
La semana que ha pasado hemos tenido un episodio verdaderamente lamentable, una bebé ha sido robada por una mujer que se ganó la confianza de su joven madre y una mujer inocente ha sido identificada equivocadamente como la vil ladrona, siendo expuesta en las redes sociales y en la prensa como si fuera la autora de ese crimen.
El episodio muestra algunas de las fortalezas y de las debilidades de ese mundo interconectado en el que vivimos. ¿Por qué se viralizó la foto de la señora en cuestión?, no lo podemos saber con exactitud, la razón más banal puede haber sido simplemente el morbo de muchos usuarios, la más altruista, ayudar a identificar a la ladrona de una bebé, y lograr que se devuelva a la niña a su madre. En el camino, y sobre todo eso se podía ver en los comentarios, está el chip linchador dentro de la piel de tantos compatriotas.
La señora en cuestión, la de la fotografía, al verse expuesta de esa manera se ha presentado inmediatamente a la policía, y esta vez, contra la costumbre de injusticias y aberraciones jurídicas que es nuestro cotidiano, inmediatamente han tomado sus declaraciones, por otro lado la madre de la niña robada ha dicho que no se trataba de ella y la señora ha quedado como corresponde, en libertad.
El ministerio de Gobierno se ha disculpado, y eso está bien, aunque posiblemente pudo hacerse una declaración mucho más enfática al respecto.
Como estamos en época electoral, y el gobierno está en campaña, y para colmo el ministro de gobierno no tiene la mejor de las imágenes, muchos de sus detractores han querido aprovechar el episodio para culpabilizarlo aún más, hay quienes sugieren castigos drásticos para los involucrados en el hecho de denunciar a una persona inocente, y otros que sugieren una indemnización millonaria para la señora en cuestión.
Estoy seguro que nadie hubiera querido esta en los zapatos de la señora, y que ella ha debido pasar unas horas de gran zozobra, es una situación extremadamente desagradable, pero habría también que pensar en el otro lado de la historia, ¿si era su hija o su nieta la robada, no desearía que se agotaran todas las posibilidades?, por lo demás la característica del mechón blanco, ( no de canas), es poco frecuente, y las características de la señora del Guanay parece ser que tenían una gran similitud con la imagen que recordaba la joven madre.
Es exactamente en el caso del robo de un bebe, o de un niño, (o de su secuestro), que aún en sociedades muy desarrollada, con un sistema judicial de alto nivel, cuando estos sistemas toleran contravenciones a los derechos de las personas, (incluida la tortura). Es por eso que en este caso creo que no se deba juzgar con demasiada rigurosidad a las autoridades e inclusive a los voceros voluntarios de Facebook.
Lo que se tiene sin embargo que tomar en cuenta, es que esta es una lección más para recordar que toda persona es inocente a menos que se demuestre su culpabilidad. Ese es un detalle que vale para todos, empezando por el detestable Evo, y terminando en el personaje arrabalero que menos confianza inspire, o que se parezca a quien robó a una bebé.
Somos una sociedad que anda aprendiendo, lo sucedido con la señora, debe servir para en el futuro ser más cautos, pero una condena tajante a la actitud de las autoridades puede llevar a que ciertos esfuerzos no sean hechos. No es un tema fácil, porque como siempre la trampa está en identificar la línea que separa de lo aceptable, de lo que no lo es cuando se vulneran derechos de los ciudadanos para salvar, ojo, a uno de nosotros.
Obviamente la búsqueda de la bebe desaparecida debe intensificarse, duele además que semejante acción, tan atroz, robarle la hija a una madre,haya estado camuflada con un acto de “sororidad”, como dicen las feministas, o de empatía como llamarían los humanistas.
Esperemos que la angustia de la joven madre termine lo antes posible.
Agustín Echalar es operador de turismo