AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ
Aunque la última palabra no está dicha, y las cosas pueden cambiar, no solamente cuando fenezca el plazo de la inscripción de las fórmulas, sino más adelante también, lo cierto es que “habemus candidata”.
Esto ha enfurecido y decepcionado a muchos, y posiblemente haya alegrado a otros, tanto a quienes la aman al extremo, como a los principales adversarios de Jeanine Añez, y es que esta decisión la hace tremendamente vulnerable, tanto como presidente del gobierno de transición, como en su rol de candidata.
¿Tiene que importarle a ella y a los ciudadanos en general, lo que digan las voces de la desprestigiada cúpula del MAS? Uno podría decir que no, que ellos no tienen “moral”, para criticar nada, pero ese es un argumento desgastado por los mismos masistas, y sí importa, porque la clientela política del MAS sigue siendo la más grande y la más emotiva de este país.
A ese importante porcentaje de la población que votó por Evo Morales, no le importó la desfachatez de su ídolo cuando los suyos se inventaron eso del derecho humano de ser rererere elegido. Es cierto que a la gente le ha ido bastante bien en estos 14 años, (ojo, seguimos siendo el país más pobre de la región), pero tampoco es eso lo que verdaderamente hace que la gente se sienta del lado del MAS, de hecho, en realidad ahora esa supuesta fortaleza es posible que se convierta en el talón de Aquiles del Evismo, teniendo a Arze como candidato, toca escudriñar con lupa la gestión de este ministro, y ahora que los armarios están abiertos, es posible que todos terminen con una enorme sorpresa respecto a una buena gestión que tal vez no lo fue.
El problema sin embargo es que la gente, una parte de ese 40% que tal vez votó por Evo hace casi tres meses, lo hizo porque se identifica con él, porque lo ama, aunque sea un “tipo de lo peor”, es “su tipo de lo peor”. Y por eso mismo, no solo que relativiza sus defectos, errores y delitos, sino que nada la haría más feliz que poder redimirlo.
Quienes se benefician de ese amor, y esa fe, es obviamente la indecorosa cúpula masista, pero la gente que es la que puede dar ese beneficio a esa cúpula, (con su voto), necesita poder “descubrir” que todo fue armado, que el fraude fue un engaño, que Evo era santo y que fue víctima de un golpe.
Por supuesto que la candidatura de la Presidente no confirma ningún golpe. Evo violentó la Constitución que ya de por sí fue hecha con grietas, desobedeció un referéndum, armó un proceso electoral a su medida, y finalmente cometió fraude. Pero ese parte del pueblo que ama a Evo, va a poder aferrarse a la quimera de la conspiración, precisamente porque eso es lo que más tranquilidad les daría, no se ama a crápulas, y por eso se va a repetir hasta el cansancio, y hasta auto convencerse, que la postulación de la presidente de transición es una prueba de ello.
Otro detalle no menor respecto a la candidatura de Jeanine es que está es la primera vez, con excepción de Evo, (y él no es un buen ejemplo para nada), desde que retornamos a la democracia en el 82, que un presidente en ejercicio es candidato, como dirían los ingleses, no hay precedente, salvo el terrible que dejó el candidato a dictador, el hombre que había acaparado todos los poderes del estado.
No creo que la presidente Añez pueda cumplir con los dos roles a la vez, de candidata y presidente a la vez, será un equilibrio casi imposible, será como tocar un contrabajo en el tejado. Todo lo que haga como candidata, le será cobrado como Presidente, y todo lo que haga como Presidente le será cobrado como candidata. Y por supuesto que la aseveración de que hará campaña fuera de horas de oficina no puede ser tomada en serio, así no funciona una campaña.
A pesar de todo, estamos mejor que hace un año, la sombra de alguien eternizándose en el poder, está muy reducida, por lo menos ese no es el plan de alguien que tiene tanto poder que casi pudo hacerlo, habría que poner más esfuerzos para que eso verdaderamente deje de ser una posibilidad.
Agustín Echalar es operador de turismo.