La planta de San Buenaventura se construyó con capital chino. Foto: ABI
Isabel Gracia
La Paz, 22 de diciembre (ANF).- El gigante asiático ha llegado para quedarse. Desde el primer gobierno de Evo Morales China ha concedido más de $ 8 mil millones en créditos bancarios para la construcción de diferentes proyectos en todo el país.
Actualmente es el primer acreedor bilateral de Bolivia habiendo desplazado a Venezuela, que lo era hasta hace dos gestiones. Las inversiones económicas comprenden no solo créditos sino también donaciones, venta de equipos y armamento, entre otros.
Alrededor de 100 empresas chinas se han asentado en nuestro país y ejecutan las principales obras de infraestructura. Destacan el ingenio azucarero de San Buenaventura, inaugurado recientemente, la planta de litio de Uyuni o la ferrovía Bulo Bulo-Montero.
El Estado ha rescindido contratos con algunas de ellas por incumplimiento de responsabilidades e incluso el presidente Morales ha expresado su descontento con la inoperatividad de varias firmas.
Sin embargo, el crédito millonario chino establece como condición que sus empresas sean las ejecutoras, lo que causa un menoscabo al tejido empresarial boliviano que resulta arrinconado, según varios analistas.
El último crédito concedido a Bolivia –tras un viaje del vicepresidente García Linera al país asiático en octubre– asciende a casi 7.400 millones de dólares. Este préstamo incrementará la deuda externa boliviana de 17 a 35% del Producto Interno Bruto, aunque García aseguró que la misma es “manejable, racional y sana”.
Con la suma millonaria se construirán y pavimentarán carreteras de la red troncal del país que integrarán la amazonía, los valles y el altiplano, según expresaron las autoridades del gobierno. Todas las obras serán ejecutadas por empresas chinas.
Empresas observadas
A inicios de año, el gobierno rescindió el contrato con la empresa China Railway –la responsable de construir el segundo tramo de vía férrea que comprende Río Yapacaní-Bulo Bulo– porque desde 2013 solo avanzó el 1%. Actualmente la empresa boliviana Convisa está encargada de la construcción del tramo, que avanza a tropezones.
La estatal china CAMC se adjudicó cuatro grandes proyectos por un monto de $us 483,6 millones. Dos de ellos –la hidroeléctrica Misicuni (54 millones de dólares) y el tramo I de la ferrovía Bulo Bulo-Montero (83,6 millones de dólares)– fueron observados por retrasos e incumplimiento. El ministerio de Obras Públicas envió la intención de rescisión de contrato de la ferrovía, pero finalmente decidió continuar con la empresa.
A pesar de que muchas empresas no cumplen con la legislación laboral boliviana continúan adjudicándose importantes proyectos
Denuncias por vulneración de derechos
Trabajadores bolivianos de diferentes proyectos chinos denunciaron vulneración de derechos laborales, explotación e incluso maltrato psicológico y físico por parte de sus superiores.
Este año fueron sonadas las huelgas de los obreros que pavimentan la carretera Trinidad-San Ignacio de Moxos contratados por CWE, o el bloqueo que realizaron los contratados por firma china Sinohydro para la construcción de la doble vía entre Cochabamba y Santa Cruz.
Empleados de CAMC en Bulo Bulo paralizaron la obra en varias ocasiones y convocaron huelgas por el impago de salarios y despidos improcedentes. Asimismo denunciaron el maltrato psicológico y físico por parte de los gerentes chinos. La empresa negó las acusaciones.
En el ingenio de San Buenaventura al norte de La Paz, también construido por CAMC, los trabajadores revelaron que cumplían jornadas de 24 horas pactando las condiciones con sus superiores chinos pese a que la legislación internacional y nacional lo prohíbe taxativamente.
“Los préstamos vienen condicionados”
Javier Arze, gerente de la Cámara de Construcción de Santa Cruz
“Al principio pensábamos que los proyectos que ejecutan los chinos eran extraordinarios porque no había una experiencia en el país y que esa transferencia de tecnología y de conocimientos nos iba a hacer muy bien al empresariado boliviano.
Sin embargo, hay empresas como Sinohydro que es petrolera y está haciendo carreteras. Las empresas bolivianas tienen la capacidad y la tecnología para construirlas pero los préstamos vienen condicionados y no tenemos posibilidad de competir.
Muchas empresas ya no trabajan con el Estado y se han ido al sector privado. Se está debilitando a este sector. Y la plata que debería circular en Bolivia se va a China, no se queda aquí”.