María José Ferrel
La Paz, 21 de abril (ANF).-
Los nexos entre el teatro y la mujer en Bolivia pueden tener muchas
aristas, desde las cuotas de participación, pasando por el debate sobre
las sensibilidades masculinas y femeninas a la hora de hacer arte, la
maternidad y hasta el prejuicio de género a la hora de tomar roles
dentro de la escena . ANF entrevistó con 10 actrices, dramaturgas y
directoras (además de Diego Aramburo) que se encuentran participando en
el Festival Internacional de Teatro en Santa Cruz 2015 para que señalen
algunos puntos importantes con respecto a este tema.
Claudia Eid, Denisse Arancibia, Wara
Cajias, Camila Urioste, Mary Carmen Monje, Glenda Rodriguez, Piti
Campos, Lia ‘Tik’ Michel, Teresa dal Pero y Patricia García fueron
consultadas sobre el rol de la mujer en el teatro nacional. Ellas desde
sus subjetividades coinciden en que se ve mucho más mujeres en el rol de
actriz que en el papel de dramaturgia y dirección porque en la realidad
boliviana aún conviven preceptos patriarcales y machistas.
“Se subestima a las mujeres que se
ponen a escribir o dirigir y creo que las mismas mujeres no quieren
asumir esos roles, entonces en cantidades y calidades de dramaturgos y
directores, estamos disparejos”, indicó Claudia Michel, dramaturga
destacada que acaba de presentar su obra "Princesas".
Así, Teresa dal Pero, actriz y
cantante, secunda esta posición y señala que la presencia femenina en la
escena nacional ha sido siempre consistente e importante, sobre todo a
nivel de intérpretes y producción, sin embargo cada vez hay más mujeres
en otros ámbitos como en la dirección y la dramaturgia. “No pienso que
estos últimos sean roles más importantes, sobre todo en el teatro
contemporáneo, pero se los asocia con cierto poder”, planteó Dal Pero
que el año pasado ha descollado con su actuación en la obra de radio teatro "Drácula".
El devenir histórico de la mujer como construcción social
Otra de las variables es que en
Bolivia todavía se le sigue negando la educación igualitaria a la mujer,
y las artes no son la excepción, así recalcó Aramburo, “hay menos
mujeres profesionales aún hoy, la mujer ocupa menos cargos de liderazgo
en todas las áreas de desempeño profesional y no es igualitariamente
pagada”. Para el director cochabambino aunque en Bolivia haya menos
directoras y dramaturgas, “hay que decir que cualitativamente, su
excelencia es superior si hacemos una simple comparación porcentual”.
De cada seis creadoras en el país,
al menos dos tienen nivel para tener presencia internacional. En cambio
de cuarenta hombres que están creando, sólo seis tienen alguna presencia
fuera del país. Esos son los datos que maneja Aramburo.
Para Piti Campos, actriz de teatro y
protagonista de Juana Azurduy (próxima película de Jorge Sanjinés),
pese a que hay más mujeres en la escena todavía se está viviendo en un
estado "pluri/multi/patriarcal", “donde es difícil deshacernos de
ciertas vivencias y/o pensamientos que el género masculino o femenino
han depositado en nosotros/as”.
Denisse Arancibia, cineasta y autora
chuquisaqueña, ve que las razones históricas son inevitables a la hora
de plantear algunos roles que siempre han sido vistos como masculinos: “Eso necesariamente plantea novedad en estilos y contenidos, la
necesidad de una temática algo más ‘femenina’, si vale el término; no sé
que terminó usar, tampoco me funciona "mirada de mujer" mucho menos el
término "feminista"; pero creo que se entiende el movimiento obvio y
natural en el hecho de que las mujeres tenemos la necesidad de igualar
el tiempo perdido al empezar a ocupar espacios que antes no eran
utilizados por nosotras; eso afecta los resultados y por algunos años
seguirá afectando; creo que es un fenómeno necesario y algo inevitable,
encaminándonos hacia un futuro donde ser mujer u hombre no importe, y
solamente interese el resultado entregado al público, dejando en sus
manos las conclusiones y críticas”.
Para Patricia García el contexto
machista es fundamental como una variable en lo que es la creación:
“Desde el momento que uno toma la decisión de dedicarse al arte y debe
enfrentar las convenciones familiares de lo que como mujer se espera de
tí, hasta la que debe trabajar la parte técnica de una obra siendo
directora o ir a encargar una estructura a un maestro carpintero. Siendo
mujer uno se enfrenta a que preconciban una no sabe de esas cosas. Y a
nivel más grande por ejemplo, a que como actrices no tengamos un sistema
que nos ayude con la maternidad, etc”. La actriz tuvo excelentes
críticas el pasado año por su participación en los 12 monólogos con la
obra "Batman".
Mary Carmen Monje, actriz,
dramaturga y directora del grupo El Baúl desde Santa Cruz dice que desde
el aspecto técnico del teatro muchas veces “no te hacen caso” si es una
mujer la que está a cargo. “Pero creo que es algo común en esta y otras
profesiones en Bolivia, todavía falta un cambio de chip a nivel social.
En todo caso veo que está creciendo, cada vez hay más mujeres
directoras, dramaturgas y productoras. Sus miradas crean propuestas
diferentes”.
Prejuicios de género y roles a jugar
Para Claudia Eid, ser actriz o
productora es un rol mucho más común para las mujeres y veo que es
difícil encontrarlas en dirección, dramaturgia, escenografía o técnicos
de luces, “creo que aún hay esto de roles establecidos y en algún punto
me molesta, porque no falta capacidad, pero quizás falta
convencimiento”.
Para Wara Cajias, ganadora del
último premio Abaroa en Artes Escénicas, en la mayoría de las obras
priman los papeles masculinos y los que son femeninos, no son los
protagonistas, por cuanto habría más ofertas de trabajo para actores
varones. “Lo que sí puedo asegurar es que en Bolivia, seguramente por la
educación machista, tanto hombres como mujeres desvaloran el trabajo de
mujeres directoras y dramaturgas. A nosotras nos cuesta más ganar
confianza y adquirir fondos”.
Cajias ha realizado un estudio sobre
la situación de las mujeres en teatro de Bolivia donde se destaca que
son más las mujeres que dejan la carrera en las artes a partir de los
treinta años, que los hombres: “Esto se debe tanto a la falta de
oportunidades como a la economía cultural del país, donde puede llegar a
costar más el salir a trabajar y contratar a una niñera, que quedarse
en casa”.
Dal Pero, por su parte indicó que
aprecia las artistas mujeres que no se prestan a reproducir actitudes
machistas, tanto en actuación como en otros ámbitos, se trate de
comedias u otros géneros. “Eso me enfurece tanto de los hombres como de
las mujeres, divulgar y sostener ideas baratas de la mujer, del hombre,
de las relaciones entre géneros, tampoco comparto las propuestas que
solo hablan desde y por la mujer”.
Según varias de las teatristas
consultadas, a las mujeres se les confía más la realización de trabajos
de producción, pero aquí “ser productora generalmente se trata de ser la
chacha de un director, la que trae y consigue todo, pero no decide
nada. Cuesta mucho trabajo y empeño superar la inferioridad con la que
se trata a las mujeres y trabajar como dramaturga o directora, pero se
puede y considero que más allá de la educación de los demás, debemos
superar nosotras mismas nuestra educación machista y aprender a
valorarnos y darnos un lugar; depende de nosotras”, declara Cajias.
Diferentes sensibilidades
“Para mi existe una diferencia de
lugares visitados, de experiencias y de formas de expresión. Si, esto
también varía de persona a persona pero veo en colegas mujeres una
urgencia y ansia de manifestarse que aparece de manera totalmente
distinta en colegas hombres, quizás por la coyuntura, porque es ahora”,
señaló Lia Tik Michel.
La destacada actriz cochabambina
dijo que hay buenas propuestas hechas por mujeres pero pocas. “Creo que
tenemos que dejar de ser políticamente correctas tratando de generar
sólo reflexión sino más bien sacudir al espectador a bofetadas, como
mujeres tenemos mucho que decir a gritos. Creo que nos falta perder la
cordialidad”.
Arancibia indica que aunque le gusta
defender la idea de que no hay diferencia en el trabajo en función del
género, cree que es una respuesta más en defensa de su forma de pensar
al respecto, que una realidad. “Quiero creer que mi trabajo, o el
trabajo artístico de cualquiera no pasa por el género; pero es
inevitable que mi "yo, mujer boliviana" afecte en los resultados al
igual que afectaría si yo fuera hombre. Alguna diferencia de contenido y
forma debe haber, lo importante es que sean todos legítimos, ahí creo
que podemos llegar a que el género de las y los artistas no interesen.
El momento en el que yo espectadora me deje afectar por el contenido y
la propuesta sin que me interese si fue realizado y concebido por un
hombre o una mujer, ahí el posible "género" del producto artístico
dejará de importar. Hay que evitar etiquetar la obra por el género de su
autor”.
Aramburo que ha realizado varias
obras que tienen a la mujer como punto de partida, señaló que defiende
la idea que la diferencia de género ojalá produzca matices distintos en
las creaciones – “así como cada artista en general, ojalá tenga una
visión única para proponer y no sólo formalizaciones estéticas”.
Para el dramaturgo cochabambino,
Bolivia es un país femenino y en ese contexto – el es un creador
boliviano que piensa y produce desde estas culturas- . “Vivimos un país y
una sociedad machista, pero femenina. De hecho, el machismo es
sostenido por esta especie de matriarcado machista que se vive en
nuestras distintas culturas. Veo que la mayor parte de las historias de
Bolivia tienen una mujer alfa detrás de los hechos. Y son las propias
mujeres que permiten protagonismo a los hombres, se lo ceden. Claro que
hay "machos alfa" también, pero son menos que las matriarcas que desde
la sombra hacen y deshacen -para bien y para mal, lógicamente”, desde
ese punto Aramburo dice que su creación muestra esto de diversas formas.
“Sea desenmascarando el machismo del hombre, el de la mujer, el de la
sociedad entera, o sea dando protagonismo a acciones y personalidades
femeninas”.
Para Dal Pero las energías
masculinas y femeninas si bien son diferentes, son complementarias,
inclusive en un contexto antagónico. “Estoy hablando de energías, por lo
tanto no creo que las mujeres encarnan solo la energía femenina, así
como los hombres solo la masculina. No obstante siento que muchas veces
el aporte femenino en el arte, puede, dependiendo de muchos factores,
representar una mirada transversal”.
“Creo que cada uno crea, escribe,
dirige, actúa, desde su lugar y aporta su punto de vista”, afirma Eid
sobre “las diferencias” al momento de asumir la labor de creación
escénica.
Teatro y maternidad
“Por suerte tengo un equipo de
ayuda que hace no haya tenido que renunciar más que a la vida social,
por así decirlo”, indica García consultada sobre tiempos cuando empezó
su gestación.
“La actuación y la educación para mí
son más que trabajo, es mi aporte a esta vida, por esto ni se me pasó
por la cabeza hacer un stop. Y siendo madre hoy veo todavía más
importante mi labo”, señaló García que comenta que cuando la panza más
evidente, “fue gracioso tener que hacer ese personaje embarazado”.
Batman, de Aramburo se estrenó luego de que García dio a luz, “lo ensayé
con panza y en un inicio que el plan era toque yo misma la guitarra,
igual muy cómico con tremenda panza tocar guitarra eléctrica”.
García actuó en diferentes obras
mientras estaba embarazada, entre ellas ‘Matame porfavor’ y ‘Di cosas
cosas bien’, solo tuvo que ser remplazada en un festival que coincidía
con su parto. “Hoy si tuviese un hijo más creo que pararía todo unos
seis meses para disfrutar más a fondo mi maternidad y que el cuerpo
recupere sin tanta presión pues el reto fue demasiado exigente con migo
misma”
Glenda Rodriguez también siguió con
su rutina normal durante su embarazo, “Emiliano cumplió un año el 7 de
abril. Desde que tenía tres meses empezamos a trabajar”, señala la
actriz que también es directora.
"La Navidad Perdida" fue el primer
proyecto donde trabajó. Luego, cuando Emiliano ya nació comenzó el
proyecto "Juguetreando" con la obra de Teatro "Sueño de Verano", una
adaptación de William Shakespeare para niños de 6 a 12 años.
“Su presencia luminosa me inspira y
me encanta trabajar cerca de la vibración de los peques, aprendo mucho
de su mirada al mundo, su ritmo, me siento guiada por ellos y a la vez
acercándome a Emiliano a su nueva perspectiva, Emiliano juega”, indicó
Rodríguez sobre su incursión en teatro para niños.
Como directora y creadora Rodríguez
ha trabajado en "Sueño de Verano" y "Juguetreando", como asistente de
dirección en el proyecto de Rodrigo Bellot llamado "Tu Me Manques".
Urioste, última ganadora del premio
Abaroa en dramaturgia también es madre de dos niños. “Mi experiencia es
similar a la de cualquier madre que trabaja: es necesario organizar los
horarios, trabajar mucho en casa y contar con un sistema de apoyo
conformado por el padre de los niños, sus abuelas, etc. Sin este apoyo
es muy difícil que una mujer que es madre pueda trabajar”, señala. Para
Urioste es curioso que mucha gente se sorprenda cuando se entera que
tiene hijos, “como si tener hijos fuera casi sinónimo de una pérdida de
libertad o imposibilidad de realización personal, lo cual por suerte no
ha sido mi caso”.
“Tengo dos guaguas y ellos son los
que me han devuelto la posibilidad de hacer teatro”, indica Piti Campos,
quien cuenta que si bien dificulta por los viajes el hecho de tener un
compañero de vida que comparte responsabilidades, es también parte de la
estabilidad de la que goza.” Aunque todo sería mejor si se ganara más
plata, claro está. Entre todo es un trabajo que me permite la reflexión
y la vivencia sensorial que me abre a otras posibilidades artísticas,
eso me hace bien como persona y como mamá definitivamente si”.