Ir al contenido principal
 

Opinión

Banderas, telas que flotan en el aire

4 de Octubre, 2021
Compartir en:
AGUSTÍN ECHALAR ASCARRUNZ

Pelearse entre connacionales por una bandera, es sin lugar a dudas algo ridículo, y hasta da flojera escribir sobre ello,  (peor me imagino leer),  pero estamos metidos en una maraña que debe ser desenredada para bien de todos nosotros.

Empecemos, las banderas ya no son lo que solían ser, ya no tienen el peso del pasado, son símbolos simpáticos, y precisamente casi por atavismo, las gentes se sienten identificadas con ellas, no tiene nada que ver si son bellas, elaboradas, si tienen detrás una historia genuina, o si son el invento de un buen señor, o de un grupo de otros buenos señores, su legitimidad nada tiene que ver ni con su origen, ni con su antigüedad. El nacionalismo y el patriotismo, que tienen muy buena prensa, pueden también ser refugios de canallas, también lo puede ser el regionalismo, y esa mezcla de nacionalismo, regionalismo y racismo, que son ciertas reivindicaciones étnicas.  Por eso es que hay que estar alertas y sospechar de todo lo que exagera  o sacraliza cualquier símbolo, incluidas cruz y biblia cristianas. 

El impase que tenemos, no tiene que ver con las banderas, y aunque no parezca asi a primera vista, tampoco tiene que ver con oriente y occidente, ni con lo indígena y lo no indígena,

Tenemos un conflicto muy serio en cuanto a visiones de lo que debe ser el país, o a cómo este debe ser administrado. Y no se crea que aquí juega un rol ni la etnicidad, ni el sentimiento de una mayor justicia social para todos. Estamos ante una burda lucha de poder entre masistas y quienes  no se quieren someter a ese partido. La aseveración del señor Morales de que no puede haber reconciliación si es que los opositores no se someten al ideario masista, es una clara muestra del rechazo del partido de gobierno a una convivencia democrática.

La pelea de las banderas, ilustra en realidad la pelea  entre esas dos tendencias políticas, lo triste es que quienes defienden  la wiphala no se dan cuenta que ésta, en esta lucha, poco tiene que ver con los valores ancestrales y telúricos, sino con una brutal lucha de poder, no de los pueblos originarios, contra sus opresores, sino de un grupo de autócratas, que no quieren por nada del mundo arriesgar a perder el gobierno como sucedió en 2019.

Bolivia es un país pacífico, ha sabido ir sorteando sus contradicciones de una manera civilizada, el primer presidente indígena que ha tenido el país, ha salido de las urnas. En Bolivia el racismo existe, y pese a haberse exacerbado en los últimos tiempos, en una visión global y de largo plazo, ha disminuido y ha sido controlado sustancialmente.

La Wiphala  es un símbolo que ha sido cooptado por el MAS, pero es importante, más allá de ese detalle,  para un alto  porcentaje de los bolivianos.  Lo que la oposición debería hacer, en vez de distanciarse de la  misma, sería acercarse, apropiarse de ella. No es un símbolo feo, es más bien muy estético, tiene un componente a partir de los colores del arcoíris, que emociona a moros y cristianos, y como bien lo sabemos, también a quienes creen en la libertad sexual.  La wiphala no necesita ser la bandera de hordas gritando guerra civil, puede  ser un símbolo de inclusión, tanto desde el punto de vista plurinacional, como desde un punto de vista más moderno, en términos de género y opción sexual por ejemplo.

Y lo más importante es que por nada del mundo, las banderas deben llevar a ninguna pelea, mucho menos una confrontación, simplemente no deben ser tomadas muy en serio, al final del día son solo pedazos de tela que flotan en el aire.

Agustín Echalar es operador de turismo  

Etiquetas