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Opinión

Bolivia, terreno fértil para antivacunas

24 de Enero, 2022
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AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ

¿Qué lleva a algunas personas a rechazar la vacunación? La respuesta en la mayoría de los casos tiene que ver con deficiencias en la educación de esas personas, ya sea una formación extremadamente pobre, o una que no valoró los elementos de la lógica. Por supuesto que están también quienes  pescan en rio revuelto, vendiendo alguna poción mágica, o dándose un protagonismo a partir de un rechazo a la obligatoriedad de la vacunas. El caso del activista vociferante que resultó estar vacunado, es solo menos penoso que el de la mujer mediática que se hizo vacunar yendo contra su propio discurso.

El que nuestro país tenga un porcentaje tan alto de personas  que rechazan la vacuna, tiene que ver con nuestras debilidades estructurales, reitero, en primera instancia, las deficiencias de la educación. El que el gobierno del MAS tenga en su seno a tantas personas que rechazan la vacuna, se debe exactamente a lo mismo. La tragedia es que sus cuadros dirigenciales, y no solo los de los movimientos sociales, sino personas del calibre de un Vicepresidente del Estado, y un Presidente del Senado, adolecen también de las deficiencias arriba mencionadas.

Combatir la pandemia con esas debilidades es algo que será tremendamente difícil, una demostración de ello es el fracaso del gobierno ante su intento de implementar una suerte de carnet de vacunación que sería obligatorio portar para participar de buena parte de los quehaceres de los ciudadanos.

El problema es que posiblemente el país, o mejor dicho los ciudadanos bolivianos, tendrán mayores dificultades debido a este mal manejo de la pandemia. Las fronteras con tres de nuestros cuatro vecinos siguen cerradas, y los pasajes aéreos han encarecido de tal manera, que hoy por hoy, el salir del país, es algo que solo se pueden permitir quienes tienen mucho dinero.  Estamos más aislados que nunca.

Ni que hablar del turismo receptivo, que simplemente está en un larguísimo cuarto intermedio. La posibilidad de que Bolivia vaya apareciendo cada vez más en listas que no recomiendan visitarla, es muy grande, porque de hecho estaremos entre los países con menos personas vacunadas.

Ahora bien, ¿cómo convencer a las personas no vacunadas a hacerlo?  En estos momentos, las personas vacunadas, están protegidas, y el único momento donde un no vacunado significa un incordio, es cuando este está con necesidad de usar una UTI, que debería estar a disposición de pacientes  que hicieron todo lo posible por no contraer la enfermedad, y por pacientes que requieren ese servicio debido a sus propias patologías.  Y sin embargo, por razones éticas, es inaceptable siquiera sugerir que las personas sean atendidas de acuerdo a su historial, o peor aún, tomando en cuenta sus decisiones o modo de vida.

Se requiere obviamente promocionar la vacunación, se debe tratar de convencer a los incrédulos, invertir en programas de televisión, en las radios, en las redes, usar el dinero del estado no para enaltecer la figura del presidente de turno, sino para socializar la importancia de la vacuna.

Sabemos que hay personas que serán impermeables a este tipo de información, pero es posible que algunos indecisos, si opten por cuidar sus vidas.

Algo que sería  muy importante sería publicar diariamente  y de manera altisonante, cuantas de las personas en UTI y cuantos de los difuntos por covid son no vacunados. Un medidor de defunciones e internaciones  de personas no vacunadas posiblemente ayudaría a cambiar la perspectiva de las cosas a algunos.

Y así, poco a poco, tal vez podamos revertir nuestro sino. 

Agustín Echalar es operador de turismo 

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