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Cultura y farándula

Ayala: "He dejado mi obra como testimonio de mi paso por Bolivia"

El cronista boliviano-español se despide de Bolivia tras casi 17 años de permanencia. En este país desarrolló gran parte de su vida profesional y personal, temas de los que habla en la entrevista que le otorgó a ANF.
22 de Enero, 2018
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El cronista boliviano-español, Álex Ayala.  Foto: ANF
El cronista boliviano-español, Álex Ayala. Foto: ANF
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La Paz, 22 de enero (ANF).- El “Álex” Ayala se despidió de Bolivia. Y es que uno de los mejores exponentes de la crónica periodística cerró un ciclo y tras permanecer casi 17 años en el país decidió cambiar de rumbo y retornar a su natal España. 

En la maleta del periodista boliviano-español lleva muchas cosas que le recordarán a su segunda patria, donde decidió iniciar una familia propia y sembrar muchas amistades que florecieron con el tiempo y que no dejará marchitar porque Ayala solo dijo un  “hasta luego”.

ANF le hizo una entrevista antes de su partida y así reflejamos esa amena charla con el cronista que “no extrañará el chuño (papa deshidratada) ”, pero si todo lo que deja en Bolivia.

Su estadía en Bolivia…
ANF: ¿Qué es lo que más resaltas de tus casi 17 años de estancia en Bolivia?
Álex Ayala (A.A.): Es difícil resaltar algo en específico, pero hay que destacar que yo he echado raíces aquí. Mi esposa es paceña y mis hijos son bolivianos. Esa es la semilla que he dejado aquí, es algo que yo he dejado aquí y que me han dejado a mí. También he dejado mi obra como testimonio de mi paso por Bolivia. Yo tengo familia aquí y voy a continuar viniendo. Entonces esto no es un adiós, es un hasta luego.

ANF: ¿Existirá quizá algo que no quisiéramos recordar de todo este tiempo?
A.A.: Yo pienso que siempre hay que quedarse con los bueno que un país le ha dejado a uno. Como bien se dice: ‘las cosas malas es mejor no recordarlas,  dejarlas en un cajón y no revolver ese avispero. En cuestiones malas no tengo nada que comentar, si las hay son cosas que me las guardo para mí.

ANF: Tras tantos años ¿Qué cambio de aquel Álex que llegó a Bolivia sin conocerlo?
A.A.: Yo era un chango cuando llegue. Tenía 22 años y me hice mayor aquí, como persona y como profesional. Las armas del oficio las he aprendido en Bolivia. Las oportunidades de viajar por el país y escribir se han ido dando con el tiempo. Entonces, lo que me ha dado el país es la posibilidad de crecer como persona y eso es lo más destacable.

ANF: ¿De todos los departamentos que visitaste cuál fue el que te impactó más?
A.A.: He viajado por todos los departamentos, pero yo soy bien paceño y me quedo con el frío y las montañas que tienen un imán que atrae. De alguna manera eso forma parte de uno. Además de La Paz hay una región que he tenido la oportunidad de visitar varias veces y es el Chaco, es un lugar que me llama mucho la atención, es inhóspita y difícil, pese a eso hay gente que vive ahí e intenta salir adelante. Ahí hubo una guerra y hay malos recuerdos para el país, ha habido muerte y sangre, es un sitio especial para mí. Este capacho (muestra un bolso) es justamente de ahí, del Chaco y es algo que me acompaña siempre.

ANF: ¿Qué le pareció a un español como tú llegar a Bolivia en un periodo de convulsión social y en especial a La Paz que es una ciudad en la que cada día hay una marcha de protesta?
A.A.: España también es un país convulso. Yo vengo de una región que es el país Vasco donde hubo problemas políticos y de territorios que hacía que la sociedad en la que estaba también fuera convulsa, había manifestaciones, presos y muertos. Pero sí, al llegar aquí y ver la convulsión social fue algo que me llamó la atención porque cada país tiene sus características propias, algo con lo que uno aprende a convivir y entender.  Al final eso uno lo hace suyo y también forma parte de la cotidianidad.

ANF: ¿Cuál es el concepto del boliviano que has formado durante estos años?
A.A.: Es una pregunta muy amplia porque es un país con varios eco regiones y yo soy de los que piensan que el clima hace mucho a la personalidad. Es muy distinto alguien del altiplano que alguien de la tierra caliente.  El boliviano es muy sui generis. A mí el 85% de las experiencias de mi vida laboral las he tenido en Bolivia y su gente. Han sido buenas experiencias y acogidas, eso es lo que puedo decir, es difícil generalizar en un país que es muy diverso.

Su trabajo…
ANF: Resúmenos tu paso por los medios del país
A.A.: Yo llegue al diario La Razón con una beca de El País de España en 2001.  Estuve en ese periódico unos cinco años más o menos y ahí es donde yo tuve la oportunidad de viajar y echar esas raíces de las que hablaba antes. De ahí salté al semanario Pulso y fui creciendo como periodista. Finalmente, hace como ocho años estoy como “freelance” (periodista independiente). Ahora ese es mi aire, sin jefes. 

ANF: ¿Se podría decir que en Bolivia perfeccionaste sus dotes de cronista?
A.A.: Si y no. Yo vine chango al país y no tenía mucha idea de escribir y uno aprende a escribir mejor leyendo y escribiendo. Se puede decir que más que por estar en un medio o país en concreto, lo más importante es la formación personal. Pienso que esto tiene que ver más con el amor propio y con las ganas que tiene uno de contar historias que a lo mejor con los medios en donde uno ha trabajado. Podemos decir que perfeccioné el oficio en Bolivia, pero porque viví en este país. Sin embargo, si hubiera vivido en Colombia, Argentina o Guatemala, yo creo que ese camino también se hubiera hecho de todas maneras. 

Sus libros…
ANF: Hablando de tus libros ¿Cuál significó un mayor esfuerzo para realizarlo?
A.A.: Nunca es fácil en este oficio, es siempre difícil. Hacer una crónica o un texto es siempre un trabajo de meses y a veces de años. Esfuerzo han significado todos los libros. “Los mercaderes del Che” ha sido fruto de unos diez años de vivir aquí; “La vida de las cosas” ha sido fruto de un año visitando gente todas las semanas para interesarme por sus objetos más queridos, y “Rigor Mortis” ha sido un trabajo de dos años y un esfuerzo de darle una dirección a varias historias que tenían que ver con un mismo tema: la muerte. Al final, aunque uno sea el resumen del esfuerzo de 10 años o el de uno, siempre ha habido un trabajo y una obsesión.

ANF: ¿Y al que le guardas más cariño?
A.A.: No se puede decir que quieres más un hijo que a otro. Cada libro tuvo tiempo y les tengo el mismo cariño. Yo más bien me quedo con los personajes que forman parte de ellos porque al final si no hay gente que hable, comparta o cuente sobre su vida y cotidianidad no hubiera nada. Ellos al final son la materia prima y yo soy el vehículo. 

ANF: Antes de finalizar ¿Te consideras el mejor cronista del país?
A.A.: Es difícil hablar de eso. Yo soy uno de los que ha puesto empeño a la crónica y a escribir historias, pero hay más gente que lo hace. Roberto Navia, Pamela Ortiz, Enrique Ortega, Cecilia Lanza o Marcela Arauz, entre otros. Hoy en día creo que la crónica tiene mejor salud que hace varios años y hay que seguir poniéndole empeño.

/AGL/

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