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Opinión

Agua de su chocolate para el que fugó

9 de Diciembre, 2024
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Aquel que fugó en 2019 tras llevar al país al borde del fratricidio afronta hoy su desplazamiento político impulsado por quienes fueron sus funcionarios y fans, que, como afirma una antigua sentencia, están dándole de beber agua de su propio chocolate,.

Una leyenda mexicana narra que a inicios del siglo XVII un obispo prohibió que se bebiera chocolate durante la celebración de las misas porque era un distractivo para los fieles; poco después el hombre apareció muerto, envenenado con una cucharada de chocolate. Se dice, en otro conocido refrán, que le pagaron con la misma moneda. Y algo así le viene sucediendo al personaje en cuestión.

La serie de acciones que este desarrolló a lo largo de sus tres períodos consecutivos de gobierno para neutralizar a sus adversarios –desde la ofensa hasta la eliminación física (caso Hotel “Las Américas”)– dan lugar a un extenso “recetario” que haría palidecer al propio Nicolás Maquiavelo. Son esas herramientas las que ahora están siendo utilizadas contra su promotor inicial; véase esta rápida e incompleta enumeración de tales recursos:

  1. Descalificación o insulto. Se apela a adjetivos e improperios de diverso tipo para desmerecer o denigrar al contrario.
  2. Propaganda y contrapropaganda. Se habla muy bien de la gestión gubernamental presente y se le echa la culpa de todos los males a las anteriores, además de que se responde con acusaciones y adjetivos peyorativos a cualquier declaración o refutación que provenga de los oficialistas previos.
  3. Uso político de asuntos personales. Se exhibe situaciones privadas del adversario para capitalizarlas (¡qué palabra blasfema!, dirán ciertos presuntos socialistas) políticamente.
  4. Rastreo de “prontuario” personal. Se investiga la parte oscura de la vida del contrario, así sea hasta su quinta generación, y se la expone públicamente.
  5. Doble discurso. Se asevera una cosa, como por ejemplo cuando se convoca a la “unidad interna”, y se opera en sentido contrario.
  6. Paralelismo de organizaciones. Si hay alguna organización que no se somete a las directrices oficiales, se crea y alienta (financia) otra paralela, como sucede con las del llamado “Pacto de Unidad”.
  7. Cooptación. Se “compra” lealtades de dirigencias políticas y sindicales, con cargos públicos, pagos, viajes u otras dádivas.
  8. Estímulo de la traición. Se integra a los excolaboradores o adherentes del adversario en el nuevo esquema oficialista a cambio de oportunidades que les resultan altamente convenientes (como curules parlamentarios, embajadas, asesorías, etc.).
  9. Prohibición de la disidencia. Se rechaza, expulsa o anula a los “librepensantes”, sindicados de “derechistas”, “traidores a la patria”, “agentes del imperialismo” o cualquier otra encarnación demoníaca similar.
  10. Instrumentalización de instituciones. Se subordina, desde el gobierno central, a todos los órganos estatales para que obedezcan a una única voz de mando sin que importe mucho lo que reza la Constitución sobre la independencia de los poderes.
  11. Manipulación de las normas. Se procede a la “adecuación” o a la reinterpretación oportunista de las leyes, aparte de que se elabora otras que hagan falta a la medida de los intereses o necesidades correspondientes.
  12. Desatención y desdén. El gobierno hace oídos sordos y pone la “vista gorda” ante demandas y protestas; simplemente las ignora.
  13. Judicialización. Se lleva a la vía de los tribunales a personas, organizaciones y temas que representan problemas políticos para el oficialismo.
  14. Represión. Se acude a diversas formas y variados grados de violencia para enfrentar o reducir al adversario mediante “grupos de choque”, colectivos “autoconvocados”, tribunals o fuerzas regulares y se puede efectuar aprehensiones selectivas y “ejemplarizadoras”.
  15. Persecución. Se acosa y persigue al contrario para lograr que el sentimiento de amenaza constante en que se desenvuelve le impida actuar.
  16. “Expropiación” de discurso. Se toma las palabras del adversario para desvirtuarlas, darles otro significado o, a veces, para apropiarse de la legitimidad que pudieran tener.

Este menú abreviado de medidas que fueron ampliamente aplicadas en el lapso 2006-2019 forma la base de lo que, a la fecha, el grupo en el gobierno hace en contra del anterior y de su dizque “líder de los humildes”, quien recibe cucharadas de su mismo chocolate. Una muestra de ello son las denuncias por corrupción, narcotráfico, terrorismo y pederastia que le han presentado desde el oficialismo. 

Parecería que al gobernante actual le contaron lo que Maquiavelo recomendaba: “el príncipe que quiera triunfar ha de saber ser malo, y usar de este conocimiento si lo necesita para defender sus intereses”, porque hay “vicios y bellaquerías, que puestos en práctica” pueden proporcionarle “felicidad y provecho”.

Y también da la impresión de que al otro personaje nadie le recordó este otro viejo adagio: “No sabe el diablo para quién trabaja”.

El autor es especialista en comunicación y análisis político