a muchas razones una de ellas es que las mujeres según el machismo laboral sólo sirven si son solteras, pero si son casadas su capacidad laboral se reduce, debido a que requiere tiempo para desempeñar su rol de madre, vaya, en qué sociedad más desnaturalizada e inhumana vivimos, muchos hombres no se dan cuenta que así es como fueron criados, gracias a estas mujeres viven, porque pudieron mantener un hogar, trabajar y alimentarlos todo a la misma vez, pero cuando muchos de éstos crecen y tienen un cargo de dirección, se creen con el derecho de no contratar a estas mujeres.
Esta reflexión solo muestra una parte del machismo laboral al que nos enfrentamos las mujeres, y por el cual debemos luchar tanto hombres como mujeres. Que los próximos 8 de marzo sean un día de lucha y de retomar fuerzas para la misma, y no de conformismo o festejo banal.
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[1] Informe Estadístico, estado de situación del derecho a la educación superior en la UMSA, en: https://dsie.umsa.bo/index.html#procedimiento
[2] Editorial de La Razón, Jueves 13 de septiembre de 2018, donde se citan las cifras de una investigación realizada por el Instituto de Investigaciones Socio-Económicas (IISEC) de la Universidad Católica Boliviana.
Tania Quilali Erazo es socióloga