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Opinión

Apolobamba, ojos de agua y desesperanza

20 de Mayo, 2021
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EVELYN CALLAPINO GUARACHI

El poder de la fotografía es majestuosa cuando ésta te brinda la oportunidad de transportarte a una realidad oculta y lejana para muchos. La exposición fotográfica Los últimos pastores de Apolobamba, de Michael Hanson, apoyado por la Fundación Konrad Adenauer – Bolivia, nos lleva a conocer la vida de los habitantes de las comunidades de la región de Apolobamba (departamento de La Paz), así como los efectos de la variabilidad climática.

La cordillera de Apolobamba es parte del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado, ubicada en la frontera entre Bolivia y Perú. Las imágenes de la exposición nos muestran su gran importancia natural con un paisaje enmarcado por nevados, picos glaciares, ojos de agua y praderas altoandinas. Esta región, además, cuenta con una riqueza cultural donde se desarrollan la cultura ancestral Kallawaya, pastores de altura, agricultores andinos, productores de textiles y los médicos herbolarios.

Cada fotografía de la exposición te invita a conocer diferentes realidades sociales. Los ojos de la señora Ilmira Caspi, quien extraña a sus cinco hijos que se fueron en búsqueda de mejores condiciones, reflejan desesperanza. Esa mirada simboliza a las familias migrantes que viven en El Alto, una población que constituye el 80% de  esa ciudad. 

Raymundo Mamani con su hermana Clementina cortan vellón (lana) periódicamente para venderlo en la frontera con Perú. La familia depende únicamente de este comercio como ingreso familiar. Raymundo representa a los pocos pastores que quedan en la región de Apolobamba; él se considera como el último pastor de alpacas de su familia. Las condiciones de trabajo de Raymundo son muy duras, él camina tres o cuatro horas diariamente buscando ojos de agua (estanques o manantiales) y lugares para el pastoreo.

La fotografía de Raymundo, sentado en un pilar de piedras mientras observa cómo sus alpacas se alimentan, ilustra los efectos del cambio climático en la Bolivia rural actual. Para llegar a ese lugar Raymundo ha hecho una larga caminata de varios kilómetros dado que los ojos de agua son cada vez más escasos. En el pasado, los pastores encontraban con mucha facilidad ojos de agua, pero en estos tiempos las condiciones han cambiado hoy y la escasez de agua es alarmante.

Una serie de fotografías de Hanson muestra la sequedad del territorio, la falta de pasto y la casi progresiva degradación de la naturaleza. Pareciera que en el futuro no habrá agua ni pastos.

El proceso migratorio campo-ciudad no es nuevo en la realidad boliviana, pero si es un aspecto poco visibilizado. Hay muchos factores que producen este desplazamiento. Entre ellos, se debe tomar en cuenta la variabilidad climática. 

Los efectos del cambio climático son preocupantes y su impacto hace aún más difícil la vida en las comunidades rurales. Es por ello que los hijos de Ilmira, como el del propio Raymundo, dejaron Apolobamba. Así lo hicieron muchas familias, provocando el silencio de pueblos fantasma. Mientras, en la gente mayor, hay desesperanza subsumida y el peligro de ser los últimos de la región.

Estas imágenes llevan a reflexionar sobre una realidad inminente. Provocan que, al menos a través de fotografías, viajemos a un espacio que está siendo duramente afectado por el cambio climático y que además es el reflejo de muchas zonas andinas. 

Esa exposición se lleva a cabo en el Restaurante Manq’a y termina este 30 de mayo.

Evelyn Callapino Guarachi es politóloga, docente universitaria y fundadora de Mujer de Plata

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